Nancy Balza | [email protected]
En la ciudad del sur se relevaron 400 unidades en una prueba piloto que a fines de 2018 se repetiría en nuestra ciudad. El gobierno provincial impulsa una ley que está en debate en Diputados. Luego será el momento de adecuar los códigos de construcción municipales.
Nancy Balza | [email protected]
El año pasado se puso en marcha una prueba piloto de certificación de eficiencia energética para inmuebles de la ciudad de Rosario. Se postularon 500 viviendas, se relevaron 400 y ya se extendió el correspondiente etiquetado a 240. Contado en pocas líneas parece fácil, pero el tema es mucho más complejo y el camino recorrido, más largo.
Verónica Geese, secretaria de Estado de la Energía aclara de entrada que el tema involucra “cuestiones personales, culturales, económicas, profesionales y de industria”, que en el mundo “se están trabajando desde hace más de 20 años” y que aquí se abordan “en base a experiencias previas”. Como la que trajo a comienzos del año pasado el arquitecto alemán Richard Franken, experto en Certificación de Inmuebles en Europa.
El diálogo con la funcionaria provincial se concreta en una de las torres que se elevan en la zona portuaria de esta capital donde la repartición a su cargo se trasladó recientemente, en una oficina luminosa y vidriada.
“A la eficiencia energética se llega de varias maneras”, explica. Una es a través de las tarifas que pueden ser altas cuando el consumo es muy elevado y pueden bajar en una proporción geométrica cuando ese consumo desciende. También a través de una ley -como la que impulsa el Ejecutivo y ya está en debate en la Legislatura- que establece las características de la etiqueta de eficiencia energética, con criterios similares a los que ya existen para electrodomésticos. Esta etiqueta va de la A a la G, en grado decreciente, calificación que puede ser mejorada por el propietario del inmueble y, según propone la ley, con un reconocimiento en el cuadro tributario.
La tercera forma de avanzar en eficiencia energética es a través del concepto de sustentabilidad, argumento sólido en el mundo desarrollado aunque postergado “por años” en el país.
En cualquier caso, las ventajas ecológicas son indiscutibles. La cuestión es otorgar a esta propuesta un plus económico para que sea atractivo en el mercado. “Lo que puede ocurrir es que se pague un poco más de alquiler por una vivienda eficiente, pero se va a pagar mucho menos en consumo de energía”, resume Geese.
En el sur
Para que todo esto ocurra, una vez que la ley sea sancionada, deberán adherir los municipios y comunas que tienen en sus manos los códigos de edificación. En Rosario ya está vigente la ordenanza 8.757/2011 que incorpora a su reglamento una sección denominada “Aspectos Higrotérmicos y Demanda Energética de las Construcciones” exigibles en la construcción de edificios. Por eso es que la prueba piloto comenzó por esa ciudad.
Para ello se hicieron cursos de formación de consultores -”siempre con muchos más interesados de los que permitía el cupo, por lo que se espera replicarlos durante este año”-, se postularon 500 viviendas, se relevaron 400 y se extendió el etiquetado a 240, con la idea de continuar durante los meses de verano.
Antes de llegar a esa instancia, el tema se debatió en una mesa técnica de la que participó el Ministerio de Energía de la Nación, el Instituto de Tecnología Industrial (INTI), el IRAM y la Comisión Nacional de Energía Atómica, junto a la Secretaría de Estado de la Energía de Santa Fe que viene liderando esta metodología. “El aplicativo que se utiliza en el relevamiento se hizo en Santa Fe y nos sirve -además de determinar el etiquetado- para tener información sobre los biotipos constructivos de la provincia”. Seguramente, “si se hace una prueba piloto en Santa Fe el resultado va a ser diferente de Rosario, y de Reconquista, Tostado y el resto de las ciudades”.
Todo es energía
“Todo lo que se hace tiene un gasto económico y un gasto ambiental, especialmente las cuestiones energéticas. No se puede seguir con la irresponsabilidad de prender el aire a 20° porque si y porque se puede pagar ese consumo”.
Por el contrario, “la actitud de ser más responsables con el uso de los recursos necesariamente tiene que empezar por el tema de la energía”, reflexiona Geese.
Para la secretaria es fundamental empezar a hablar de eficiencia energética. “Por mucho tiempo la gente no habló de la energía, tampoco lo hicieron los medios, y eso hizo que sea como un don natural, algo ‘dado’, si bien hay que pagar el costo”. Entonces, “hay que cambiar ese paradigma en la cabeza de la gente, entender que es un recurso escaso, que cuesta mucho pero que también al planeta le cuesta producirlo”.
Geese admite que este puede parecer un tema “secundario frente el desempleo y la pobreza pero se puede trabajar en las dos líneas”. En efecto, “mucho del trabajo serio sobre el tema energético va a generar más empleo y más inversión en capital”.
Para apuntalar más este concepto, el año pasado la Secretaría ideó el spot “Somos energías conectadas” -así se lo puede buscar en la web-, breve y concreto, en el que se sintetizan estrategias para ahorrar recursos que se utilizan todo el tiempo en el hogar, pero no siempre de manera eficiente. “Si se entiende que un postigo se puede cerrar para evitar el paso del sol en verano y abrir para demorar el encendido de luces en invierno; si se considera que calentar un poco de agua y fabricar este mate -el que tiene sobre su escritorio- demandó energía, se toma otra dimensión del tema”.
Interministerial
Los conceptos de eficiencia energética y energías renovables se trabajan en conjunto con el ministerio de Educación, “con la convicción de que niños y niñas son un buen vehículo para modificar conductas en adultos”. También se prevé coordinar acciones con el ministerio de la Producción, para abordar la eficiencia energética en la industria: en ese sentido ya se avanzó un paso con la formación de gestores energéticos industriales.
En el terreno
Sandra Montapponi es ingeniera civil y magister en Desarrollo Sustentable. Es de Rosario e integró el año pasado del primer curso de certificadores en eficiencia energética que organizó la Secretaría de Estado de la Energía. Por lo tanto participó de la prueba piloto que se realizó en la ciudad del sur durante 2017, tarea que se desarrolló con cuatro colegios profesionales: ingenieros civiles, arquitectos, ingenieros especialistas y maestros mayores de obras y técnicos.
En diálogo con este diario señala que en cada caso se analizó la vivienda en sí, la envolvente -constituida por el muro, el aventanamiento, cubierta del techo y piso-, la relación con el entorno y el lugar donde el inmueble está inserto: si es una casa, un departamento, si está construido entre medianeras, en un piso alto. Todos esos valores son los que se cargaron en el aplicativo diseñado a este efecto por la provincia.
Así se obtiene el Índice de Prestaciones Energéticas -concepto previsto en el proyecto de ley- que permite evaluar cómo es la calefacción en invierno, la refrigeración en verano, la producción de agua caliente sanitaria e iluminación, “buscando condiciones de confort y calidad de habitabilidad”. Además, el aplicativo permite establecer si la vivienda cuenta con el aporte de energías renovables.
Con esta información, se evalúa el consumo anual de energía primaria y se establecen rangos: un menor consumo acerca la calificación a una letra A, B o C de la etiqueta. “Sin embargo, no se pueden unificar criterios porque la situación difiere si se trata, por ejemplo, de una casa o un departamento”, entre otras variables.
“Como profesionales esta experiencia es muy valiosa porque si bien la prueba piloto está orientada a relevar inmuebles existentes, nos permite aconsejar qué mejoras se pueden introducir para aumentar su eficiencia y disminuir el consumo anual de energía”, de manera que si el propietario tiene previsto cambiar aberturas o hacer una ampliación, se puede incidir en la elección de materiales o los métodos de construcción.
El proyecto
En julio del año pasado ingresó a la Cámara de Diputados el proyecto de ley de etiquetado de eficiencia energética de inmuebles existentes o en proyecto de construcción destinados a viviendas. En los considerandos y antes de ingresar a los ocho capítulos en que se organiza el texto, se destaca el trabajo que desarrolla desde el año 2013 la Secretaría de Estado de la Energía en esta materia y se define que el objetivo es brindar a la ciudadanía una herramienta adicional de decisión a la hora de alquilar o comprar un inmueble.