Néstor Vittori
Néstor Vittori
Para comprender el paso poco fértil del Papa Francisco por Chile es menester explorar tres aspectos determinantes de la creciente secularización de la sociedad chilena, que viene bajando año a año su profesión de pertenencia a la Iglesia Católica, 17 puntos porcentuales entre 1995 y 2014.
Configuración étnica
Un primer aspecto, y acaso el más importante es el de la configuración étnica del país, y en particular de algunas regiones, que tienen un componente indígena importante. En todo Chile, un 10 % de la población se reconoce indígena, pero hay sin duda una mayor participación indígena en la mayoría de su población criolla, que tiene distintos grados de mestizaje y por ello lazos culturales con los pueblos indígenas.
Por caso, cabe señalar que en Bio Bio, el 25 % de la población es indígena.
Este dato no es menor, sobre todo por la prevalencia indígena mapuche, más de un 85 % de la población indígena, atendiendo a su religiosidad, que ha sobrevivido a más de 400 años de intentos de evangelización por parte del catolicismo, primero a través de la acción de conquista por parte de los españoles y luego por las distintas acciones evangelizadoras realizadas por jesuitas, franciscanos y capuchinos principalmente.
La principal contradicción que no pudieron vencer los sacerdotes -aun los jesuitas, que no plantearon reemplazar la religión original, sino educarlos para generar sincretismo- es que los mapuches tenían ritos, pero no tenían ni ídolos ni representaciones de los dioses que temían, más que veneraban.
Creencias
Gnechen era un dios creador, sin intervención en los avatares de la naturaleza, que sí estaban vinculados negativamente con Pillán, que era el Dios que mandaba los infortunios y a quien consideraban residente en los volcanes, como máxima furia potencial de las catástrofes divinas.
Los ritos y los sacrificios estaban destinados a Pillán y a sus consecuencias, que eran la erupciones volcánicas, los terremotos, las sequías, las lluvias torrenciales, los aludes y otras calamidades.
Una tercera categoría de dioses maléficos la constituían los maleficios, a los que llamaban “huecubu”, que eran básicamente las enfermedades, las intoxicaciones, los envenenamientos que quedaban, según su naturaleza, en manos de hechiceros que hablaban con los “huecubu” o de “machis” que conocían las artes rudimentarias de la medicina, básicamente herbal, con que los curaban, en el marco de rituales donde se mezclaban la práctica con las creencias.
La relación de las creencias con la naturaleza y con los conocimientos ancestrales de los viejos, fue la barrera que no pudieron penetrar sustitutivamente las prédicas evangélicas.
Resistencia
Por otra parte hay que señalar la gravitación del autoritarismo del período hispánico, que se desenvolvió en la esclavitud de los indígenas sometidos al sistema de mita y yanaconazgo con los sufrimientos padecidos, por un lado, y por el otro la constante de una situación de guerra que perduró desde la llegada de los primeros contingentes españoles allá por 1530, hasta la denominada “Pacificación de la Araucania” en la década de 1880.
Tal es la supervivencia cultural de la rebeldía mapuche, que aún hoy en día, denominan “yanaconas” a aquellos indígenas respetuosos del orden jurídico constitucional vigente, que no quieren sumarse a las avanzadas guerrilleras de los actuales grupos rebeldes contra el sistema.
La resistencia a la modernidad, sumada a la pretensión de volver atrás todo el sistema jurídico generado constitucionalmente para convertir la estructura básica del sistema económico capitalista -es decir, el derecho de propiedad con su característica de exclusividad respecto del titular de la misma-, en un derecho de acceso territorial a superficies consideradas ancestrales, para allí ejercer la caza y recolección, sin duda intenta una subversión imposible. Porque más allá de las pretensiones ancestrales, implicaría romper todo el sistema económico y retrotraer el desarrollo chileno en las regiones afectadas, negando ya, los derechos adquiridos en el marco de su sistema jurídico constitucional.
Esto, considerado desde una inocencia evangélica: que los mapuches no tienen aspiraciones de dominación sobre actividades económicas existentes, como la minería, la industria forestal, los parques eólicos y otras actividades.
Socialismo
Un segundo gran aspecto determinante de la secularización de la sociedad chilena, es el impacto cultural de la evolución política hacia el socialismo en el tándem de los gobiernos de Frei y de Allende, que avanzaron procesos de socialización que fueron, entre otros, los motivos de la revolución que puso en el poder a Augusto Pinochet, quien removió los avances socialistas sobre la propiedad privada y fundó la recuperación económica que coloca al Chile de hoy en una situación de privilegio en la economía latinoamericana y de consideración en el mundo.
El acompañamiento relativo de la jerarquía católica chilena al proceso que hoy ha posibilitado un Chile mejor en términos económicos, sin duda le resta consideración popular, porque todavía muchos chilenos a los que no ha alcanzado la bonanza del crecimiento y desarrollo de su base económica consideran que la actitud de la Iglesia es elitista y alejada de los sectores populares.
Abusos
Un tercer aspecto, sumamente importante, ha sido la indefinición práctica del Papa frente a los abusos sexuales del cura Karadima entre otros, que fueron condenados en términos genéricos, pero que para buena parte de la sociedad chilena resultaron protegidos en la figura cuestionada del obispo Barros de Concepción, quien dio aparente protección al cura cuestionado.
Esta mezcla de factores, sin excluir algunos otros, es lo más importante en la explicación del retroceso de la cristiandad en el país vecino.