Un gran amor no se olvida

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Alemania)

Sus inicios en Tostado, la llegada a Colón, el pase a River, los títulos, los goles, la selección y su presente en el fútbol de los campeones del mundo. La vida de Lucas Alario sigue atada a Colón y el club recibirá un dinero sin precedentes en sus 112 años de historia. En la bellísima Colonia y en pleno invierno alemán, el goleador recibió a El Litoral.

Mirá la nota completa en la Edición impresa

“Jugué a la ruleta rusa con el penal del ascenso”

—Lucas, ¿qué es el Bayer Leverkusen?, ¿comparable con qué de Argentina?

(Alario se toma unos segundos, se toca la barbilla, mira hacia el infinito y piensa). —Es como si jugara en un club mediano pero bueno... ¡Lanús!... ¡Ahí está, es como si jugara en Lanús!.

—¿Es así, Lucas?, ¿imaginabas todo esto que te ha ocurrido en tan poco tiempo o cuando llegabas transpirado y embarrado a tu casa después de una tarde repleta de fútbol en tu Tostado natal?

—No, nunca me imaginé todo lo que me pasó. Fue muy rápido y en un período corto. Soñaba cosas lindas, pero nunca lo que me pasó. Pero siempre disfruté los momentos. Lo disfruté cuando jugaba en mi club, San Lorenzo de Tostado, y luego también en Colón y en River. Pero, ¿sabés una cosa?, todo lo que viví, lo que me fue pasando, incluso esto del Bayer y de vivir en Alemania, me ayudó a crecer como persona. Y esto también lo valoro muchísimo.

—Arranquemos por el principio, Lucas. ¿Cuál es esa foto inicial que te llevarás hasta la tumba y de la que jamás te podrás olvidar?

—¡El debut en Primera!... Sí... El debut en Primera es el recuerdo que tengo siempre presente. Hay muchos, pero del que nunca me olvidaré es de ese día que debuté contra Arsenal en nuestra cancha. También hubo momentos malos que me sirvieron para entender lo que es el fútbol.

—¿Cuál?

—Perder la categoría... Fue un momento muy duro... Nadie puede imaginarse lo que sufrí... Lo bueno es que rápidamente tuve la oportunidad de ascender de vuelta. Eso me enseñó mucho para la vida, para corregir cosas y que no me vuelvan a pasar.

—Pensar que al poco tiempo de ese descenso, jugaste la final de un Mundial de clubes. ¿Cuándo estuviste más nervioso?, ¿el día del debut o el día del partido con el Barcelona?

—¡El debut en Colón!... Era todo nuevo, ni siquiera estaba en el plantel profesional porque en ese momento estaba en cuarta y me llamaron porque había jugadores lesionados y suspendidos. Fui al banco sin haber estado practicando con el plantel... Capaz que Marito Sciacqua estaba un poco loco (se ríe)... Lo otro, lo de la final con el Barcelona con la camiseta de River, lo tomé con mucha ansiedad, pero nervios, lo que se dice nervios, fueron los del debut.

—¿Y el día que entraste por el Bichi Fuertes contra Godoy Cruz?

—Uhhh... ¡Tremendo!... Era el último partido del Bichi, el ídolo máximo del club y yo entrando en lugar de él, fue una locura. Lo disfruté muchísimo y me puso muy contento.

—Como la vida, Lucas, vamos de lo lindo a lo feo. ¿Es triste irse al descenso o termina siendo una experiencia que sirve para crecer?

—Mirá, lo peor, pero lo peor de lo peor que a uno le puede pasar como jugador, es perder la categoría con su club. Pero me sirvió para madurar, para hacerme más hombre adentro de la cancha y soy alguien que siempre trata de sacar algo positivo de lo malo. A los seis meses ascendimos, por eso, aquella tristeza de haber perdido la final con Rafaela la tomé como algo positivo.

(...) Mirá la nota completa en la Edición impresa

—¿Hay puntos de comparación entre agarrar la pelota para patear el penal contra Boca Unidos, que definir alguna situación extrema con River?

—En ese momento no pensaba en lo que podía pasar si fallaba el penal. Agarré la pelota y sólo pensaba que lo iba a meter. Si hubiese tenido alguna duda, a esa pelota no la agarraba. Gracias a Dios la pelota entró y todos felices. Fue un momento tenso, nos jugábamos todo en ese partido, iban 30 o 35 minutos del segundo tuiempo, era complicado y se abrió después del primer gol.

—Estaban afuera en ese momento...

—Sí... Y en la cancha estaba el Mago Ramírez, el Chino Landa y hasta “Fatu” Broun que pateaba penales. Pero mi instinto me llevó a agarrar la pelota. Estaba muy tranquilo y me aferré a eso.

—¿Pensás que esa imagen, la de tomar la pelota en una situación como esa, te ayudó a que se fijara River en vos?

—Yo creo que sí. Me jugaba el futuro, era la ruleta rusa, salía la bala o no. Por suerte no salió la bala. Los técnicos no miden sólo lo futbolístico, sino la personalidad adentro de la cancha. Eso influye y siempre pienso que en las decisiones difíciles, uno tiene que estar, después puede salir bien o no.

—¿Tuviste contactos con Vignatti?

—No. Sólo cuando estuve en River, pero luego no.

—¿Y qué pensás de todo lo que pasó?

—Con el tema del dinero y todo eso no opino porque no me corresponde y porque, de verdad, no estoy al tanto de nada. Es algo que no me corresponde opinar y que se deben arreglar entre las partes, yo en eso no intervengo ni opino.

—¿Que le decis al hincha de Colón?

—Agradecerle por todos los momentos que vivimos, lo bien que me trataron y me hicieron sentir y eso que vivimos etapas buenas y otras malas. El hincha de Colón siempre estuvo al lado mío, más en las malas. Siempre me respetaron y me hacen llegar mucho cariño.

—¿Seguís al equipo?, ¿estás al tanto de lo que pasa?

—¡Claro!... Siempre estoy al tanto de lo que pasa en Colón, sigo al equipo, es el club que me vio crecer como persona y jugador. Nunca olvidaré a Colón y siempre estará en mis preferencias. He vivido muchas cosas en San Lorenzo de Tostado y cada vez que voy para allá me reciben con mucho cariño y respeto. Yo sé que toda esta transferencia le ha permitido un salto en lo económico, pero eso pasa a un segundo plano. Para mí importa más lo otro. Y con Colón sucede lo mismo. El respeto y el amor de la gente vale más que el dinero, mucho más.

Mirá la nota completa en la Edición impresa