Danilo Chiapello
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Intrusos ingresaron a un departamento. Sólo sustrajeron la mochila y el DNI de una adolescente.
Danilo Chiapello
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Hay hechos delictivos que cambian drásticamente la vida de una persona. O, como en este caso, lo que cambia es la vida de toda una familia.
La mañana de ayer había comenzado tranquila para Georgina Castillo (35). Era domingo y se disponía a disfrutar su jornada de descanso.
Pero mientras preparaba el desayuno algo la sobresaltó. Su cartera estaba abierta, y las pertenencias que había en su interior habían sido desparramadas, algunas sobre una mesa y otras en el piso.
* “Jamás dejo mis cosas de semejante manera. Entonces al instante comprendí que alguien había ingresado a la casa”, dijo hoy Georgina en diálogo con El Litoral, quien reside en un complejo de departamentos ubicado en Gob. Candioti, entre Alvear y Marcial Candioti.
Con la intranquilidad propia de la situación, la mujer acudió hasta el cuarto de sus hijos. Georgina es madre de una nena de 13 años, otra de 8 y un varoncito, de 2. Por fortuna, los niños se encontraban durmiendo no normalidad.
Pero la calma sólo duró unos segundos porque en esta parte, otro detalle puso a la mujer en estado de máxima preocupación.
Mientras recorría el cuarto, Georgina observó que la cartera escolar de su hija mayor estaba tirada en el piso del balcón. Y lo que resultó peor. También faltaba la mochila de la adolescente y su documento nacional de identidad.
* “Sigo recorriendo y me doy cuenta de que no faltaba nada más. Tenían para llevarse dos tablets, un teléfono celular que estaba cargándose. En fin, había un montón de cosas, hasta algo de dinero que estaba a mano y sin embargo desestimaron todo. Sólo se llevaron la mochila y el documento de mi hija”, agregó. Según se supo, el o los intrusos ingresaron a la propiedad previo escalar hasta un balcón que da a la calle. Una vez allí violentaron una puerta-ventana lo que les franqueó el acceso al inmueble. Incluso se sospecha que para llegar al lugar, los malvivientes debieron transitar por balcones vecinos.
Quienes cometieron este hecho han dado sobradas muestras de saber cómo actuar con sigilo. “No escuchamos absolutamente nada, tanto yo como mi esposo. Y tampoco advirtió la situación nuestro perrito”, dijo la apesadumbrada mujer.
* “De inmediato me comuniqué con la policía y a los pocos minutos varios uniformados llegaron a mi casa. Después hice la denuncia en la seccional 3ra. donde concurrí junto a mi hija mayor, la que fue entrevistada por los agentes.
Lo que me causó mayor terror es que varios policías nos dijeron que esta modalidad es practicada por quienes se dedican a sacar menores de país.
Semejante advertencia motivó un cambio radical en el ritmo normal de vida para los integrantes de esta familia.
“A mi hija le preguntaron de todo. Si había observado algo raro últimamente; si había conversado con algún extraño, ya sea personalmente o vía Internet; en fin... Pero mi nena nunca fue alguien de andar sola. Además siempre nos cuenta qué está haciendo.
Ahora todos nuestros movimientos van a ser protegidos. Siempre nos vamos a estar acompañando. En fin... todo esto ha causado un gran daño. Espero que sirva también para que otras familias tomen recaudos con sus hijos”, culminó.