Gastón Neffen
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Lo aseguró Marcelo Pascualón, secretario de Planeamiento Urbano del municipio.
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Sin reservorios y buenos desagües, el anillo de defensa que protege Colastiné Norte y Rincón es un enorme palangana que puede acumular mucha agua de lluvia cuando hay tormentas intensas y el río está alto, porque la crecida aumenta el nivel de “la napa” y reduce la capacidad de los suelos arenosos —que se saturan de humedad— para absorber los excesos pluviales.
Por eso el Concejo sancionó en julio de 2014 el Plan de Reservorios del Distrito de la Costa, una herramienta clave para mitigar el riesgo hídrico. El año pasado se dieron dos pasos importantes: la resolución 15.735 (en abril), que le pide al municipio que identifique los terrenos que son o van a ser reservorios, los “georreferencie”y realice “gestiones de concientización dirigidas tanto a corredores e intermediarios inmobiliarios en particular, como al público en general”, para que se conozcan las restricciones que tienen los distritos identificados como reservorios y Zonas de Seguridad Hídrica (ZSH).
Un mes más tarde (mayo de 2016), la modificación de dos artículos del Reglamento de Ordenamiento Urbano (ROU) creó el Distrito Reservorio Hídrico (DRH) y detalló las diferencias con una Zona de Seguridad Hídrica. En este camino legislativo jugó un rol importante el concejal Leonardo Simoniello (Frente Progresista) que logró articular proyectos y consensos con referentes de la oposición, como Ignacio Martínez Kerz (PJ).
Un reservorio es un área no urbanizable —no se puede construir— que se utiliza para captar y almacenar agua de lluvia. En cambio, en las áreas de resguardo hídricas —en general, ubicadas a 300 metros de las defensas— se admiten usos agrícolas y deportivos (por ejemplo, un club), entre otras posibilidades, pero hay que solicitar autorización al municipio y la construcción está “restringida”.
Un buen ejemplo de un sistema de reservorios en acción está en la Circunvalación Oeste, donde la ciudad tiene bien delimitados los sectores para acumular agua, hay estaciones de bombeo operativas y se proyecta la Reserva Urbana del Oeste.
Un mal ejemplo son los “reservorios” de la Costa, un sistema más informal, en el que falta terminar de definirlos catastralmente y consolidar los lugares que van a tener esa función. También avanzar con más canales para conducir el agua de lluvia, entre otras dificultades, de acuerdo al Plan Director que está elaborando el Instituto Nacional del Agua (INA) a pedido del municipio (se ejecuta la tercera etapa, que implica definir la red de desagües secundaria).
En la tarea de delimitar con precisión los distritos “reservorio” —porque la Secretaría de Recursos Hídricos ya elaboró una primera aproximación— está la Secretaría de Planeamiento Urbano de la Municipalidad. El referente del área, Marcelo Pascualón, le dijo a El Litoral que el objetivo es “terminar este trabajo lo antes posible” y que estiman que durante el año que viene se va a finalizar. Luego, el municipio deberá enviar un mensaje a los concejales para que lo analicen y lo aprueben (no solo los reservorios de la Costa sino los de toda la ciudad).
“Es interesante y necesaria la creación del distrito reservorio no solo en la Costa sino en toda la ciudad, pero nos está representando un trabajo intenso en cuanto a su delimitación. Cada una de esas zonas tiene que ser dominialmente perfecta, lo que requiere un estudio bien pormenorizado y un trabajo de ida y vuelta con los especialistas de Recursos Hídricos. Estamos en pleno proceso de trabajo”, aseguró Pascualón.
Los puntos más complejos
El funcionario recordó que cuando recibieron la ordenanza del Concejo lo primero que hicieron fue someterlo al estudio de los especialistas en planificación hídrica, pero se requiere un intercambio constante porque algunas situaciones se modificaron por la inversión histórica que está realizando la ciudad en desagües, con eje en el norte de la ciudad donde se realizan las obras más importantes.
El trabajo de los ingenieros en Recursos Hídricos marcó, en líneas generales, los lugares ideales para que funcionen como reservorios —tanto en la Costa como en el resto de la ciudad—. “Pero nosotros tenemos que hacer un zoom sobre cada una de esas manchas para asegurar una delimitación correcta y analizarlo con el parcelario; es decir con el catastro real de la ciudad para tener las menores afectaciones posibles”, explicó Pascualón.
En algunos puntos, por ejemplo, proponen reducir la superficie del reservorio y hacerlo más profundo —para evitar afectar a un privado y minimizar la posible litigiosidad— pero hay que consultarlo con los ingenieros para saber si es viable por la dinámica de la “napa”.
La realidad es que en el oeste de la ciudad no hay mayores dificultades —de hecho, los reservorios ya están funcionando como tales— y los puntos más complejos están en el noreste y en los barrios de la Costa, en donde falta terminar de definir los reservorios, solucionar algunos puntos complicados por la acumulación de basura junto a los puntos de bombeo —por ejemplo, la Estación Naranjales— y sumar más canales para llevar los excesos hídricos a los lugares que van a almacenar el agua de lluvia.
A este escenario hay que sumar que casi todas las calles son de arena y se complica la transitabilidad cuando llueve (un tema que se está intentando mejorar con el sistema de geoceldas).
En la zona de la costa, el incremento de la densidad poblacional es notable: el municipio tiene medido que más de 24.000 vehículos ingresan por día a Santa Fe desde la ruta provincial N° 1.
La situación en Rincón
En la ciudad de Rincón hay dificultades similares. En el reservorio de Los Espinillos, por ejemplo, se redujo el espacio que se podía utilizar para almacenar agua de lluvia porque se asentaron muchas personas en terrenos muy bajos (cota 13), que tienen problemas por la filtración de la napa cuando el río crece. Lo mismo está pasando ahora en el reservorio Cuatro Bocas, al lado del camping municipal, en donde hay familias vulnerables que se radicaron en el sector e incluso terrenos delimitados para ser ocupados. En Rincón también hay muchas viviendas que se construyeron directamente sobre el talud del terraplén, por ejemplo en barrio Acería.
“Queremos terminar este trabajo lo antes posible, en un ida y vuelta con los especialistas de la Secretaría de Recursos Hídricos. Estimo que durante el año que viene se va a finalizar. Una vez que marquemos los reservorios, el municipio tiene que enviar un mensaje a los concejales para que lo analicen y lo aprueben”. Marcelo Pascualón, Secretario de Planeamiento Urbano.