El Litoral
Es que a los ácaros y los hongos, se suman los pólenes de árboles, malezas y gramíneas. Como el diagnóstico suele confundirse con un resfrío, los pacientes conviven con la congestión y los estornudos durante semanas.
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Carla Zita Zorzón
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Con la llegada de la primavera, los alérgicos saben que se les viene una constante picazón y congestión de la nariz, ojos llorosos y somnolencia, y que a veces no logran conciliar el sueño en toda la noche. A los antígenos perennes, como los ácaros y los hongos, se agregan los pólenes provenientes de árboles, malezas y gramíneas que provocan un incremento de la sintomatología nasal en esta época.
Se suele confundir una rinitis alérgica con un simple resfrío, pero la diferencia fundamental es que la sintomatología de la rinitis alérgica se repite y el paciente pasa largos períodos “resfriado”, por lo cual, es muy importante la consulta al médico alergólogo para definir un diagnóstico que permita comenzar un tratamiento adecuado y así aliviar los síntomas lo más rápido posible.
La rinitis alérgica es un mecanismo inflamatorio en el que el paciente produce una respuesta exagerada ante ciertos estímulos que para otras personas son normales. En este caso, el punto sensible es la nariz. Según estiman los especialistas, uno de cada cinco personas padece rinitis. “Un gran porcentaje de individuos alérgicos no hace ningún tipo de tratamiento.
Es más, muchos desconocen que el origen de una buena cantidad de sus síntomas es de naturaleza alérgica”, explica el Dr. Hugo Neffen, ex presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica y director del Centro de Alergia, Inmunología y Enfermedades Respiratorias de Santa Fe.
¿Por qué crece la cantidad de alérgicos? Para el experto tiene que ver con factores combinados: la polución ambiental (el cambio climático mantiene más tiempo el polen en el aire y se combina con otros gases) y la interacción entre la genética de cada persona y el medio ambiente.
La relación existente entre rinitis crónica y asma, es que la rinitis es un factor independiente para el desarrollo de asma, tanto en pacientes alérgicos como no alérgicos. “El 80 % de los pacientes que tienen asma, tienen rinitis; y el 40 % de los que tienen rinitis, tienen asma”, explicó el especialista.
Si un paciente es alérgico a los ácaros va a tener estornudos por la inflamación de la mucosa nasal que produce el ácaro. Sin embargo, ese mismo alergeno a nivel bronquial le va a producir edema, hinchazón en el bronquio, bronco espasmos y consecuentemente, dificultad respiratoria.
No obstante, los pacientes y médicos suelen darle más importancia al asma que a la rinitis. Por ello, Neffen sostiene que la rinitis es una enfermedad subestimada por el paciente, subdiagnosticada por los médicos y, por lo tanto, subtratada.
Impacto y tratamiento
La rinitis alérgica tiene un alto impacto en la calidad de vida y además afecta negativamente el rendimiento laboral y escolar. “En el mes de mayor sintomatología, la persona puede disminuir su productividad laboral y escolar en un 33 %”, indicó el Dr. Neffen. La congestión nasal se asocia con trastornos del sueño y la falta de descanso, disminuye la concentración y el rendimiento intelectual.
El tratamiento de las enfermedades alérgicas implica cuatro aspectos: prevenir el contacto con el factor de riesgo (para ello hay que identificar la causa de la rinitis), evitar el humo del cigarrillo y utilizar tratamientos preventivos farmacológicos que no sean agresivos para la salud. En los casos que afectan la calidad de vida y que se identificó el alergeno, se recomienda hacer tratamientos específicos para reducir el impacto de las enfermedades alérgicas y estimular la actividad física aeróbica.
“Las enfermedades alérgicas se controlan, no se curan. Pero es importante que los pacientes alérgicos no se resignen a convivir con la incapacidad que las enfermedades alérgicas producen porque es posible tener una buena calidad de vida y realizar todas las actividades recreativas, lúdicas y laborales que realiza el común de las personas”, concluyó el Dr. Neffen.
La rinitis alérgica es un mecanismo inflamatorio en el que el paciente produce una respuesta exagerada ante ciertos estímulos que para otras personas son normales. En este caso, el punto sensible es la nariz.
“Las enfermedades alérgicas se controlan, no se curan. Pero es importante que los pacientes alérgicos no se resignen a convivir con la incapacidad que las enfermedades alérgicas producen porque es posible tener una buena calidad de vida”.
Dr. Hugo Neffen. Ex presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.