El Litoral
Los resultados preliminares de las elecciones presidenciales celebradas esta semana en Egipto le otorgan una previsible victoria al actual jefe de Estado, Abdel Fatah Al Sisi, con una estimación del 90 por ciento de los votos y una cifra de participación que ronda el 42 %, según datos preliminares ofrecidos por el diario oficial Al Ahram.
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Télam
El periódico estatal, favorable al mandatario, indicó que Al Sisi recibió alrededor de 23 millones de votos, de los 25 millones que fueron emitidos, mientras que su único rival, Musa Mustafa Musa, solo tuvo cerca de un 3 % de los sufragios.
Según Al Ahram, habría obtenido un 88 por ciento de los votos en la segunda mayor ciudad del país, Alejandría.
El anuncio de los resultados oficiales se espera el próximo lunes. Sin embargo, las cifras de participación, que se consideraban el principal desafío para el mandatario en estos comicios, no están claras, apuntó la agencia de noticias DPA.
Una baja afluencia a las urnas podría aumentar las dudas sobre la credibilidad de los comicios, a los que estaban llamados casi 60 millones de ciudadanos.
Las autoridades electorales intentaron evitar el boicot al que llamó la oposición, que considera una "farsa" estos comicios, amenazando con multas de hasta 500 libras (29 dólares) a los abstencionistas en las horas previas al cierre de los locales electorales de ayer.
Las multas están contempladas por la ley pero no fueron aplicadas en otras ocasiones.
Las críticas a la credibilidad de los comicios parten del hecho de que sólo fue autorizado un candidato alternativo a Al Sisi, el poco conocido Musa Mustafa Musa, líder de un partido político que respalda al jefe de estado y cuya candidatura presentada en el último minuto es considerada por muchos un intento simbólico de dar una apariencia de auténtica competencia electoral.
Otros candidatos más serios habían sido excluidos de la carrera o desistieron de presentarse, algunos con explicaciones confusas, lo que hizo que la oposición pidiera boicotear los comicios.
Al Sisi ganó las elecciones de 2014 con el 97 por ciento de los apoyos, un año después de que encabezara, como líder del Ejército, un golpe que derrocó al islamista Mohamed Mursi, el primer presidente elegido democráticamente pero muy cuestionado en el país.
Sus defensores aseguran que ha restablecido la seguridad en Egipto tras años de disturbios, pero sus críticos lo acusan de aplastar la disidencia y recortar la libertad de expresión y prensa, algo que él niega.
En los últimos meses sin embargo, la popularidad del presidente cayó como resultado de las duras reforma económicas que llevó a cabo en perjuicio de gran parte de la población.