Darío Pignata
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Está cargo de la Dirección Nacional de Arbitraje del fútbol argentino y pasó por Santa Fe para darle una charla al plantel de Colón.
Darío Pignata
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Dice que siempre supo que después de dirigir la final de un Mundial, estaba su propio final. Por eso dejó de dirigir a los 42 años, cuando le quedaban varios gigabytes en su propio almacenamiento arbitral. “Alcancé el objetivo, ya está, me voy”, se dijo para adentro ese mismo 9 de julio de 2006 cuando en Berlín decidió expulsar a Zinedine Zidane —cabezazo en el pecho a Materazzi— en el último partido de Alemania 2006. Horacio sabía que sería su última función de gala...“Zizou” no.
—Se te ve pleno...feliz
—Es que mi carrera fue muy planificada. Llegué a los 30 años al mundo de Primera y sabía que tenía 15 años de desarrollo. Usé la primera mitad en pulirme y adaptarme. Y la segunda parte de esos 15 años me preparé para la búsqueda de mayor excelencia y ser tenido en cuenta para un Mundial. Cuando logré lo que quería, mucho más con lo que fue estar en la final, supe que se terminaba todo.
—A Maradona siempre le preguntan si volvió a ver por tele el gol a los ingleses...
—(se ríe)...¡Se para dónde vas!
—¿Volviste a ver la jugada donde expulsás a Zidane?
—La vi varias veces, pero no porque yo la busque, sino porque me la mostraron: en una compu, haciendo click, en un programa de TV cuando te invitan y la repiten en el piso. Mirá, más allá de verla la tengo internalizada, en el metro a metro, segundo a segundo, sabiendo qué tenía que hacer y cómo iba a proceder. Lo que pasa que después te encontrás con un mundo exterior que recuerda, repasa. Tengo cuatro hijos; en ese momento todos eran chicos. Y resulta que descubren lo que hizo su padre recién ahora. Los chicos en la escuela les preguntan. Mi referencia de esa jugada es constante: la tengo grabada y muy presente.
—Hablando en serio, tomando el ejemplo de Diego a los ingleses, todo se agranda por el marco, por la circunstancia: ¡lo hiciste en la final de un Mundial!
—Fue una decisión más. Te lo juro que no se piensa en el marco ni en la final. Sí lo pensás antes, con tu equipo de trabajo; pero cuando comienza es un partido más. Hay que perder esa referencia, para liberarte y aplicar las reglas de juego. No fue nada distinto expulsar a Zidane. La lógica me marcaba que yo debía seguir con el partido.
—¿Y cómo fue el “después” ese día?
—Ufff!!! Post partido explotó todo...
—¡Imagináte lo que hubiera sido hoy con los celulares, los aparatitos y las redes sociales!
—No quiero ni pensarlo
—¿Fue mezcla de intuición, suerte y confianza ciega en quién te marca el cabezazo de Zidane?
—Es todo un trabajo y la gente sólo ve la decisión final, pero no ve cómo se construye. Tres años antes te preseleccionan como candidato a un Mundial...vas a cursos, talleres y congresos de Conmebol o FIFA. Con Darío García y Rodolfo Otero, mis asistentes, nos conocíamos de memoria. De todos modos, el que me informa es el cuarto árbitro —el español Luis Medina Cantalejo— que formaba el gran equipo de los árbitros y con quien nos conocimos tres años antes.
—Me encantó el recuerdo...Vamos a volver al futuro y quiero romper el hielo con todo: ¿cómo puede seguir dirigiendo Juan Pablo Pompei a los 49 años?
—Recién llevamos diez meses de gestión con un diagnóstico complicado: hay una “despoblación” que es muy alta...hacia arriba y hacia abajo hay edades muy elevadas. Por eso vamos a empezar a trabajar en los plantes de árbitros nuevos. Vamos a implementar nuevos proyectos, con sistemas distintos para evaluar y designar.
—Para alguien que buscó la excelencia como vos, pienso que debemos estar lejos
—Son muchas cosas que tenemos que trabajar y desarrollar. Ir en silencio, tenemos momentos de rendimientos buenos y fechas que no nos conforman los rendimientos. Buscamos estabilizarnos, sin altibajos. Son 14 partidos y alguna cosa siempre va a pasar. Tratamos que los errores sean lo menor posible.
—Pienso que junto con los entrenadores, las figuras de los árbitros son las que más se “vedettizaron”
—Explicámelo...
—Mirá, El Litoral es el diario de Santa Fe y está por cumplir 100 años. Si busco la síntesis del Colón que le ganó al Santos de Pelé, el DT no figura: la gente se acuerda de “Ploto” Gómez pero no del técnico. Con ustedes lo mismo, pasaron a ser figuritas de moda...
—(hace un largo silencio y piensa hacia donde apunta la pregunta del periodista en este tema específico...)
—Veamos: Javier Castrilli funcionario, la “Coneja” Baldassi diputado nacional por Córdoba y muchos delirando con el rating de la tele
—Está bien...puede que tengas razón
—Gracias...La gente genera fantasmas con ustedes, “que son hinchas de tal o cual equipo”. Siempre pasó eso...¿No te parece que flaco favor le hace a la profesión de árbitros que un tipo como Pablo Lunatti diga a los gritos todos los días en TV que siempre fue hincha fanático de River Plate?
—Yo trato de no preguntarme demasiado. No tengo preconceptos en ese sentido. Cada uno elige cómo ocultarse y cómo mostrarse. Es punto y aparte. Cada uno elige qué camino transitar. Trato de no criticar. Yo estoy muy contento con mi camino; él eligió otro y supongo que estará feliz.
—Me tocó entrevistarlo a Julio Humberto Grondona un día lunes en la AFA. Ese día, recuerdo su frase: “‘Siempre queda la puerta abierta, hoy vienen todos, desde Boca o River hasta Yupanqui, a quejarse. Piden que saque a tal árbitro y que ponga a tal otro”. ¿Cómo bailás esa milonga?
—No la bailo. Hoy esos pedidos gracias a Dios no existen, porque montamos un proyecto con varios contenidos importantes para designar y evaluar. En primer lugar, tienen un ránking; en segundo lugar, calificamos los partidos en importancia de cada fecha; en tercer lugar, miramos desde el ángulo del rendimiento: salvo que sea algo grosero e insostenible, árbitro que se equivoca...arbitro que sigue dirigiendo. Esta mirada no nos asusta. Intentamos romper un paradigma...hay que bancar y darle soporte al árbitro. No evaluamos un partido sino un conjunto de partidos...cada siete fechas. Esto evita el poder discrecional de las personas...esa idea que decías de “ponéme éste o sacáme al otro”. Hay mucha libertad, porque más allá del proyecto, hay una idea.
—¿Qué pasa cuando los casos son estadísticamente “alevosos”?
—(otra vez ese largo silencio que genera la sensación de no saber de qué la estamos hablando...)
—Mirá, aplicamos el viejo y querido “a confesión de parte, relevo de pruebas”. El mismo Federico Beligoy me dijo en la radio “entro a dirigir a Unión y se que mis números son muy malos”. ¿Qué se hace en un caso así?
—Son cuestiones que indudablemente están en la mente y en la energía de las personas. Hay que trabajar y desarrollar mucho ese aspecto. Por ejemplo, los de Rosario Central después de algunos fallos en las Copas Argentinas están muy dolidos y tocados.
—Pero no me dijiste qué se hace
—Para salir de esas situaciones, como las de Beligoy con Unión, hay que enterrar el pasado...no queda otra...Si uno de mis árbitros se equivoca groseramente con Colón o Unión y a las tres fechas le pasa lo mismo con el mismo equipo, posiblemente me pregunte...¿para qué seguir exponiendo a ese árbitro con ese equipo?. Lo tengo en claro, como tengo en claro que ese árbitro “debe” volver a dirigir a ese equipo, así no se sigue contaminado con éso en la cabeza.
—¿Y si al descanso con tal equipo te lo pide el mismo juez?
—Distinto es que el juez me plantee un problema personal que tiene. Si me dice “Horacio, no estoy para este partido” lo vería como un gesto de mucha grandeza... nunca como un acto de debilidad.
La consulta, en el marco de una charla que contó con la atenta mirada de Ángel Sánchez, estaba “cantada” para Horacio Elizondo: el santafesino Gustavo Rossi está en el radar —otra vez— del grupo de posibles mundialistas.
“A Gustavo lo metimos en el 2008. Es un chico con un potencial muy grande; sólo que esa vez yo estuve sólo un año y pico. Pero él siguió creciendo, se convirtió en un asistente FIFA de gran rendimiento y gran calidad. Hoy lo vas a ver en los partidos más importante de Superliga y Conmebol importante. En el mundo de la FIFA es tenido en cuenta para los partidos de Eliminatorias. Hoy integra un proyecto mundialista...veremos quiénes son los que quedan al final...Ya ahí no tenemos nosotros desde Argentina poder de decisión. Lo real es que está en carrera para Rusia 2018”.
No hizo falta ni siquiera preguntarle. El mismo Horacio Elizondo cuando la charla giró hacie el tema del moda en el fútbol mundial —el famoso VAR que es el video de asistencia a los árbitros— trajo el recuerdo: “¡Lautaro Trullet! Te juro que cuando empezamos a hablar lo del VAR se me vino enseguida esa jugada a la cabeza que pasó en la cancha de Unión. No tenía dudas que había sido mano...con la mala suerte que la pelota pasa entre las dos manos y pega en el travesaño. Yo estaba convencido que había pegado en una de sus palmas. Lo que peor me puso, no sólo equibvocarme con Unión, sino lo que era Lautaro como persona...Sos injusto, quedás atrapado y no podés salir. No sirve pedir disculpas. No tenía forma de solucionarlo...fue muy angustiante para mí ese error”.
“Dirigí varias veces el clásico de Santa Fe, es uno de los más lindos de la Argentina, pero también de los más importantes. Acá, en esta ciudad, siempre fui muy bien tratado. Mis dos hijos varones, los más chicos, se acuerdan de los alfajores santafesinos. Les encantan, siempre les llevaba, porque además en Buenos Aires no hay...”, dice Elizondo.
“Mi referencia de Colón es Vignatti...Estaba cuando yo dirigía y ahora vuelve a estar como presidente. Y en el caso de Unión fue don Angel Malvicino, un gran dirigente, lo recuerdo con mucho respeto”, explica Horacio a El Litoral.