Redacción de El Litoral
Ocurrió en un inmueble de 4 de Enero al 2200. Se halló cocaína, dinero y teléfonos celulares, entre otros elementos.
Redacción de El Litoral
Este sábado a la tarde, la zona céntrica, vivió momentos de gran conmoción cuando se produjo el arribo de varios uniformados a la zona de 4 de Enero al 2200.
El motivo del despliegue fue la realización de un allanamiento que concretaron agentes de la Policía de Investigaciones (PDI), por orden del Juzgado Federal Nº 2.
Dicha intervención fue la culminación de una pesquisa que data de los primeros días de octubre cuando se puso en la mira a un grupo de inescrupulosos sobre quienes caía la sospecha de que comercializaban estupefacientes.
Tras irrumpir en el lugar, se procedió a la requisa de la propiedad y en dicha tarea el personal actuante secuestró más de 300 gramos de cocaína, fraccionada y lista para su comercialización; dinero en efectivo, teléfonos celulares; elementos de corte y una balanza de precisión.
En el inmueble allanado se encontraba el principal investigado, que dijo llamarse G.O.R., de 63 años, el que quedó detenido e incomunicado.
Junto a éste se encontraba otro sujeto (sus iniciales son C.M.A., de 26 años), el que también quedó detenido e incomunicado, ambos a disposición del juzgado federal Nº 2.
Un mal recuerdo
Vale acotar que la finca en cuestión y sus ocupantes vienen siendo cuestionados desde hace tiempo. No son pocos los que señalan que en dicha propiedad se ejercen actividades por fuera de la ley.
Como consecuencia de dicha situación en julio de 2016 se generó un fallido allanamiento (los agentes equivocaron la dirección) que hizo vivir una verdadera pesadilla a toda una familia de bien.
* “Antes que nada, quiero dejar en claro que soy el propietario del inmueble ubicado en 4 de Enero 2200. Allí, vivo con mi familia desde hace 16 años. Todos somos personas de bien y de trabajo. Jamás hubo un ‘okupa’, ni nada parecido”, dijo en aquella ocasión Gustavo Pueyo (50), al recordar uno de los momentos más traumáticos que le tocó atravesar.
Los dichos de Pueyo referían a lo que pasó esa mañana de un viernes cuando un grupo policial, que buscaba a un malviviente que terminaba de cometer un asalto, irrumpió violentamente en su vivienda.
Claro que en el interior de la casa no había ningún ladrón. Sólo estaba su hija (una adolescente, de 14 años) lógicamente aterrorizada por semejante aparición de hombres armados, encapuchados, a los gritos y los golpes. En dicha circunstancia, la menor fue hallada oculta dentro de un ropero. Por fortuna, los reflejos de los uniformados funcionaron y rápidamente cayeron en la cuenta de que estaban en el lugar equivocado.
No obstante el susto padecido por la jovencita, llevará bastante tiempo para superar. Al igual que los destrozos de la vivienda, que sufrió severos daños en dos de sus puertas.
Como siempre ocurre, el paso del tiempo, aclaró del todo las cosas.
En concreto, se supo que los policías fueron inducidos al error por una persona que les aseguró que un delincuente se había refugiado en la casa en cuestión.
Sin embargo, Pueyo se lamentó de que los uniformados no hayan apelado al sentido común. “Es vox populi que en ese sector de la cuadra hay problemas. Sólo tenían que agudizar un poco la mirada para darse cuenta de dónde estaba el inconveniente”, aseguró.
En San Justo
A su vez, otro procedimiento por drogas se concretó en la ciudad de San Justo.
Con los recaudos legales del caso, los uniformados intervinieron en una finca ubicada en Mariano Moreno, 2400, barrio Fonavi de San Justo.
En el lugar, secuestraron una escopeta calibre 12 m/m (se la denomina doce chico marca Jaguar); además de cocaína y capuchones vacíos para la comercialización de la misma.
También una motocicleta marca Honda 150 cc, teléfonos celulares, dinero en efectivo y una planta de marihuana de 80 cm, en otra vivienda ubicada en calle Río Negro 2400, barrio Fonavi 2, de San Justo.