Enrique Cruz (h)
La virtud es que el rival trató a Unión como un “grande”, preocupándose en demasía por taparle todos los caminos. El defecto, es que el equipo de Madelón se llenó de imprecisiones e impotencia. Feo partido.
Enrique Cruz (h)
Es así, no hay muchas vueltas que darle al asunto. Unión es la revelación de este torneo y está en una posición impensada para muchos en la tabla. Cuando un rival se dispone a enfrentarlo, empiezan a mirarlo con más detenimiento. Hoy todo se sabe y se estudia en el fútbol argentino, pero cuando un equipo anda bien, ese análisis del rival se intensifica y la necesidad de amoldarse y plantear el partido en función de las características y potencialidad del rival, se convierte en algo esencial para el entrenador que tiene que enfrentarlo.
¿Qué hizo Coyette?, planteó un esquema más bien defensivo, un 4-3-3 totalmente mentiroso, porque si bien Imbert intentó algún esporádico desborde por izquierda, su función —al igual que la de Gagliardi— fue la de pararse por el costado, a la manera de extremo, para tapar la subida de Martínez. Y el mencionado Gagliardi —ex Unión— hizo lo propio por el otro lado con Bruno Pittón. Así, Unión perdió ese factor sorpresa que le proporcionan la subida de los dos laterales, no hubo posibilidades de formar sociedades por los costados y no se abrió adecuadamente la cancha, algo fundamental frente a un rival que esperó bien agrupado del medio hacia atrás.
¿Mérito de Chacarita o defecto de Unión?: las dos cosas. Chacarita vino a Santa Fe a respetarlo; y hasta podría decirse que lo hizo y en demasía, porque arriesgó poco y nada. Unión no encontró nunca la forma de vulnerarlo. La imprecisión que tuvo el equipo fue alarmante. Se falló en todo. No hubo un buen primer pase (algo que en otros partidos estuvo muy seguro con la dupla Acevedo-Mauro Pittón), subieron muy poco los laterales porque no encontraron espacios y tampoco apareció la sociedad que suelen formar los dos delanteros, que se conocen y se complementan muy bien, pero que ayer no prevalecieron en ningún momento.
Cuando suceden esta clase de partidos en los que faltan espacios y reina la imprecisión en los pases, se hace más necesaria que nunca la aparición de alguna individualidad que se salga del molde y desequilibre. ¿La tiene Unión?, la respuesta es negativa. Este plantel tiene jugadores interesantes, aptos técnicamente, pero no hay uno solo que pueda aportar, desde lo individual, ese toque diferente que permita desarticular el férreo sistema defensivo del rival. Basta con mirar los cambios que hizo el técnico. Frente a un rival que en el segundo tiempo sólo se dedicó a defenderse, puso a Brítez cuando se lesionó Gómez Andrade; a Bracamonte cuando salió Zabala y a Méndez cuando Fragapane, otro de los que estuvo ausente en el juego, resignó su lugar. Quizás este último, por esas características ofensivas que tiene Méndez, puede haber sido el cambio más “ofensivo”. ¿Podría haber modificado algo si metía más gente arriba sin sacar, por ejemplo, a Fragapane y a Zabala?, es difícil decirlo cuando el partido se presenta tan cerrado y el equipo empieza a caer en tantas imprecisiones y chocando permanentemente contra la propuesta del rival.
En todo caso, podrá aceptarse que Madelón tiene en claro que asumió la conducción técnica de un equipo que necesitaba sumar de manera imperiosa y que, por virtud propia, llevó a encaramarlo en los primeros lugares y a convertirse en la revelación de este primera tercera parte de la Superliga.
Madelón sabe mejor que nadie que estas primeras limitaciones que aparecieron en su equipo, a la hora de resolver una situación, eran dable de esperar. De todos modos, en el defecto está la virtud. Si a Unión se le presentó este problema, aunque no lo haya podido resolver, es porque ya lo han empezado a mirar con otros ojos. Así jugó Chacarita, como un equipo que necesitaba pensar mucho en el rival para salir airoso. Pensó en el empate como misión principalísima y así se vio reflejado en la mezquindad exhibida, sobre todo en el segundo tiempo. El pecado de Unión fue el de no haber podido desentrañar nunca, en 90 minutos, esa complicación que le presentó el rival. Le faltó frescura al equipo, más precisión en los pases y variantes. Corrió lo que corre siempre, metió lo que mete siempre, no escatimó a la hora del sacrificio, no se desordenó atrás y defendió bien. Madelón dijo una cosa cierta: “En el semestre pasado, estos partidos se perdían”. Tiene razón. Y se nota que, en el fondo, el técnico sabe que esta posición de escolta en la tabla es un regalo que le ha caído del cielo por el gran mérito que ha tenido de encontrar jugadores aptos para llevar adelante un libreto muy claro y eficaz. Y punto. No hay que enloquecerse demasiado, sumar mucho y después, con el devenir del torneo, ver para qué se está. El objetivo del comienzo fue el de sumar puntos para superar una situación en los promedios que tendía a complicarse. Y lo está logrando con creces.
Bajo la lupa
CASTRO (6).- La única vez que tuvo que intervenir fue ante un remate de Imbert en el primer tiempo, que tapó bien. Luego hubo otra en el segundo, desviada, pero que lo hizo volar en forma espectacular.
MARTÍNEZ (4).- Algunos contratiempos en la marca de Imbert en el primer tiempo y flojo en el manejo de la pelota.
GÓMEZ ANDRADE (6).- De lo mejor del equipo, no perdió nunca y se fue lesionado (y ovacionado) en el segundo tiempo. Está en un muy buen nivel.
BOTTINELLI (6).- Bien en todo, incluso siendo una salida clara y precisa desde el fondo. Es un jugador de buena técnica que no rifa la pelota. Lo mejor de Unión a pesar de que Chacarita no atacó.
BRUNO PITTÓN (5).- Muy tapado por Gagliardi, se animó un poco más en el segundo tiempo pero sin llegar hasta el fondo para meter centros.
ZABALA (4).- Increíblemente impreciso con la pelota, le costó encontrar el partido y fue uno de los que tuvo que salir en un partido en el que el equipo necesita de buenas individualidades.
MAURO PITTÓN (5).- Quiso sorprender apareciendo en sectores ofensivos pero hubo tan pocos espacios que resultó improductivo. Ganó y perdió con la pelota.
ACEVEDO (5).- Igual que su compañero de línea (por Pittón), generando poco juego y entrando en la imprecisión del resto. Tuvo algunos roces con jugadores rivales.
FRAGAPANE (4).- Venía de hacer un buen partido con Vélez, en el que sólo le faltó el gol. Esta vez defeccionó. Hizo muy poco, no abrió la cancha ni tuvo gravitación cuando intentó con diagonales hacia el medio.
GAMBA (4).- Apenas un par de desbordes cuando buscó por el sector derecho. No pudo formar nunca una sociedad con los volantes ni tampoco con Soldano. Lo encimaron mucho y lo obligaron a jugar de espaldas al arco de Pedro Fernández.
SOLDANO (4).- Otro de los que no pudo repetir, aunque sea en parte, lo que viene haciendo en el torneo, que es realmente muy bueno. Fue marcado celosamente por los experimentados y fuertes marcadores centrales de Chacarita.
BRÍTEZ (5).- Cumplió, se paró al lado de Bottinelli, trató de empujar y no le quedó otra que cometer una infracción que le valió la amonestación. Volvió después de casi dos meses y es bueno para el equipo.
BRACAMONTE (4).- Transitó por los dos costados y no pudo cambiar ese estado de impotencia e imprecisión en el que había entrado el equipo.
MÉNDEZ.- Otro de los que no pudo aportar demasiado, a pesar de que en un córner no pudo comprometer más a Fernández con un cabezazo que no tuvo buena dirección.
“En todos los partidos que vimos de Chacarita, tuvieron vocación de ataque, salieron a buscar los partidos. Hoy no, por lo visto se ocuparon mucho de nosotros. Y nosotros estuvimos muy imprecisos”.
Leonardo Madelón
Entrenador de Unión