Nancy Balza | [email protected]
Cambios en las últimas semanas y en pocos meses de una agenda mediática que se instaló en la política. Un llamado de atención sobre el debilitamiento del programa de Educación Sexual Integral y el desafío de sumar nuevas fuentes para abordar los temas de género.
Nancy Balza | [email protected]
En las noticias se puede contar la historia de una perra que salvó la vida de un bebé abandonado o preguntarse también en qué condiciones fue gestado y parido ese niño; se puede juzgar desde un título el estilo de vida de una joven que fue abusada y asesinada o plantear su muerte como un delito y exigir justicia por ella y cárcel para los culpables; se puede preguntar a una mujer que fue manoseada de madrugada en un transporte público cómo iba vestida o denunciar el acoso como práctica naturalizada. Se pueden emplear las palabras para alimentar o desarmar prejuicios. Del lugar que eligió para contar las historias que plasma en Página 12 y en otros medios, y de los temas en los que profundiza desde hace más de dos décadas, habló la periodista Mariana Carbajal, en el marco del lanzamiento del premio Virginia Bolten que estableció este año el Concejo Municipal y reconocerá la autoría de piezas de comunicación orientadas a promover los derechos de las mujeres.
En la sesión del 7 de marzo, un día antes de conmemorarse el Día Mundial de la Mujer, el cuerpo deliberante santafesino aprobó el proyecto presentado por Laura Mondino (FPCyS) -con el acompañamiento de Alejandra Obeid y Marcela Aerberhard- para la convocatoria al premio que lleva el nombre de la militante anarquista y feminista.
Así fue que para el lanzamiento de esta convocatoria se organizó la charla “El rol del periodismo en la promoción de los Derechos de la Mujer” a cargo de Carbajal, referente en todo el país en temáticas de género.
“La idea -señaló Mondino ante el auditorio colmado de ATE San Luis- es poner en discusión el rol del periodismo y los medios de comunicación en la generación de opinión pública y sobre todo en materia de género”. De todo esto habló Carbajal, luego de recibir de manos del concejal Emilio Jatón (FPCyS), la declaración de interés aprobada por el Concejo.
Antes la periodista dialogó con colegas locales y también con El Litoral.
- ¿Cambió la manera en que los medios de comunicación construyen la temática de género? ¿Qué falta por hacer?
- Si hablamos de estos últimos dos meses y medio podemos decir que la agenda de género se instaló en la agenda de la política por distintos factores, por un lado la movilización (del 8 de Marzo); la organización del movimiento de mujeres feministas, de lesbianas, travestis y trans que desde hace tres años viene creciendo a pasos agigantados, enriquecido por la participación de adolescentes que es una marca de época muy emocionante para quienes venimos desde hace años levantando estas banderas. Esto, sumado al movimiento #MeToo en Estados Unidos que protagonizan famosas del mundo y que acá, después del afaire Ari Paluch -señalado el año pasado por acoso sexual- hizo que otras mujeres tuvieran la necesidad de contar situaciones de abuso laboral. Y como los programas de chimentos se alimentan de las famosas, eso generó una sinergia que derivó en la presencia de periodistas y comunicadoras jóvenes y feministas en programas antes impensados.
Si lo vemos con más perspectiva, hay temáticas que ya habían entrado a los medios, como la violencia doméstica y la violencia de género en su expresión más extrema que es el femicidio. El punto es cómo entran, cómo se siguen contando estas historias, dónde se pone el eje: ¿en el morbo, en la espectacularización del femicidio? Me parece que si; todavía falta incorporar masivamente los hechos que se toman como casos policiales aislados, sin entender la trama que tienen en común.(Porque) la otra cara de la violencia machista es la discriminación histórica de las mujeres en la sociedad; entonces, si no se entiende eso y se los toma como casos policiales aislados es que no entendemos el problema.
Otro cambio que ingresó, ni siquiera en los últimos dos meses, sino en las últimas cuatro semanas, es el tema del aborto. No se cuántas notas escribí sobre esta temática en los últimos 20 años, cientos de historias de adolescentes y mujeres jóvenes violadas que no pudieron acceder a esta práctica. El proyecto de la campaña lo pusimos en tapa de Página 12 desde el primer día y se publicó cuando el tema no aparecía en otros diarios. Ahora se perdió el temor a mencionar la palabra aborto y en la medida en que el tema se debate desde una perspectiva de derechos y de salud pública, las adhesiones van a ir in crescendo.
- Se perdió también el temor a denunciar casos de violencia laboral y sexual, a contar en los medios experiencias personales. ¿Hay una red para quienes deciden hacerlo?
- Falta mucho porque faltan políticas públicas para prevenir y una intervención oportuna del Estado. Tenemos en la Argentina mucha legislación de avanzada, como la ley 23.485 de prevención de la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos, incluido el laboral, que define hasta la violencia mediática. Pero hubo un retroceso importante, sobre todo en algunos aspectos, en estos dos años de gestión del macrismo: el ejemplo concreto es la Educación Sexual Integral, programa que viene siendo debilitado. Ahora hay un giro hacia el trabajo sólo en la prevención de embarazos no intencionados adolescentes, sin una mirada integral que sería fundamental para la prevención de la violencia doméstica, de la violencia de género y en los noviazgos, para desarmar los estereotipos y trabajar por el respeto a la diversidad sexual. Falta mirar la problemática desde un enfoque integral. Todavía en la Justicia o en una comisaría la palabra de las mujeres no es creída, o no se entiende la peligrosidad que puede tener una amenaza. En casos de femicidios vemos que hay un porcentaje de mujeres que ha denunciado, que tenían una orden de no acercamiento del agresor y eso no alcanzó para protegerlas. Se incita a llamar al 144 (línea gratuita nacional) pero en el ámbito de la provincia de Buenos Aires las trabajadoras están precarizadas.
Por otra parte, el presidente habló de la brecha salarial y lo que no dijo es por qué las mujeres ganamos menos y es porque accedemos a los trabajos precarizados, peores pagos, porque nos hacemos cargo mayoritariamente de las tareas de cuidado y trabajamos menos horas fuera del hogar. Además, en el gabinete nacional, de 20 ministros dos son mujeres, es decir que el Ejecutivo reproduce esa dinámica por la cual las mujeres no accedemos, no por falta de capacidad sino por decisiones individuales que priorizan esos cargos para varones.
- ¿Cómo se logra que no se vuelva atrás con los avances que se lograron hasta ahora?
- La presencia de las adolescentes en el diverso movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans nos dice que no es un amor de verano, que llegó para quedarse. Porque a esas banderas las pibas las levantan con tal convicción y potencia que no se bajan más. Después veremos cómo se da este año el debate por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, si efectivamente hay una voluntad del gobierno. Porque es contradictorio: el presidente anuncia que va a habilitar el debate que ya tiene fecha de inicio (hoy, en comisiones), pero las principales figuras de Cambiemos se pronunciaron en contra. Debe ser la primera vez que un gobierno impulsa un debate de un tema que no quiere que se apruebe. Ahí me queda la duda de si hay una efectiva voluntad de modificar un problema de salud pública, porque hoy el aborto en la Argentina causa muertes de las mujeres de sectores más vulnerables y ese es el problema que hay que enfrentar.
Razones de la brecha
“¿Por qué las mujeres ganamos menos?”, lanzó Mariana Carbajal en plena conferencia, a propósito de la brecha salarial, tema que instaló el gobierno de Mauricio Macri al anunciar el envío del proyecto de paridad al Congreso. La pregunta, que sirvió para instar a la búsqueda de otras fuentes de consulta cuando se analizan temas de género, tuvo respuesta: “Porque accedemos a los trabajos más precarizados, peores pagos, nos hacemos mayoritariamente cargo de las tareas de cuidado y trabajamos (en empleos remunerados) menos horas”. Para Carbajal está claro que “el trabajo no remunerado es el gran núcleo de la desigualdad salarial porque nos quita tiempo para otras cosas. Por eso no se resuelve con un decreto, una ley o una voluntad de decir lo que las mujeres tienen que ganar”.
Si se apela a fuentes distintas de las habituales, será posible reinterpretar los datos sobre la población ni-ni, como se define a quienes no estudian ni trabajan. “Durante años se tenía la imagen de chicos tomando cerveza en la esquina de un barrio. Y los ni-ni mayoritariamente son mujeres, pibas que enfrentaron embarazos a edades tempranas, que por eso abandonaron la escuela y no trabajan en una actividad asalariada, pero sí con esos chicos o los chicos de la familia. Entonces, si no vemos esa foto, seguimos comunicando el dato de ‘los’ ni-ni que tantas veces ha ilustrado este fenómeno”.