Cacique Ariacaiquín, donde se pinchó un padrón inflado

Luis Rodrigo

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“Me duele especialmente que tanta gente joven se haya prestado a esta maniobra”, dijo a El Litoral Carolina Gómez, la única maestra que da clases en esa localidad y que vive en el pueblo, que ahora la ha elegido presidente comunal.

El caso de Cacique Ariacaiquín se describe en la peor jerga política como el de “padrón inflado”. Consiste en agregar votantes ajenos a una población para influir en el resultado: poco importa si se trata o no de auténticos vecinos.

La presidente comunal electa lo cuenta mejor. “Cuando recibimos el padrón de 2017, encontramos apellidos extraños... Gente que no conocíamos. Y con la ayuda del senador por San Javier, José Baucero y de un profesional planteamos esta situación al Tribunal Electoral. Había unos 50 votantes (oriundos de la ciudad de San Justo) que iban a votar”.

Sobre un padrón de 288 votantes, 50 no era poco. “La primera vez que llegaron a nuestra localidad las autoridades electorales, encontraron a estos vecinos que nadie conocía. Uno a uno fueron dando con ellos. No lo podíamos creer: de alguna manera, se supo de la inspección, y los llevaron”.

En cambio, en una segunda visita organizada con toda discreción, no hubo aviso y 31 de los 50 ya no estaban. “Lo que ocurrió es que la Justicia Electoral actuó para prevenir un fraude”, había resumido el legislador sanjavierino desde su banca.

La nueva presidente comunal -que hace dos años comenzó a militar activamente en política- va al fondo del asunto: “Es muy triste, eran personas en condiciones muy vulnerables y no los juzgo. Creo que hay muchas necesidades y por eso lo hicieron”.

“Lo más importante es que alguien es responsable de lo que pasó, o mejor dicho de lo que no llegó a pasar gracias a que el Tribunal actuó. Como la Justicia me ha demostrado que se ocupó de cuidar la transparencia del comicio, estoy segura de que se va a determinar quién urdió este hecho lamentable”.

“Sin el Tribunal, hubiéramos perdido por un voto”, destacó Gómez. Describió a su suelo en primera persona: “En nuestra población vivimos aproximadamente 400 personas, nuestra planta urbana es pequeña, pero el distrito es grande y muchos están dedicados a la ganadería y viven fuera del pueblo”, eso facilitaba la maniobra.

Cacique Ariacaiquín está entre dos arroyos -llamados Saladillo Amargo y Saladillo Dulce-, en el suroeste del departamento San Javier, a 28 kilómetros del asfalto más cercano. Sobre el Amargo la provincia construye un puente que conecta con Marcelino Escalada, lo que le da una salida a la Ruta Nacional 11.

“Cuando llueve siempre salimos a La Brava, porque dentro de todo es lo más rápido. Valoramos todo el dinero que invierte la provincia en la construcción de este puente nuevo. Son casi 70 millones de pesos pero el camino y pensamos que es tan importante lo que se ha hecho que un estabilizado, un mejorado debería asegurar que sea transitable siempre”, dice.

Despertar

Describe los días sin rumbo de los chicos del colegio secundario que quedan sin clases porque los docentes (que tienen horas en varias escuelas) no pueden “arriesgarse a entrar si llueve”. Menciona que los vecinos “queremos mucho a nuestra localidad”.

“Nos reunimos con el administrador general de Vialidad Provincial, Pablo Seghezzo, se hizo un buen trabajo y se levantó ya bastante el camino. También recibimos la visita del ministro de infraestructura, José Garibay y pudimos mostrarle nuestra realidad”, se entusiasma.

“Tenemos un barrio muy humilde, que siempre se inunda, aunque llueva poco. Le pedimos un estudio integral para solucionar esa situación. Le hablamos del camino. Ésa es la base de todo: con mejor comunicación va a crecer todo, pienso que Cacique tiene un gran futuro”, expresa.

En las últimas décadas, la localidad viene perdiendo su población. La próxima presidente comunal (será la única en el departamento) cree que es hora de despertar iniciativas entre sus vecinos y buscar apoyo del Estado para su promoción: como el turismo, “porque tenemos una tranquilidad, un paisaje y una historia que contar sobre nuestro pasado”; los cultivos en parcelas, “porque hay producciones tradicionales, como la sandía, que se han abandonado y la cría de aves de corral”, en condiciones ecológicas diferenciadas de los grandes criaderos.