El Litoral
Si hay algo inevitable en la vida de los seres humanos es la propia muerte. Entonces ¿cómo es posible que exista un lugar donde nadie haya muerto desde 1950?
El Litoral
En esta ciudad de Noruega sencillamente "esta prohibido morirse". Esta práctica se lleva a cabo desde 1950. Cuando algún ciudadano se enferma, debe irse. Cada día, los noruegos aquí se cuidan para que nada les quite la vida. Ideal ¿no?
Los residentes de esta ciudad ubicada en el archipiélago Svalbard en Noruega, están acostumbrados a lidiar con el peligro que representan los osos polares pero en un asentamiento remoto, los animales no son la única preocupación.
Si alguien se enferma gravemente, es trasladado en avión hacia otro lugar para que se produzca el deceso. La medida fue implementada por el gobierno de esta ciudad noruega hace setenta años.
Pero ¿por qué se tomó esta decisión?
Las temperaturas en Longyearbyen son tan bajas que impiden que los cadáveres se descompongan. Y si alguien muere por una enfermedad contagiosa, el virus puede expandirse. Esto se descubrió en 1998, cuando un equipo de investigadores noruego exhumó varios cuerpos de marineros y encontró en ellos cepas de la célebre gripe española de 1918, una pandemia que diezmó Europa.
Longyearbyen está localizado 78 grados norte en el archipiélago Svalbard, un grupo de islas entre la costa norte de Noruega y el Polo Norte.
En esta región del mundo las temperaturas a veces llegan a los 46° bajo cero y en verano la máxima es de 18°.