Guillermo Dozo
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La Subsecretaría de Derechos Niñez, Adolescencia y Familia, Andrea Travaini, brindó una respuesta contundente ante las preguntas formuladas por Patricia Uriarte sobre el destino de sus siete hijos.
Guillermo Dozo
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El Litoral publicó este jueves una nota en la que Patricia Uriarte preguntaba dónde estaban sus siete hijos luego de la intervención de la Subsecretaría de la Niñez ya que en agosto fueron llevados de su hogar en San Javier; estuvieron en hogares de Rosario y de en Santa Fe para, el 6 de diciembre, perder todo contacto con ellos y ser llevados a un lugar desconocido”.
La subsecretaria Travaini, explicó que el caso de Walter Soffietti, Patricia Uriarte y de sus hijos “es una historia que viene de largo. Interviene la Subsecretaría hace varios meses atrás cuando la fiscal de San Javier, Rosana Marcolín, nos pide que Niñez proteja a estos siete niños. Hay una historia de mucha violencia de género hacia la señora, Patricia Uriarte, y hacia los siete chicos. Esta violencia se observa -entre muchas otras historias- porque los chicos vivían en el piso mientras el matrimonio lo hacía en un colchón; además había malos tratos; quemadura de cigarrillos, quemaduras en el pelo... eran siete chicos que vivían en este ambiente”.
“Nos toca hacer la primera intervención y en una situación de violencia de género. El esposo -tras una denuncia de la mujer- había estado preso pero que queda en libertad a los pocos días y es allí donde ella da marcha atrás con la denuncia inicial sosteniendo que era falsa y que era por cuestiones de pareja. Para tener una idea de lo que pasaba, ella le había hecho llevar a los chicos una carta pidiendo ayuda y auxilio a la trabajadora del servicio social de San Javier”, expresó la funcionaria.
“Había riesgo de vida”
Agregó que en su área “se tuvieron varias entrevistas con ella porque entendíamos que había riesgo de vida tanto para Patricia como para los chicos; y tratamos de que entendiera ésto, pero nunca fue posible en relación a ella. Por eso la Subsecretaría decide resguardar a los chicos, los vamos a buscar y cuando llegamos encontramos solos en la casa. Relatan que estaban así desde hacía un par de días. Los sacamos del lugar y los trasladamos inicialmente a la ciudad de Rosario porque entendíamos que había un marco muy grande peligrosidad hacia ellos y después, pasado un tiempo, los trajimos a la ciudad de Santa Fe. En este lapso se intentó una vinculación con la familia ampliada porque veíamos que era imposible con la madre y con el padre, ya que Patricia aparecía todo el tiempo con su pareja”.
Recordó que “en ese marco ellos cumplieron un amplio derrotero con varios instituciones pidiendo la restitución de sus hijos. Tuvieron muchas entrevistas en la Dirección de Niñez acá en la ciudad de Santa Fe donde se les explicó la situación y donde inclusive se le decía a la mamá y se trabajaba con ella en cada una de las entrevistas, acerca de la posibilidad del resguardo de ella con los chicos dado el riesgo que corría y nada de esto fue posible”.
Además explicó que “hay informes periciales que se hicieron a pedido de la fiscal Marcolín tanto de ella como de él donde se describe la personalidad de ambos y cómo funcionan ambos, con una gran dominación de él hacia ella. Patricia aparece como una persona temerosa y silenciosa cuando están juntos y ella cumpliendo siempre órdenes de su pareja”.
La causa judicial
La causa que se ventila en la justicia contra Walter Sofietti es por reducción a la servidumbre, lesiones dolosas calificadas y amenazas coactivas en el marco de violencia de género. Uno de los elementos que son tenidos en cuenta por la Justicia es que cuando los chicos estuvieron a resguardo comenzaron a hablar y cada uno de ellos pudo dar cuenta de las atrocidades que vivían con esta persona. Uno de los testimonios que pudieron expresar uno de los hijos sostiene que “...sus padres discutieron y que el señor Walter pegó a su madre con un cable y con el puño por la espalda, la golpea, le quema el pelo y siente miedo de la situación que estaban viviendo ya que su padre le dijo que iba a prender fuego a la casa. Agregan que su papa a veces no les da de comer, siempre los agrede e insulta. A una de mis hermanas le dice puta y a mí me dice puto y a mi mamá le dice que es una sirvienta”.
Travaini puntualizó que “hubo un grave hostigamiento de los padres sobre los chicos (ver aparte). Les compraron celulares. Hasta seis celulares llegaron a tener y les pedían que filmaran; que grabaran para hacer denuncias y sacarlos del lugar donde estaban a resguardo. Por todo esto tomamos la decisión de retirar a los chicos de ese lugar porque no estaban siendo resguardados porque estaban interponiéndose todo el tiempo en el camino. Evaluamos que estaban en riesgo esos siete chicos como también los trabajadores de la institución. Por eso se los lleva a otro lugar y no se les dice adónde están. En donde están ahora los chicos comenzaron a estar muy bien y comenzaron con los relatos, con este vínculo y comenzar a volver a contar gran parte de las cosas que les ocurrieron durante todo este tiempo.
Cámara Gesell
Una de las inquietudes es por qué hasta el momento en la causa no se hizo una cámara Gesell. Travaini explicó que “se había pedido una cámara Gesell pero como los papás comenzaron a ir al lugar donde los chicos estaban alojados. Todo el tiempo estaban hostigando sobre todo a los más grandes. Cuando iban a la pileta en el complejo de ATE se les aparecían en la pileta o en los baños de mujeres ella o en el de hombres, él. Hubo un hostigamiento de ambos hacia los chicos”.
Agregó que “ellos estaban todo el día pendiente del movimiento de los chicos. Los operadores detectan todo esto y les piden que se retiren. Hago un paréntesis para aclarar que Walter Soffietti tiene una prohibición de acercamiento hacia sus hijos y hacia su mujer. El de su mujer ya no tiene más validez pero el de sus hijos sí. Por este hostigamiento la cámara Gesell tuvo que ser interrumpida porque los chicos empezaron otra vez a tener miedo y todo lo que habíamos podido avanzar y que ellos comenzaran a confiar y pudieran empezar a hablar, se cortó”.
En la investigación judicial hay algunos elementos que fundamentan la violencia en la que estaban envueltos los chicos. Uno de ellos tiene que ver con una primera nena que fue rescatada por una hermana de Patricia ya que la niña de sólo ocho meses, vivía atada a la pata de una cama. La niña creció y se encuentra bien pero tuvo que ser llevada casi a la fuerza dado el grado de maltrato al que era sometida.
Otro dato importante es el hecho que desencadenó una ola de violencia en particular en el hogar. Walter Soffietti había mandado una carta a la Nación presentándose como afectado por la inundación y pidiendo algún tipo de auxilio. Se le enviaron cuchetas para los niños. Al poco tiempo los muebles y los colchones fueron vendidos por el padre -está registrado el nombre de la persona que los adquirió- y el reproche de esta situación fue la que había actuado como detonante. Los hechos de violencia se desataron y de allí las amenazas de “quemar todo” y con “los chicos adentro”.