El mundo de Eduardo Élgotas se podrá descubrir en el MAC
Pinturas, objetos pictóricos y videoanimación construirán “Manuscriptos Élgotas” que se podrá visitar desde el viernes 23 en el Museo de Arte Contemporáneo de la UNL. La inauguración será a las 20 y contará con la presencia de autoridades universitarias y de su curadora Stella Arber.
Gentileza MAC Élgotas ha movilizado y ha gestado los más variados recursos de la pintura para hacer visibles, los discontinuos espacios de la realidad y de la imaginación, los sueños, sus deseos y hasta sus recuerdos , sostiene Stella Arber.
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La obra del artista Eduardo Élgotas es parte del patrimonio del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional del Litoral. A partir del próximo viernes 23, se podrá recorrer y conocer parte de esta obra en la muestra “Manuscriptos Élgotas”, que quedará inaugurada ese día a las 20 en la sede del Museo (Bv. Gálvez 1578).
Pinturas, objetos pictóricos y videoanimación constituyen el mundo expresivo del artista. La exposición cuenta con la curaduría de Stella Arber, directora del Museo, la colaboración especial de Miguel Benassi y la animación de Noelia Gerlo. Luego de su apertura, se podrá visitar en los horarios del museo: martes a viernes 9 a 13 y 16 a 20 y sábados y domingos 17 a 20. La entrada es libre y gratuita.
Territorios simbólicos
En relación con las obras que se van a exponer, Arber reflexionó: “Nos dejó fuertes cosmogonías donde subyacen antiguas y nuevas verdades, no ha escamoteado ni un punto, ni una línea en sus composiciones porque podría descompensar la verdadera construcción de su cosmos. Lo esencial y lo contingente pasan a coexistir sobre el escenario de acción propuesto, escenario que cambia a medida que las coordenadas nos van abriendo caminos para la interpretación”.
Con sus pinturas y objetos “Élgotas ha movilizado y ha gestado los más variados recursos de la pintura para hacer visibles, los discontinuos espacios de la realidad y de la imaginación, los sueños, sus deseos y hasta sus recuerdos. Esas agolpadas visiones encuentran en las superficies abarrotadas de sus obras, el lugar propicio para convivir armoniosamente o disponerse al combate”.
“Todo convive en una descripción que por momentos pone su anclaje en abstracciones informales, pero por otros deriva en un lirismo poético, o en figuraciones expresionistas hasta recalar en un mundo abiertamente simbólico, esto último prevalece en la gran mayoría de sus obras, en una amalgama de mundos míticos, donde mezcla lo remoto y el presente, en singulares y hasta herméticas interpretaciones visuales, que aborda también desde el surrealismo intelectual, pasando por el neobarroco americano, hasta un constructivismo tardío. Todas mixturas de vibraciones atemporales y cruces visuales, desde la frondosidad de las capas sobre capas, para enfrentar las arenas del vacío y materializar sus creaciones”, agregó.
En su obra, “hay un profundo rescate de la herencia cultural y una recuperación de la memoria ancestral, sin apelar al folclorismo en su expresión. Sus obras nos remiten a las variables que ha determinado el vanguardismo europeo y que él ha tratado en una comunión de conceptos, demostrando una gran capacidad de estructurar escenas colectivas y contener el universo de su propio territorio en una completa vitalidad”, concluyó.
Mundo Élgotas
Dice Kazutaka Ishikawa: “La organización en composiciones muy complejas, alternadas con escenas episódicas, le permitió desarrollar una cuasi-narrativa de fuerte carga social. Porque es el entorno sociopolítico el que influye y condiciona la evolución de la temática de Élgotas en su última y prolífica producción. En su sensibilidad, sentía en carne propia los acontecimientos que sacudían la Argentina y la ciudad, pero era incapaz de expresarlos literalmente, en forma panfletaria. Por eso, recurrió a un lenguaje metafórico, pero lo suficientemente explícito como para que no se perdieran de vista sus preocupaciones”. Alicia Galoppo, describe sus obras como “hieráticas y atemporales cartografías y vestigios figurativos de una civilización extinguida (¿o aún por venir?), las pinturas e íconos estatuarios de Eduardo Élgotas se inscriben sin embargo en la historia latinoamericana engarzadas al circuito dialógico que dejaron pendiente Joaquín
Torres García y Fernando Espino en torno a similar rastreo simbólico de huella ritual”. En tanto, Nidia Maidana destaca “sus series, sus personajes, y la particular manera de construir sus mundos... esa persistente, lenta ocupación del plano y la migración hacia el espacio en objetos tan coherentes que parecen salirse de la pintura. Los personajes, las paletas cromáticas los menudos pero bien definidos trazos”.