Enrique Cruz (h)
El lunes se juega ante el Lobo y que luego viene el choque con Unión. Dicen que Domínguez lo hará jugar. En la misma situación está Ledesma.
Enrique Cruz (h)
Hay que remontarse a la previa del partido con San Martín de San Juan: fecha 8, jugado el 4 de noviembre. Después de empatar con Banfield en Buenos Aires, Colón tuvo todo para ganar aquella tarde en el Centenario y terminó empatando 3 a 3. El Flaco Conti —junto con Fritzler, las figura de Colón en esta Súper Liga— llegaba a ese partido con cuatro amarillas. A partir de allí, pasaron ocho encuentros del torneo doméstico; y también se puede sumar tranquilamente el cotejo del martes en Barinas ante el Zamora, porque tampoco en ese partido fue amonestado. Conti, que jugó todos los partidos del torneo, había recibido 4 amarillas en 7 partidos; se “aguantó” sin ser amonestado en 8 partidos. Cosa extraña teniendo en cuenta tamaña diferencia entre una racha y otra, además de ser un defensor central, mucho más propenso a recibir amonestaciones por sus características y obligaciones de juego.
Nada ni nadie me saca de la cabeza que el tema se habló, sobre todo antes de Newell’s; y que el Flaco hizo lo posible en el final para ser amonestado. Hay una jugada concreta: córner a favor de Colón cuando faltaba un minuto y el partido ya estaba 1 a 0. Conti mira al banco y Mahmed le hace la seña de que falta un minuto para que termine, sin tener en cuenta los 4 de adicional. ¿Fue para que no vaya a buscar el cabezazo?, puede ser una opción. Como también se podría intuir tranquilamente que el colaborador de Domínguez se lo advirtió para que busque la amonestación. Desde ese momento y hasta el final, hubo un par de actitudes de Conti que pudieron derivar en la demorada amonestación, como una zancadilla de atrás a un rival cuando se había desprendido de la pelota. Pero Echavarría —el árbitro de ese partido— se había empecinado en no amonestarle jugadores a Colón.
Jonathan Bottinelli, defensor y referente de Unión, sin tapujos ni hipocresías, dijo que “preferí que me amonestaran contra Central para llegar a las cinco y perderme el partido con Arsenal, para después volver contra Estudiantes. Elegí el momento. Era uno o el otro. O me amonestaba contra Central o lo hacía con Arsenal. Nos pareció mejor que debía estar con Estudiantes y así también llegar sin riesgos al clásico”, señaló.
Volviendo a Colón, la situación no se dio igual y el Flaco “sobrevivió”, inclusive, a un foul desde atrás pasible de amarilla en el partido con Boca. La cuestión es que llegó colgado a este partido con Gimnasia:
* 1) A favor de una posible decisión de Domínguez de hacerlo jugar, es el hecho de que lleva nueve partidos (si se cuenta también el de Zamora), sin ver la tarjeta amarilla.
* 2) En contra de esa posible decisión: que perdería para el clásico a un jugador que es clave en el funcionamiento defensivo y que lo alteraría profundamente, a priori, teniendo en cuenta que la dupla Ortiz-Galván todavía no jugó, ya que Conti no faltó a ningún partido.
Dicen que los técnicos deben abstraerse de lo que opine la gente; y que todos los partidos valen tres puntos. Las frases de ocasión serían, por ejemplo, decir que “todos los partidos deben tomarse con la misma responsabilidad”; o que “el de Gimnasia vale tres puntos igual que el de Unión”. Todos, absolutamente todos saben lo que significa un clásico. Domínguez lo experimentó: a partir de aquella victoria en la avenida con los goles de Ortiz y Garnier, arrancó la seguidilla de siete triunfos consecutivos que fue clave para clasificar al equipo a la Sudamericana. Y eso, sin tener en cuenta lo que repercute en el ánimo y en el futuro inmediato.
Pedirle a un jugador que se cuide o que no vaya con todo a disputar una pelota, sería algo anti-natural. Aparte, el futbolista se olvida de estas cosas cuando entra a la cancha y no piensa en las consecuencias. Domínguez debe tomar la decisión. Con el Flaco y también con Ledesma, aunque en este caso —y más allá de la buena actuación del volante en Barinas— no repercute tanto en el funcionamiento ni tampoco tiene tanto riesgo de amonestación. Con sus pro y sus contra. Le puede salir bien (que juegue o jueguen el lunes y no sean amonestados), como le puede salir mal. A priori, “guardarlos” sería la opción más entendible (simple opinión futbolera). Pero todo es discutible.