Gabriel Rossini | [email protected]
El problema más importante para el sector industrial es que el gobierno puso en el centro de su política económica el negocio financiero y puso a un costado los vinculados a la producción y el trabajo.
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Trás un segundo semestre bastante mejor que el primero, y restando aún conocer los números del mes de diciembre, la industria santafesina cerrará el 2017 con un crecimiento de alrededor del 1 por ciento, impulsado fundamentalmente por la maquinaria agrícola en expansión desde los primeros meses de 2016, la industria frigorífica y sectores vinculados a la construcción como la siderúrgica y segmentos de la metalurgia.
Pero donde no solo no se siente este pequeño brote verde es el empleo industrial donde entre mayo de 2016 y septiembre de 2017 hubo 17 meses consecutivos de pérdidas de puestos de trabajo en torno al 2,4% interanual, tal como lo revela el último informe de actividad que elabora la Federación Industrial de Santa Fe.
En septiembre de 2017 la industria santafesina contaba con 116 mil puestos de trabajo, un nivel 1,5% inferior respecto a igual mes del año anterior, equivalente a una pérdida de 1.805 puestos de trabajo. En cotejo a septiembre de 2015 la cantidad depuestos de trabajo se redujo en 4.075, refleja el informe.
El otro dato del informe que tiene encendidas todas las luces amarillas es el del comercio exterior: según revela Fisfe a noviembre de 2017 las exportaciones argentinas crecieron 0,1% en volumen y 1,2% en valor, mientas que las importaciones subieron 13,2% y 19,9% respectivamente. Solo en noviembre de este año las exportaciones cayeron 4,9% interanual mientras que las importaciones crecieron 30,2% interanual. Esto quiere decir que lejos de intentar ponerle un freno, el proceso se aceleró y se estima para este año un déficit récord de la balanza comercial.
Pero más allá de los estadísticas, en este caso las que todos los meses difunde la entidad gremial que nuclea a los industriales de la provincia pero podría ser la de cualquiera vinculado al sector productivo, el problema más importante para el sector es que el gobierno puso en el centro de su política económica el negocio financiero y puso a un costado los vinculados a la producción y el trabajo.
De hecho, tal como destacaron dirigentes políticos y gremiales, en la primera conferencia de prensa del año que brindaron el jefe de Gabinete, los ministros de Finanzas y Hacienda y el presidente del Banco Central, no hubo ningún representante de los sectores vinculados con la producción y el empleo, aunque el argumento era anunciar medidas que impulsaran la actividad de la economía real.
Durante días de lo único que se habló fue de si el presidente del Banco Central iba a bajar o no la tasa interés de referencia el martes pasado y, en caso de hacerlo, en qué porcentaje. Una vez resuelto el enigma, ahora todos los ojos están puestos en la renovación de Lebacs del próximo martes para ver si la tasa de interés baja más o no. Y así todas las semanas. Mientras tanto nadie habla de qué medidas tomar para mejorar la producción de las empresas argentinas o como conseguir inversiones productivas, que son las que generan empleos.
Un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda conocido la última semana, revela que en los últimos dos años mientras la inversión financiera creció el 790%, la productiva (Inversión Extranjera Directa, IED) cayó 14%.
En dólares, para producir, teniendo en cuenta el acumulado de los primeros tres trimestres, van a ingresar unos u$s 8.280 millones contra los u$s 9.577 millones registrados en igual período de 2015. Para especular, en tanto, ingresaron al país este año 27.937 millones de dólares, 3.252 millones más que en 2016 y 24.797 millones más que en 2015.
A esta altura no se puede poner en duda que ganar plata es una de las principales actividades del hombre. De la misma manera que generar regulaciones que permitan hacerlo de manera tal que no arrasen con todo (personas, empresas, reservas monetarias, medio ambiente, etc.) es un deber y una obligación del Estado.
Pero fundamentalmente debe generar las condiciones para que ganar plata sea consecuencia de actividades que produzcan bienes y servicios que impulsen el crecimiento de un país y su gente. Si ganar plata especulando es más fácil y sencillo que produciendo, solo habrá futuro para quienes ganan fortunas con las tasas de interés, los bonos y cualquier instrumento financiero que se genere.