Darío Pignata
Análisis. Perdía 1 a 0 y lo ganó 2 a 1. Es la gran sorpresa de la Superliga.
Darío Pignata
No hay mejor forma de alejar esos viejos fantasmas que jugando al fútbol, con todo el abanico que comprende la palabra: correr, meter, pensar, tocar, buscar y concretar. Unión sabe que pelea contra los rivales, contra los poderosos de la Superliga (como el rival de este domingo a la noche) y contra sus propios miedos, ésos que nunca lo dejaron jugar una Copa. Por eso, la mejor receta para abrazar el sueño es jugar al fútbol. Y frente a Racing, Unión ofreció su mejor fútbol. Debió golear, claramente, pero ganó 2 a 1 casi pidiendo la hora por esos pelotazos por arriba de un Racing desesperado al área de Nereo.
La verdad, lo del primer tiempo fue para aplaudir de pie. Hace tiempo que no veo un equipo grande irse tan mareado y “bailado” como ese Racing. Sólo de milagro ese primer capítulo fue pardas.
¿Cómo explicar un primer tiempo en el cual Unión debió GOLEAR y necesitó de dos penales —el primero viveza de Gamba para inventar el contacto; el segundo inobjetable— para apenas EMPATAR?. Sólo se entiende desde la idea que Unión fue, en todos lados, el mejor Unión: pressing, actitud, juego, generación, solidaridad. Pero hubo un sector del campo de juego donde Unión no fue Unión sino Papá Noel en plena Nochebuena y Navidad. Ése lugar se pinta de la siguiente manera:
“Las áreas que “rodean el arco”, el área chica con 5,5 metros de longitud y 7,32 metros de largo. Las áreas grandes de una cancha de fútbol cuentan con 16,5 de longitud y la misma distancia a ambos lados a partir del pórtico. Por último, desde la línea de fondo hasta el punto del lanzamiento penal deben haber 11 metros de distancia”.
En ese lugar, llamado “ÁREAS”, Unión fue tremendamente generoso...en la propia y en la de efrente. En la de Nereo, porque se hizo un gol prácticamente solo cuando el “Pulpo” González desplegó de cabeza el más mortal de sus tentáculos: saltó a la carrera, con una libertad total ante defensores parados y le cambió el palo a Nereo que voló para la foto.
Antes de ese 1-0 para Racing, ya había avisado el dueño de casa con una bomba de Gamba después de un anticipo de Acevedo que la rompió toda. No fue gol porque Musso resolvió como un jugador de vóley.
Después del gol de Racing llegó un mongólogo de Unión, atacando y atacando a Racing por todos lados:
— 1) Gran construcción de la familia Pittón (quitó Mauro y centreó Bruno) para que Gamba de “palomita” volara a un casi blooper: tenía todo para empatar y calculó mal el arco
— 2) Pelota magistral de Acevedo, actuación tipo MIDACHI de Gamba en el área buscando el contacto con Musso, el juez que compra y penal para Unión: allí en una misma jugada, erró dos goles. Primero, Gamba el penal (atajó Musso); después, Zabala a la carrera.
— 3) Gran proyección de Damián Martínez, enganche en el área y zurdazo de media vuelta que se va arriba del travesaño
— 4) Otra vez Damián Martínez en excursión ofensiva, aprovechando un pase-gol incréible de Acevedo de caño: le taparon el remate justo antes de empatar
— 5) Horror de Racing en la salida, quita Soldano, le queda a Zabala y el charrúa que la tira cruzado
— 6) Viaje fantástico de Bruno Pittón por izquierda, mano de Saravia, otra vez penal de Trucco y ahora sí Soldano que la manda a guardar con alma y vida.
— 7) Se anima el uruguayo Zabala, de gran primer tiempo, desde lejos y casi se le escapa a Musso: no fue blooper y gol de milagro.
Así, en el conteo, casi hay una decena de opciones de gol. ¿Qué hizo Racing, además del gol?: una contra de Lautaro Martínez —habilitado por un cabezazo defectuso de Yeimar para atrás— que barrió Bottinelli y valió tanto como un gol.
Así, en el famoso ping-pong, Unión ganó ¡¡¡10 contra 2!!!. Sin embargo, a los vestuarios se fueron 1 a 1.
El complemento arrancó igual, a puro gol errado por el dueño de casa: pelota-gol al vacío, pique perfecto para romper el off-side de Franco Soldano y el zurdazo del ex Unión de Sunchales que le rompió el cuerpo a Musso.
Hasta que el “Chaco” Acevedo —se comió la cancha— armó otra de las apiladas, la limpió para Zabala y el uruguayo usó todos sus recursos: amagues, quiebre de cintura, slalom y zurdazo cruzado al lado del caño. Esta vez, el buen arquero Musso no pudo hacer nada.
No debió sufrir hasta el pitazo final de Trucco: lo debió liquidar Gamba, pero Musso otra vez dijo no. Cuesta encontrar un jugador de Unión flojo, con individualidades que tocaron techo en el 15 de Abril: Bottinelli una muralla, los laterales (Bruno Pittón y Damián Martínez) parecieron aviones, Acevedo la rompió toda y Zabala otra vez haciendo goles lindos que se llaman golazos.
Ganó Unión y ganó bien. Esta vez, no necesitó de la mejor delantera de la Superliga, porque Gamba anduvo errado y Soldano la metió de penal. Se permite soñar Unión, le quedan 14 finales y sigue tercero. Si bien debe luchar contra sus propios fantasmas, se abraza al gran sueño con su mejor fútbol.