Ignacio Andrés Amarillo
Los rosarinos llegarán esta noche a repasar sus canciones más pedidas. De paso por Santa Fe, el cantante Pablo Pino adelantó primicias y reflexiones.
Ignacio Andrés Amarillo
Después de la presentación de la “Noche de clásicos” con un lleno total en Vorterix Rosario junto a la vuelta de Javier Robledo a la batería, Cielo Razzo llega hoy a Tribus Bar & Arte (Pedro Vittori 3523) para presentar esta propuesta con una lista de los temas más pedidos por sus fans.
En visita promocional, El Litoral dialogó con Pablo Pino (cantante de una formación que integran Diego Almirón y Fernando Aime, en guitarras y coros; Cristian Narváez, en bajo, y Javier Robledo, en batería) para evaluar presente y futuro de la banda.
<BF>—Hace poco hicieron un Vorterix Rosario, un reencuentro con su público.<XB>
—Si bien es una “Gira de clásicos”, es más que nada un reencuentro y vuelta de Javi. Nosotros hicimos una gira por el norte y saliendo de Rosario se accidentó con el colectivo, se bajó y esa gira la terminamos acá en Santa Fe. Primero lo reemplazó Fede “Gallo” Delfino, el hijo de Mónica Delfino, que le hizo prensa a los Redondos en su momento, y lo conocemos de chiquito, sabía que estábamos tocando muy bien, y tenía todos los discos por la madre. Después se bajó y se sumó Agustín Romanelli de Malman, que tocó en Buenos Aires y el anterior Vorterix de Rosario.
<BF>—Ya están los temas de “Tierra nueva” fusionados con el repertorio de ustedes.<XB>
—Sí, ya está. En entre los clásicos entran temas de “Tierra nueva”, que son los que más hemos tocado y difundido, pero están a la par de los otros.
Próximo disco
—Están por reestructurar la sala, un montón de cosas como para un disco a fin de año.
—Sí, apareció la posibilidad de transformar nuestra vieja sala de ensayo, una casa, en un estudio. Así que ahora justamente los pibes estaban wasapeando para que vayan a laburar y se estaban haciendo los boludos (risas). Está armada la estructura, hay que pintar y dejar que seque, antes de empezar a armar. Si tenemos suerte, en dos meses tenemos la sala; los temas ya los tenemos, porque antes de lo de Javi ya veníamos componiendo. Pero hay que juntarnos en el estudio para darles forma de banda.
—“La autogestión al palo”, más allá del vínculo con una compañía en otro tramo de la gestión. Hoy no podés dejar de ser un poco independiente.
—La compañía y los socios que uno pueda tener te ayudan para ciertas cosas: para la promoción y la difusión. Pero la creación y la logística del armado por suerte la seguimos haciendo nosotros y no dependemos de que organice alguien que está lejos en Buenos Aires. Y más en estos momentos: no se puede sacar la pata, hay que acelerar y pasar camiones como loco.
—El estudio propio te da otros tiempos...
—Otra cosa totalmente distinta. Por suerte, trabajamos con un muchacho que tenía un estudio (se quedó sin edificio y lo va a armar con nosotros). Quizás por primera vez vamos a tener el tiempo. Yo como cantante a lo mejor no necesito estar 20 días en un lugar para cantar diez canciones. Pero sí los guitarristas, los teclados, arreglos, cosas que por ahí lo ideal es tener tiempo para probar sonidos y demás.
—Está bueno llegar con canciones, no siempre se llega tan holgado.
—Normalmente llegamos con 15 ó 16 canciones medianamente armadas. Y esta vez ya desde el vamos, en los celulares y todas las plataformas de grabación hay un montón de canciones. Yo tengo muchas, Diego también, entre todos, Javi tiene un montón, Nano. Cuando esté el estudio, la idea es sentarse a ver qué tiene cada uno, y ahí aparecerá el concepto del disco.
—¿Por qué lado pensás que irá ese concepto?
—Es medio un misterio. Sé por dónde creo que no iría, por un disco súper pesado o rockero como “Grietas” (el más rockero que tuvimos). Me parece que cada disco se desprende del anterior, y en este caso va a pasar algo similar. En el último, nos quedó esa idea de superproducción de las canciones, de trabajarla mucho más a fondo, todo lo contrario a lo que hicimos con “Sideral”, que fue efusivo, directo, no hay capas de guitarras o teclados: lo que se escucha es lo que se está tocando. En “Tierra nueva” hubo una producción mucho más grande, y creo que éste va a salir de ese lugar, y será más cancionero; más melódico, con distintos momentos.
Contenidos
—Estamos en épocas de cambio, y por ahí el letrista se inspira. ¿Cuántas ideas te vinieron de la realidad social?
—Está. En lo que refiere a la canción uno puede decir montones de cosas: puede ser un grupo de choque (que me encantan, porque despiertan conciencias), uno que tenga letras totalmente pasatistas, que pueda ser un disco atemporal. A nosotros, nos interesa un poco que hable de lo que está pasando, pero tratando de lograr un aprendizaje con lo que va escribiendo y diciendo, y lo que va viendo en los vivos.
En este disco, nos estamos planteando seriamente qué es lo que vamos a estar diciendo esta vez. Que quizás otras veces no se ha planteado en firme. Pero ahora sí: cómo nos vamos a estar presentando, vamos a confirmar alguna idea o vamos a tirar por la borda otras que teníamos. Ahí me parece que se encuentra la cuestión: de qué manera hacemos para que llegue el mensaje. Que sea algo colectivo, que se entienda, positivo; que trate de decir algunas verdades, por lo menos las nuestras, que somos una parte de la sociedad.
—Que no sea efímero...
—Por ahí se hace y está bien, porque uno está en alguna situación. Pero ahora, todos estamos muy atravesados por la realidad que nos toca. Decirlo sin ser una banda de choque (nunca lo fuimos) pero sin ser una banda plástica. Canciones de personas comunes y corrientes, que están transitando la vida.
Representantes
—Los confirmaron para el Barock, una marca que afectivamente uno recuerda con estima, estar ahí en un seleccionado nacional.
—Creo que tocamos el día de Fito Páez, no vi bien la grilla. Pero obviamente que nos convoquen para la reedición del festival a nosotros nos da una alegría. Sabemos que termina siendo una cuestión de negocios, que a alguien le conviene y terminamos entrando, más allá de que somos una banda popular. Pero el hecho de que nos tengan en cuenta y estar confirmado está buenísimo. Ojalá que les vaya bien a los productores, así lo pueden seguir haciendo.
—No es poco entrar como una banda que la pelea desde el interior.
—Es momento de que los escenarios de los festivales sean más federales. Que está pasando, pero debieran serlo más. Somos una banda de Rosario, de Santa Fe, pero quizás la única banda en esos escenarios. Debería haber muchísimas más, que sabemos que hay dando vueltas: por más que no sean tan populares, está bueno que aparezcan los espacios. Pero eso sería un tema aparte.
Expectativas
—Tocan en festivales y eventos, pueden trabajar a show vendido, ¿cuánto de comodidad le da a una banda tener un esqueleto de shows?
—Te da una tranquilidad, porque sabés que cada tanto aparecen, pero siguen siendo los menos. El esqueleto está, pero es medio enclenque. Sabemos que nos tienen en cuenta. Más allá de que es nuestra pasión y que los artistas somos la identidad del pueblo, es nuestro trabajo. Es indispensable que esos shows aparezcan, porque de otra manera no tendríamos el tiempo para hacer música, y hay que seguir produciendo.
—¿Cómo ven el 2018?
—Hay mil cosas dando vueltas, mil ideas dando vueltas, pero la del disco es la principal. Sabemos que es el último que hacemos por contrato, así que después de ahí vemos si renegociamos con ellos, vamos con otra compañía o volvemos a nuestro estado natural de independencia, que nunca es malo, es la manera natural del artista de transitar el mundo. Si la pregunta es si estamos planificando un evento importante, sí.
Cada disco es una oportunidad nueva de hacer nuevas cosas. Sabemos que 2018 tiene que ser un año que nos exponga muchísimo más. “Tierra nueva” fue un buen disco, nos llevó por muchos lados, lo pasaron mucho; y confiamos que el próximo suba un poco más para seguir el viaje.
Tierra adentro
—¿Hay algún lugar donde nunca se dio llegar?
—Afuera no sé si iría: hay mucho para hacer acá. Me interesa mucho volver a los lugares para continuar la charla con la gente que ya nos conoce, y no sé si me interesaría ir a Puerto Rico o a México para mostrarle algo a alguien para volver a explicarles. Si sale está todo bien, pero me parece que no nos tiene expectantes. Salimos a Uruguay y nada más: tal vez nos haya tocado ser de esas bandas que tocan mucho acá y poco salen afuera.
—Dentro de la Argentina no les falta ningún lugar.
—Tocamos en Ushuaia, y si bien en La Quiaca no, la última vez en Jujuy fue increíble. Nos gustaría hacer un estadio, como una cosa genial, muy popular. Eso te lo indica el mercado, la gente, el momento, la época. Si tenemos suerte, algún día quizás lleguemos; y si no, estamos conformes en el lugar que nos tocó.
Pino redondo
Pablo aprovechó para dar una primicia personal: “El 9 de septiembre se juntan Sergio Dawi, Semilla (Bucciarelli), (Walter) Sidotti y capaz que vaya Skay (Beilinson), para hacer un tributo a los Redondos, a sí mismos en un punto. Estaban buscando varios cantantes y me llamaron por medio de Mónica Delfino: le pidieron que les recomiende alguno y me nombró a mí. Ayer (por el lunes) le dije a Dawi que podía cantar”.
—¿Sabés qué tema te va a tocar?
—No, le dije: después hablemos porque no tengo idea, pero yo voy. Tengo que cantar una, tres, diez, no sé, pero ser parte de ese momento va a estar buenísimo.