Viviana Hack de Smith (*)
Viviana Hack de Smith (*)
El día de todos los santos de 1517, quienes se detuvieron a leer los avisos en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg encontraron uno extenso y provocador, escrito en latín. Era una invitación a debatir sobre 95 proposiciones (tesis) en la cátedra de Sagrada Escritura dictada por Martín Lutero. A quienes no pudieran asistir se les pedía que enviaran sus propuestas por escrito. La invitación había sido colocada allí el día anterior, el 31 de octubre. Hace exactamente quinientos años.
Este acontecimiento se toma como punto de partida para la Reforma Protestante del siglo XVI. Hubo también otras Reformas a lo largo de la historia del cristianismo. Pero por razones históricas, políticas, culturales y sociales, además de las religiosas, el movimiento encabezado por Lutero -que ya tenía antecedentes en toda Europa- produjo cambios permanentes en el cristianismo y en la sociedad.
Las Tesis, pese a la conmoción que provocaron, estaban todavía muy ligadas a las doctrinas fundamentales del catolicismo. Básicamente eran una denuncia de la venta inescrupulosa de indulgencias. La teología de Lutero se fue configurando en los años posteriores: sus Resoluciones de abril de 1518 proclamaban la sola fe (sola fides) para obtener la salvación. Ese mismo año, en Augsburgo, agregó que la única autoridad infalible eran las Escrituras (sola Scriptura). En un debate público con el teólogo católico Juan Eck (1519), declaró que la cabeza de la iglesia es Cristo (solus Christus) y que algunas enseñanzas de Wyclif, Huss y “otros herejes”, tenían apoyo bíblico, contradiciendo a los concilios que los habían condenado. En diciembre de 1520 Lutero quemó públicamente la bula papal que le otorgaba sesenta días para retractarse de sus “herejías”. Ese mismo año había publicado “La libertad del cristiano”. Allí explicaba el sacerdocio del creyente y que las buenas obras no salvan (sola Gratia, solo la Gracia), pero que una persona salvada hará consecuentemente buenas obras.
¿Quiénes son los Reformados?
Se llama Reformadas a “las iglesias organizadas por la Reforma Evangélica o Protestante del siglo XVI y a iglesias, denominaciones y movimientos surgidos, inspirados o desprendidos de aquéllas a través de los siglos”.
Sigue diciendo el diccionario que “el nombre preferido por los primeros protestantes era el de evangélicos, pero hoy se identifica como tales a los protestantes conservadores en Estados Unidos y a todos los protestantes en Latinoamérica y ciertos países de Europa continental (como Alemania)”.
El vocablo inglés evangelical se ha traducido como “evangélico” en general, pero actualmente se distinguen en castellano los términos evangélico -aplicado a los luteranos- y evangelical. En Latinoamérica, evangélico es sinónimo de protestante.
El evangelicalismo es una actitud de fe en continuidad histórica con la Reforma, pero más directamente identificada con los avivamientos de los siglos XVIII y XIX. Se considera a Juan y Carlos Wesley y Jorge Whitfield como fundadores del evangelicalismo, caracterizado por “una ética rigurosa” y una actitud de estímulo hacia “el voluntarismo, el espíritu misionero y una fe y práctica centradas en la autoridad de la Biblia”. Como movimiento, el evangelicalismo es interdenominacional, pero también observamos una tendencia a llamar evangelicales a los bautistas, pentecostales y otras denominaciones surgidas del pietismo, para distinguirlos de las iglesias protestantes o evangélicas históricas, como los luteranos, congregacionales y otros.
¿Hay motivos para celebrar?
Martín Lutero no fue un ser inmaculado ni mucho menos. La Historia de la Reforma le critica, entre otras cosas, su toma de posición del lado de la nobleza en el aplastamiento de la sublevación de campesinos, que terminó con la vida de más de 100.000 personas entre 1525 y 1535. Tampoco es desconocido que persiguió a los anabaptistas ni que escribió un tratado en contra del judaísmo. ¿Por qué se lo recuerda entonces?
Pese a sus limitaciones humanas y a los gravísimos errores que cometió como hijo de su época y sus circunstancias, valoramos su influencia en el cristianismo posterior. La recuperación de las doctrinas bíblicas de la justificación por fe, la salvación solo por gracia y en Cristo, el sacerdocio de todo creyente y la Biblia como autoridad superior, son motivos suficientes para que los cristianos deseemos celebrar, además de recordar.
Celebramos que Dios siga usando a personas tan imperfectas -de eso el propio Lutero era consciente- para sus propósitos perfectos.
¿Qué significa la Reforma para los evangélicos hoy?
Tanto el catolicismo como el protestantismo (la humanidad en general, el mundo) han cambiado considerablemente desde el siglo XVI. Hoy la Iglesia Católica se suma a las celebraciones y promueve espacios de reflexión sobre la Reforma. Así como los evangélicos reconocemos los errores de Lutero, los católicos han pedido perdón por las persecuciones de la Inquisición.
La historia de la Reforma no se ha terminado de escribir. Es imprescindible incluir en ella la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación, firmada entre los principales dirigentes de la Iglesia Católica y las Iglesias Reformadas el 31 de octubre de 1999.
Estos nuevos enfoques a partir de la Escritura a los que se refiere el artículo octavo de dicha Declaración no significan una superación de todas las diferencias doctrinales, sino un acuerdo en cuanto a que la justificación del creyente se produce a causa de la gracia y por medio de la fe (Efesios 2,8-9). En lo demás, cada iglesia sigue con sus propias doctrinas y prácticas, pero las persecuciones quedaron atrás y hoy se abre un espacio de diálogo y de actividades en común.
Por eso también los “descendientes espirituales” de algunos de los grupos anabaptistas perseguidos por Lutero nos unimos a la celebración del quinto centenario de las Tesis que iniciaron la Reforma, con la que compartimos las doctrinas esenciales: solo Cristo, sola Escritura, sola Fe, sola Gracia. Y por estos pilares de nuestra fe damos solo a Dios la gloria.
(*) Prof. de Griego y Latín en la Universidad Católica de Santa Fe y en Institutos Superiores de Santa Fe y Paraná. Estudiante de Teología en la Facultad Internacional de Estudios Teológicos (Fiet). Miembro de la Iglesia Evangélica Bautista Nordeste de la ciudad de Santa Fe.
La polémica figura de Martín Lutero sigue siendo motivo de reflexión y debate, pero su legado teológico genera hoy más puntos de contacto que de discusión entre católicos y protestantes.
Pese a sus limitaciones humanas y a los gravísimos errores que cometió como hijo de su época y sus circunstancias, valoramos su influencia en el cristianismo posterior.