Gabriel Rossini
Gabriel Rossini
El último relevamiento del Centro de Estudio del Comportamiento Industrial de la Unión Industrial de Santa Fe muestra una “recuperación coyuntural” de la actividad en la región, del 2,9 por ciento en el tercer trimestre de 2017, tras varios períodos consecutivos de caídas en los últimos dos años.
La “moderada recuperación coyuntural” -así la define el informe- está vinculada sólo a sectores puntuales de la industria local, pero lejos está de ser homogénea y robusta como para abrigar expectativas favorables de parte de los industriales de la región.
Las del centro-norte santafesino son pequeñas y medianas empresas, cuyo principal mercado es el interno. Sólo en algunos casos puntuales están vinculadas a las exportaciones. Por tal razón el impacto que han tenido en ellas la caída del poder adquisitivo del salario, el aumento de las tarifas de los servicios públicos y la apertura indiscriminada de las importaciones ha sido muy importante.
Desde hace al menos tres años, el sector privado vinculado a la producción no sólo no crea nuevos empleos sino que los va perdiendo, ya que los puestos que quedan vacantes por distintas razones (jubilación, fallecimiento o renuncia) no son cubiertos. Mientras tanto, la población en condiciones de trabajar aumenta.
Si bien el gobierno, por boca de sus funcionarios, dice estar preocupado por la situación del sector productivo y que el objetivo de la gestión es fortalecerlo para que genere empleos de calidad que permitan ir bajando los índices de pobreza, en la práctica las medidas que toma van en la dirección contraria.
Dos disposiciones anunciadas en los últimos días -aunque podríamos tomar cualquier semana desde diciembre de 2015- muestran que en la práctica se hace todo lo contrario a lo que se pregona: el 7 de noviembre el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, anunció que a partir del año próximo no habrá más créditos a tasa subsidiada para la inversión productiva como los que venían del gobierno anterior, y desde el Ministerio de Energía anunciaron un aumento que rondarán el 40 por ciento para el gas y la energía eléctrica.
El tema de las tarifas ha sido uno de los caballitos de batalla del gobierno nacional porque, según argumentaban desde el presidente hacia abajo, actualizar las tarifas iba a generar un boom de inversiones en el sector. Pero parece que se les fue la mano.
Carlos Rodríguez, economista ultraortodoxo, director del Centro de Economía Aplicada, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y ex viceministro de Economía de Carlos Menem escribió el jueves los dos siguientes tuits, en su cuenta personal: “Electricidad y gas: son ahora más caros q en USA (luz según tarifa 2) porque creo que están haciendo q los usuarios paguen el costo de las inversiones de las compañías privadas. Sería un ROBO. Alguien sabe algo de esta conjetura?”, y a continuación “El costo promedio del kWh en Continental USA es 12 cents. de dólar para hogares y algo menos para business. El último mes gasté 1.417 kWh y pagué 6.564 pesos o sea 375 dólares, o sea 26,5 cents por kWh más del doble que en USA. Y dicen que la tarifa está atrasada!!”.
Tarifas al alza, inflación que no cede, paritarias a la baja, 100 mil millones de pesos menos en el consumo que le sacarán a los jubilados, aumento de la deuda, tasas de interés usurarias. No parece que el año próximo la situación vaya a cambiar mucho para el santafesino de a pie.