Juliano Salierno | [email protected]
Raul Oviedo recibió la pena máxima al cumplirse dos años del asesinato que perpetró contra la joven en barrio San Lorenzo.
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Raúl José Oviedo bajó la mirada y escondió su rostro entre las manos cuando el juez Eduardo Pocoví le leyó la condena de “prisión perpetua” por el femicidio de su cuñada Pamela Rodríguez, ocurrido la noche del 13 de febrero de 2016 en la puerta de la casa de la víctima en el barrio San Lorenzo. El presidente del tribunal dijo también que lo condenaba porque en el mismo acto había intentado matar a su otra cuñada Jésica Rodríguez y a su ex concubina, Yamila, con quien había mantenido una discusión y amenazó minutos antes de consumar el ataque fatal.
La sentencia, que lleva la firma de los jueces Pocoví -presidente-, Sergio Carraro y Jorge Patrizi, se enmarca en un caso típico de violencia de género. Oviedo -que convivió 8 años con Yamila Rodríguez, con la que tiene dos hijos en común-, acabó por matar a uno de los miembros de la familia de su expareja, a pesar de existir una medida de distancia ordenada por la justicia.
Cinco denuncias por amenazas de distinto calibre realizadas por Yamila desde octubre de 2014 a diciembre de 2015, documentaron el contecto de violencia en el que se desarrollaba la relación, que se hacía extensivo al resto de los miembros de la familia Rodríguez cuando alguno de ellos -especialmente las mujeres- intentaban evitar agresiones y golpes.
Violencia de género
“Nos mató a una de nuestras hermanas”, dijo Jésica, una de las sobrevivientes del ataque, durante su declaración. De las testimoniales vertidas durante el debate oral que se inició el 14 de febrero, quedó demostrado de manera palmaria que no se trató de un caso de homicidio a secas, sino de un acto deliberado y signado por el odio que sentía Oviedo por la madre de sus hijos y su grupo familiar.
“Homicidio calificado por el uso de arma de fuego y por haber sido perpetrado por un hombre contra una mujer mediando violencia de género” en perjuicio de Pamela Rodríguez, fue la calificación legal empleada por las fiscales Cristina Ferraro y Ana Laura Gioria; y por los abogados querellantes del Centro de Asistencia Judicial, Federico Lombardi y Agustín Roubineau.
Dicha calificación fue convalidada por el tribunal, que también atribuyó a Oviedo los delitos de “homicidio” en grado de tentativa, triplemente calificado por uso de arma, vínculo y violencia de género contra Yamila (ex pareja); y la tentativa de homicidio doblemente calificada por uso de arma y violencia de género contra su otra hermana Jésica.
Satisfacción
Una vez concluida la audiencia en la que se leyó la parte resolutiva de la sentencia -los fundamentos estarán disponibles la semana próxima-, las hermanas Jésica y Yamila se abrazaron y lloraron juntas, porque dos años después “se hizo justicia”. Así lo reconoció Gerardo Rodríguez -papá de las tres víctimas-, quien destacó la labor de las fiscales del Ministerio Público de la Acusación, los querellantes del CAJ y los miembros del tribunal, porque aunque “a mi hija nadie me la devuelve, se hizo justica”, dijo.
Si bien desde el inicio del juicio iniciado la semana pasada, las partes acusadoras adelantaron que pedirían perpetua, formularon una acusación alternativa de 30 años de cárcel para Raúl J. Oviedo, en caso de que el tribunal entendiera que no estaba dado el marco para considerar la violencia de género como agravante. Por eso hoy, tras la lectura del fallo, se mostraron conformes con la interpretación de los jueces.
Nueva mirada
“Si bien todavía no conocemos los fundamentos, estamos muy satisfechas porque el tribunal compartío la calificación postulada por la fiscalía en cuanto a que no se trató de un femicidio vinculado, sino de tres femicidios” -uno consumado y dos en tentativa-, dijo la fiscal Cristina Ferraro.
En tal sentido, agregó que lo ocurrido “tuvo que ver con la consideración del imputado para con las tres víctimas por su condición de mujeres, y que esto tenía que ser tratado desde un punto de vista cultural y de los patrones que vienen siendo repetidos por los autores de numeros crímenes-femicidios, que tiene que ver con la cultura instalada del patriarcado y con la visión que esta persona tuvo a la hora de tomar la decición de darle muerte a las tres hermanas, y si bien dos de ellas resultaron ilesas, la conducta fue igual para con las tres”, destacó.