Enrique Cruz (h)
El volante central y el lateral fueron dos de los puntos altos en el rendimiento.
Enrique Cruz (h)
Se escribe así, entre comillas, porque el primer análisis no puede contemplar ningún tipo de alteraciones. Al contrario. Un buen partido y tamaña victoria, tranquilizaron al técnico y confirmaron algunas presunciones respecto de los jugadores que se incorporaron.
Como siempre se dice, no se puede ser contundente ni fijar ya conceptos absolutos, porque esto recién comienza y apenas se jugó un partido. En realidad, los dos encuentros con la reserva de Central, por Copa Santa Fe, habían dejado un manto de preocupación. Pero el partido contra Lanús, inteligentemente planteado por el técnico y muy bien interpretado por los jugadores, elevó la autoestima. Y este es un aspecto que no se puede soslayar, porque Unión venía muy golpeado en los últimos tiempos. Por eso, Madelón dijo que el triunfo había sido “una caricia para los pibes”. Y para los no tan pibes, también.
Se conjugaron una serie de factores el miércoles pasado en cancha de Arsenal, como así también se cumplió aquél precepto de “no hay mal que por bien no venga”. De Iriondo no iba a jugar porque era el lugar de Zabala; Mauro Pittón iba a hacerlo pero de volante central y no tirado por derecha. De Iriondo fue uno de los mejores y marcó un gol, mientras que Mauro Pittón también hizo un partido muy interesante. Además, éstos dos y Acevedo, más el aporte sacrificado de Aquino que no escatimó esfuerzos y generosidad para el equipo, integraron la mejor línea dentro de un buen partido en general: la del mediocampo. Unión tuvo una gran capacidad de recuperación en ese sector. Y si bien Lanús manejó la pelota —algo que todos, incluido Madelón, sabían de antemano—, todo se desvanecía a quince metros del área, sector en el que Unión apretaba e impedía que el rival complique.
Entonces, de ninguna manera se altera Madelón, si lo tomamos con el significado de preocupación. Pero sí puede modificar o cambiar alguna idea que tenga respecto de cómo formar el equipo. Y acá se pueden mencionar dos nombres que tienen todos los atributos para ser titulares y no lo fueron frente a Lanús por estar inhabilitados: Diego Zabala y Emanuel Brítez (en este caso, por purgar una suspensión).
La idea primaria de Madelón en el mediocampo, en un 4-4-2 que parece ser el esquema a adoptar, es con Zabala y Aquino por los costados, metiendo diagonales, y con Mauro Pittón y Acevedo para la recuperación. Así iba a formar esa línea ante Lanús, pero tuvo que cambiar a último momento al no llegar la habilitación del uruguayo. ¿Entrará Zabala?, se supone que sí. Es uno de los refuerzos por quién, a priori, más puede esperarse en cuanto a respuesta individual. Bastó con verlo un rato ante la reserva de Central para darse cuenta de lo que está en condiciones de brindar. Y sin dudas que es un jugador diferente a De Iriondo. Son casi “el agua y el aceite”, por más que Zabala está en condiciones de sacrificarse y de aportar dinámica; pero su fuerte está en el juego, mientras que De Iriondo prioriza la recuperación por encima de lo otro.
El otro tema está en el sector derecho de la defensa. Unión trajo en ese lugar a un jugador con buen dominio de pelota, interesante como salida y proyección. Damián Martínez tuvo su oportunidad y no la dejó escapar. Se subió al tren. Sabe que delante suyo tiene a uno de los “pesos pesado” que tiene el plantel, por personalidad y ascendencia. Juegue uno o el otro, Madelón puede quedarse tranquilo: el puesto está bien cubierto.
Faltan seis días, pero uno supone que la mayor duda se plantea en este último sector, el derecho de la defensa. Luego, Madelón tiene bastante en claro todo lo demás. La buena actuación ante Lanús se lo clarificó.