El Litoral
Los resultados de las elecciones chilenas el domingo abrieron un nuevo mapa político que rompe con el tradicional dominio de las dos grandes coaliciones en el país.
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DPA
Los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta presidencial en diciembre son el ex presidente Piñera, que representa al bloque derechista Chile Vamos, y Alejandro Guillier, en nombre de la oficialista Nueva Mayoría, de centroizquierda.
Pese a que se impusieron las dos grandes alianzas, estos comicios lograron que surgiera con fuerza un nuevo actor, el Frente Amplio, conformado por una decena de partidos y movimientos de izquierda, que alcanzó el tercer lugar con su candidata, Beatriz Sánchez.
"El Frente Amplio llegó para quedarse", manifestó la periodista devenida política. "Hoy estamos cambiando el mapa político de Chile, por todos los votos que nos van a dejar una bancada parlamentaria del Frente Amplio", apuntó.
Sánchez alcanzó poco más del 20 por ciento de los votos, pese a que los pronósticos le daban alrededor del 8. Las encuestas fracasaron también en anticipar el apoyo que iba a recibir Piñera, al que le daban entre el 40 y 45 por ciento y finalmente recibió el 36,6 por ciento.
"Nosotros no quisimos engañar nunca a nadie, creo que hubo ingenuidad (sobre los resultados). Estoy orgullosa de que sea el Frente Amplio el que trae esa mirada a la política chilena", añadió Sánchez.
Lo que parecen haber acertado los encuestadores es en relevar el gran desencanto de la población. Según un reciente estudio del Centro de Estudios Públicos (CEP), un 47 por ciento de los encuestados no está nada interesado en la política.
Es probable que parte de los votos conservadores desencantados hayan ido al ultraderechista José Antonio Kast, un admirador del dictador Augusto Pinochet (1973-1990), que de alguna manera llega como un "outsider" de las grandes coaliciones.
El abogado de 51 años proviene de las filas de la Unión Demócrata Independiente (UDI), pero se abrió del partido en 2016 y en estos comicios, en los que presentó como independiente, obtuvo casi el ocho por ciento de los votos.
Kast será el más fuerte aliado de Piñera para la segunda vuelta y de hecho no demoró hoy en darle su respaldo "sin condiciones". El objetivo sería lograr un giro a la derecha en el país, gobernado desde 2014 por la socialista Michelle Bachelet.
La mandataria emprendió una serie de reformas progresistas que irritaron a los sectores más conservadores, como la de la gratuidad de la educación, la unión civil entre homosexuales o la ley que autoriza el aborto en tres causales, y que por otro lado son cuestionadas por la izquierda, que siente que se quedaron cortas.
De aquí al 17 de diciembre comenzarán los acercamientos, la búsqueda de alianzas, en los que las nuevas fuerzas podrán aprovechar su respaldo popular para hacer valer la voz de los que no parecen confiar en los partidos tradicionales.
O, como dijo Bachelet tras los comicios, será el tiempo de trabajar para cambiar esa situación: "Todos los que tenemos responsabilidades públicas debemos demostrar que es posible recuperar la confianza en la política".