Redacción El Litoral
En el espacio público que ocupa toda una manzana cunde el abandono: ramas de podas sin retirar, bancos rotos y una antigua fuente que se ha vuelto depósito de basura. El año pasado, se había denunciado a una pareja teniendo sexo allí. Y que además se entierran animales.
Redacción El Litoral
En un jardín debe haber flores. Lo dice la Real Academia Española: “Terreno donde se cultivan plantas con fines ornamentales (es decir, flores)”. Pero en el Jardín República del Líbano, sito en Aristóbulo del Valle al 4700, no las hay. Sí, hay minibasurales y colchones podridos, ramas de podas sin retirar, un aluvión de mosquitos y una fama bastardeada por inconductas sociales, entre otros síntomas de abandono y decadencia.
Conocido como el ex Jardín Botánico, en el lugar hay una placa de bronce torcida en uno de sus costados —como si la hubiesen querido arrancar— donde hay un recordatorio implacable del tiempo: “Homenaje de la Municipalidad de Santa Fe a la Colectividad Libanesa. Ordenanza Nº 4.509”. Es un jardín viejo, de más de 70 años.
Y es un enorme pulmón verde, un espacio público de dimensiones similares a toda una manzana. Se hizo tristemente célebre el año pasado cuando una pareja que mantenía sexo fue sorprendida a plena luz del día por una cámara fotográfica, y la noticia se viralizó por redes y portales de noticias. También se denunció que allí iba gente a enterrar perros, como si fuese un cementerio de mascotas.
Pese a esta mala fama, el jardín se muestra enhiesto por su soberbio arbolado. Y nostálgico, pues parece un testimonio de otras épocas mejores. Ocurre que su estado de mantenimiento es escaso, o acaso nulo: hay basura por doquier —no hay cestos—, montañas de ramas secas de podas no retiradas, bancos de cerámicas blancas y azules rotos —que alguna vez fueran hermosos— y todo envuelto en una “nube” de mosquitos que invade el predio, quizá por la falta de fumigación.
Los 13 juegos para niños —unas hamacas, unos subibajas y otros pasamanos colgantes— están en un relativo buen estado —al igual que las farolas redondas, según constató El Litoral de un relevamiento propio hecho el miércoles 16— pero esquivos, ubicados en un sector escondido: así será difícil que la gente pueda apropiarse socialmente del espacio.
La fuente
La fuente de estilo árabe del jardín se ha vuelto el recipiente de un montículo de basura: botellas, un colchón viejo, pañales de bebés usados, bolsas de residuos domiciliarios, trapos, maderas y demás trastos viejos.
Ése es el punto crítico de todo el predio: su fuente, su lugar más lindo. En la “nave” que la rodea hay macetones de mármol rotos. Y el largo sendero de lajas que conduce hasta la vertiente desde la vereda, ahora, es en realidad un caminito de mugre, con más botellas desperdigadas, yuyos altos y hasta una colcha vieja y podrida colgando de un árbol.
Hay un santuario cerrado con la Virgen María del Rosario de San Nicolás, y están también los bustos de Eva Duarte y Juan D. Perón, con placas recordatorias por el Día de la Lealtad de distintos años. Esto está en buenas condiciones y el césped había sido cortado hace poco, constató este medio.
Sexo y drogas
“El jardín fue nuestro primer jardín botánico. Desde hace mucho tiempo cayó en el abandono: no hay ni una canilla, ni sendas peatonales. Los días de lluvia no se puede cruzar, se hace un lodazal. Detrás de la pared de la fuente hay gente que entierra perros, mantiene relaciones sexuales, se juntan muchachos a consumir drogas. Pasaron las autoridades políticas y nunca se hizo nada”, declaró a El Litoral Marta Snaidero, que reclama por la puesta el valor de predio desde hace años.
Hay pozos de las extracciones de árboles que no fueron rellenados, se verificó. Troncos que aún están ahí tirados y graffitis el varios sectores. “Es un lugar estratégico y emblemático para la ciudad. Hay ejemplares de especies variadas, el arbolado hace del lugar un pulmón verde extraordinario. Esperamos que se tomen cartas en este asunto”, pidió Snaidero.
Una resolución
El 15 de septiembre de 2016, el Concejo aprobó una resolución donde dispuso que el Ejecutivo realice estudios de factibilidad técnica y económica para la “limpieza, mantenimiento y puesta en valor del Jardín del Líbano”. En el marco de ese estudio que debía hacer el municipio también debía evaluar la posibilidad de incluir el espacio en el Régimen de Padrinazgos (Ordenanza Nº 10.394) y/o en el Programa de Responsabilidad Social (Ordenanza Nº 11.923). A juzgar por el estado actual del jardín, lo pedido en esa norma aún no se cumplió.