Domingo Sahda
Domingo Sahda
Ajustándonos a la explicación que brinda la erudita María Moliner en su enciclopédica obra “Diccionario del uso del Español” (Editorial Gredos, 20º reimpresión, Madrid, España, 1997), el sustantivo “Museo” (del latín “Museum”/, griego “Museion”, “de las Musas”) es “el lugar en que se guardan objetos artísticos o colecciones científicas convenientemente colocadas para que sean examinadas”. Se aplica a una casa particular, a una ciudad etc., en que hay muchas obras de arte. Ser “examinadas” supone ser vistas, apreciadas. Valoradas en el marco de la sociedad a la que pertenecen, otorgándole valor testimonial/creativo del sitio, lugar, conglomerado humano en el cual tal entidad se recorta como hecho patrimonial. El Arte Visual, el Arte Plástico, sea este manifiesto en el plano o en el espacio cercano se constituye en una proposición intelectiva, volitiva y perceptiva que prestigia el lugar en el que el mismo se produce. El valor de “lenguaje visual”, cuyas imágenes testimoniales y expresivas acompañan a la especie humana desde el origen de los tiempos se valida y cobra sentido cuando sus manifestaciones están en contacto directo y constante con la población entorno, cuando la población tiene acceso a tales colecciones de manera constante, inteligente y significativa.
Así las cosas, resulta cuanto menos penoso que los Museos Oficiales habilitados como tales en la ciudad de Santa Fe hayan devenido en espacio del “silencio y la nada” en mérito a la inacción, ¿incompetencia? de sus responsables institucionales. Este vacío significativo dio su primer paso en el Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez y ha continuado con el Museo Municipal de Artes Visuales Sor Josefa Díaz y Clucellas recortado ocasionalmente como Galería de Arte. A ello hay que agregar el insólito aviso “cerrado por vacaciones” del Museo de Arte Contemporáneo (MAC).
En todo el mundo civilizado, la temporada estival es el tiempo libre que permite acceder al conocimiento, la apreciación, y la valoración de las obras creadas por los artistas del lugar, de la región, del país. La ciudad capital de la provincia posee un patrimonio artístico que enriquece la historia del país, más, el mismo duerme el sueño de los olvidados en sus depósitos llamados “museos”, espacios públicos sostenidos con el aporte de los ciudadanos en su conjunto. No se pretende que los mismos estén habilitados veinticuatro horas al día, todos los días, se trata de perfilar el sentido de los mismos y atender a las eventuales expectativas de “lugareños” y visitantes viajeros. Actuando de tal modo, y en ejercicio de buen gobierno, se evitaría que los mismos sean “Mausoleos del olvido”.
(*) Cervantes Saavedra, Miguel De, “Don Quijote de la Mancha”.