El Litoral
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La marcha se llevó a cabo este lunes 12, en la plaza principal de la ciudad. Familiares, amigos y vecinos de la víctima pidieron justicia. No hay detenidos a una semana del crimen.
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El lunes 12 de febrero por la tarde, aprovechando la distensión del feriado de Carnaval, la familia del corazón de Adriana Elizabeth Bonetto, junto con sus amigos y vecinos que la conocieron, se reunieron en la plaza principal de San José del Rincón para pedir “Justicia”. Apoyados por el Colectivo “Ni Una Menos” (NUM) Rincón y la Agrupación LGBTI “1969”, los manifestantes enarbolaron banderas y pancartas alusivas, con un enérgico reclamo hacia la Justicia, para que identifique y detenga al autor del travesticidio de Adriana; pero también dirigieron sus voces hacia las autoridades políticas (municipal y provincial), a quienes exigieron “que se hagan presentes para acompañar a los familiares en todos los aspectos de atención a la salud y los procesos jurídicos. Así como también para generar políticas de acompañamiento más amplias del colectivo trans de la localidad”.
En un documento que hicieron llegar a El Litoral, el Colectivo NUM recorrió la historia de “Cuqui” Bonetto, violentamente asesinada el pasado jueves 8 de febrero, en horas de la madrugada, en su casa del barrio Los Espinillos.
Contra la exclusión
La historia está apoyada en el relato de Patricia, una amiga de Adriana a la que considera casi como “una hermana”. De allí surge que “Cuqui” nació en Santa Fe en el 68’, que tenía 49 años y que trabajó desde siempre. “Cuqui pudo superar a fuerza de mucho trabajo esa barrera social y sistémica de exclusión, este año cumplía sus 50”, agrega.
“Desde temprana edad comenzó a trabajar en un frigorífico. A los 20 años, cuando comenzó su búsqueda de una nueva identidad travesti, su hermano la descubre y la familia decide expulsarla de la casa”, sigue el relato omnisciente que marca el quiebre en la construcción de la personalidad de la protagonista.
“A partir de la expulsión de su hogar, Cuqui renuncia a su trabajo y comienza un camino de desamparo y desprotección, viviendo por un tiempo en la calle”. Pero ese derrotero también incluye una historia de logros y superación en un contexto adverso y termina sus estudios secundarios, lo que luego le permite conseguir mejores trabajos. Fue secretaria en un estudio jurídico durante una década y se desempeñó cuidando ancianos en un hogar al cual debió renunciar tras un cambio de administración, y a cuyos dueños acabó demandando.
Identidad de género
Sus seres queridos la recuerdan como “una mujer divertida, rebelde, comprometida y brava para las peleas y tierna para los abrazos”. Era el “sostén” de su familia y “se sentía cuidada en su hogar en el barrio Los Espinillos donde logró construir una vivienda de material” y donde finalmente encontró la muerte una semana atrás.
“En 2012 y con la Ley N° 26743 de Identidad de género Cuqui elige su nombre de Adriana Estefanía Bonetto, tomando el apellido de su madre”. Y “en el último tiempo trabajaba cuidando un hombre mayor de la localidad de Arroyo Leyes”.
Ya en el terreno de las especulaciones -hay una investigación judicial abierta que todavía no se ha resuelto-, para el Colectivo NUM el crimen de Bonetto no tuvo como única finalidad robarle la moto y algo de dinero. “A Cuqui no la matan sólo por eso”, afirman.
Por su elección
“Cuqui pertenece a un amplio colectivo de trans, que en su amplia mayoría no superan los 35 años de vida. Las asesinan con saña, como en el caso de Cuqui, por haber elegido una identidad distinta a la biológica y a la determinada socialmente. La sociedad patriarcal, les asigna a las travestis el último lugar de la escala social, o mejor dicho, les da la primer posición para ser descartadas, asesinadas por cualquiera con toda impunidad sin que eso signifique para la sociedad machista haber cometido un crimen”, argumentan desde dicho espacio.
Es por eso que desde el colectivo NUM Rincón “pedimos al poder judicial arbitren con celeridad las medidas necesarias para que se haga justicia y no quede impune el crimen de Adriana Cuqui Bonetto”. También “exigimos una Fiscalía de Femicidios y Travesticidios porque no son delitos comunes son delitos de crímenes de odio por ser Mujer”.
Algunos datos
Las referencias históricas de la travesti asesinada se apoyan en datos producidos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en los que se afirma que “el 80% de las mujeres transexuales latinoamericanas mueren antes de los 35 años”.
En ese contexto citan a Loana Berkins -una activista argentina fallecida en 2016-, que dice “que travesti es ser personas que construimos nuestra identidad cuestionando los sentidos que otorga la cultura dominante a la genitalidad. Se considera que un cuerpo con pene seguirá una subjetividad masculina y un cuerpo con vagina seguirá una subjetividad femenina. El travestismo irrumpe en esa lógica binaria que es hegemónica y que oprime a quienes se resisten a ser subsumidas en la categoría varón y mujer”.
La CIDH ha revelado además, “la relación que existe entre la exclusión, la discriminación y la corta expectativa de vida de las personas trans, que según el estudio, sufren abusos desde muy temprana edad y tienen una tendencia mayor a ser expulsadas de los colegios, hogares y comunidades, como consecuencia de expresar sus identidades de género. Como resultado, se deben enfrentar como en el caso de Cuqui, a la pobreza, la exclusión social y a los problemas de acceso a la vivienda y a la educación”, destacan.
Definición
“El asesinato de Adriana Cuqui Bonetto es un travesticidio”, afirman desde el colectivo Ni Una Menos Rincón. “El travesticidio/transfemicidio es la expresión más visible y final de una cadena de violencias estructurales que responden a un sistema cultural, social, político y económico vertebrado por la división binaria excluyente entre los géneros”, argumentaron desde el espacio.