Por Augusto Munaro
Por Augusto Munaro
La amistad ha sido desde siempre uno de los principales tópicos de la mejor literatura (Don Quijote, Sherlock Holmes y Vida de Samuel Johnson, por ejemplo). Pero la Generación Beat hizo de ella un verdadero culto. Por eso este libro por momentos se convierte en un estudio fascinante sobre la amistad entre Sam Shepard (1943-2017) y Johnny Dark (1940). Más de cuarenta años de intercambio de cartas donde dos amigos (uno famoso, el otro no), se confiesan mutuamente con enorme honestidad. Son cartas profundas, personalísimas; ricas en anécdotas: la influencia capital de los beatniks, el paisaje del Oeste donde se criaron, sus relaciones sentimentales como curiosos estados creativos y los gustos literarios compartidos por Melville, Bolaño, sin desdeñar su obsesión por las enseñanzas del filósofo esotérico Gurdjieff, y Chejov, por supuesto. Acaso las mejores páginas de este grueso tomo editado en una estupenda traducción por primera vez al español de María Inés Castagnino, sean las escritas en la última década, puesto que muestran a ambos buscadores, ya entrados en años, afrontando la vejez y la muerte de sus seres queridos. Y lo hacen como pueden. En ese aspecto, el nivel de honestidad que producen algunos pasajes, es conmovedor. Todo en primera persona, rápido, confesional, muy serio, todo al detalle. Contrapunto, contratiempo y velocidad.
Porque lo que realmente importa aquí es la expresión con que se transmiten las emociones y sensaciones. Estas cartas son una forma de hacer frente al lenguaje. La respiración descarnada, el modo de hilvanar palabra con palabra para alcanzar la cadencia específica, sin reparos ni pruritos literarios. Liberadora. Es un libro poderoso donde se entrecruzan en una prosa poética cruda: crónica, anotaciones de guiones, transcripción de diálogos grabados, recuerdos salpicados de nostalgia, notas personales, cartas mecanografiadas, etc. Una mezcla que en su conjunto conforma un estilo narrativo extático, con anhelo de independencia, claro, atravesado por las siempre presentes y elocuentes marcas de oralidad. ¿Literatura documental?, tal vez. Pero cada carta puede leerse como una luminosa pieza literaria minimalista. Por lo general no hay lugar para los adjetivos, adverbios y descripciones innecesarias. Prosa bop. La espontaneidad como eje. Shepard, actor, dramaturgo -fue autor de más de 40 piezas de teatro-, cuenta a Dark (el arquetipo del outsider), y viceversa, en ese estilo pendular entre beatnik y los minimalistas de los 80, sobre los pensamientos, sueños; pero también miedos, y tristezas compartidas. En el fondo, se trata de la crónica de dos solitarios en busca de la inspiración.
El copioso y variado material fotográfico que acompaña la cuidada edición, así como también las cartas facsimilares incorporadas, hacen de la lectura de este libro, un viaje inolvidable. La travesía de dos amigos que siguen el camino de Kerouac, para perderse en el Sueño Americano.