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Miles de personas se volcaron hoy a las calles de Barcelona para celebrar la declaración de la República de Cataluña en un clima de euforia, pero en alerta ante las consecuencias que tendrá la respuesta del Ejecutivo español, que tras la aprobación de la intervención de la norteña región cesó al gobierno catalán y convocó elecciones.
Tras los festejos iniciales en los alrededores del parlamento, donde los militantes independentistas recibieron entre gritos, aplausos y ondeando banderas la llegada de la "República", la fiesta se trasladó a la emblemática plaza Sant Jaume, donde está situado el Palacio de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona.
Unas 17.000 personas, según cifras de la Guardia Urbana, se concentraron ante el edificio gubernamental donde aún se puede ver la bandera de España junto a la catalana y europea, al grito de "Fora, fora, fora la bandera española", y pidieron a viva voz que el presidente catalán, Carles Puigdemont saliera al balcón.
Los manifestantes formaron una cadena humana simbólica en "protección de las instituciones" ante la puesta en marcha de las medidas del artículo 155 de la Constitución español, aprobadas en el Senado español casi en simultáneo con la declaración del parlamento catalán. "Avui comença la nostra independencia" (Hoy empieza nuestra independencia), coreaban los independentistas.
Algunos festejaron el momento histórico en familia y brindando con cava catalana, como Ferran Orriols, quien destacó en declaraciones a Télam que "costó mucho llegar hasta aquí" y "hay que disfrutarlo porque parecía imposible". "La ruptura unilateral era la última opción, pero no nos quedó otro camino, si me hubieses preguntado hace cinco años seguramente no hubiese estado a favor de la independencia, pero parece bastante claro que no se puede cambiar España", remarcó este joven emprendedor.
"Ahora falta que nos reconozca alguien a nivel internacional, si no será ir al suicidio. Pero creo que está todo controlado, el que más se la juega es Puigdemont y compañía, si les sale mal la jugada se van a la prisión", apuntó su padre, que, no obstante, dijo que la gente tendrá que "ayudar" si la situación se complica, como se prevé.
"Tenemos que celebrar pero también debemos prepararnos para defendernos, ya que esperamos lo peor del Estado español", dijo a Télam Pera López, otro manifestante de 39 años.
Poco después, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, anunciaba la medida más temida, la destitución del gobierno catalán, a la vez que sorprendía con un llamado a elecciones para el 21 de diciembre, ya que tenía un plazo de seis meses para llamar a las urnas en el marco de la intervención.
"Estamos en la plaza Santa Jaume y nos quedaremos todo el tiempo que sea necesario. La república vivirá por la fuerza de su gente", advirtió en Twitter la principal organización secesionista, la Asamblea Nacional Catalana (ANC). "Intentaremos defender nuestra legalidad de forma pacífica, como siempre", subrayó Pera, previendo este escenario, cuyas consecuencias son difíciles de valorar.
Además, los independentistas están convencidos de que el Estado español "usará la fuerza" para imponerse. "La hipótesis con la que nos manejamos es que intentarán arrestar a los miembros del gobierno porque no aceptarán la decisión de Rajoy, y estamos organizados para tratar de evitarlo", confió este militante a Télam.
Las organizaciones independentistas y el partido anticapitalista CUP (Candidatura de Unidad Popular) crearon los ahora llamados Comités de Defensa de la República (CDR), que relevaron a los grupos que defendieron el referéndum de secesión del 1 de octubre, que son los encargados de articular las protestas y medidas de resistencia ciudadana.
Tras el anuncio de Rajoy, la diputada de la CUP Mireia Boya recurrió a la ironía proponiendo en lugar de elecciones celebrar "una paella insumisa". Desde la ANC también se hizo un llamado a los funcionarios de la administración pública catalana para que desobedezcan las instrucciones que reciban en el marco de la aplicción del artículo 155 porque son "claramente contrarias al ordenar jurídico", según un comunicado interno difundido por la prensa local.
"En los últimos meses hemos utilizado la expresión no tenemos miedo, y hoy hemos dado un paso importante, por eso estaremos al lado del gobierno para lo que haga falta", advirtió Agustí Alcoverro, el vicepresidente de la organización.
Mientras los independentistas celebran y se mantienen en una tensa calma a la espera de lo que puedan ocurrir en las próximas horas ante el anuncio de Rajoy, los catalanes que se oponen a la secesión también salieron a la calle, aunque en menor cantidad, para expresar su malestar frente a la ruptura con España. Unos 400 jóvenes con banderas españolas marcharon desde la zona alta de la ciudad hacia el centro de Barcelona al grito de "Viva España, Visca Cataluña (Viva Cataluña) y "Yo soy español".
No obstante, la entidad Sociedad Civil Catalana, responsable de la primera gran movilización contra la secesión que tuvo lugar en Cataluña en el marco del proceso de secesión, llamó a una manifestación el domingo al mediodía en la capital catalana, convocatoria que, afirmaron, "hoy tiene más sentido que nunca" ante el "ataque sin precedentes" de los independentistas a la democracia.