Redacción de El Litoral
Hubo razones para quejarse de Vigliano (dirigió ante San Martín) y Lamolina (lo hizo ante Argentinos y fue parado), pero no tanto por lo del domingo con Beligoy.
Redacción de El Litoral
No es sencillo cuando ocurren cosas tan seguidas. Este partido con Tigre y justamente la llegada de un árbitro como Beligoy, que no cae bien en la parcialidad tatengue, haya sido una gota que rebase el vaso. Pero echarle culpas al árbitro suena a buscar responsabilidades externas, que posiblemente sirvan para eludir, evadir o directamente desviar la vista hacia otro lado.
Madelón se enojó mucho con Beligoy, quizás demasiado. Todavía no sabían, al cierre de nuestra edición, si iba a haber un informe contra el técnico rojiblanco. Ayer, el tema se trató entre los dirigentes y se llegó a la conclusión de que lo mejor es bajar los decibeles. De todos modos, nadie ignora que se dieron circunstancias, sobre todo ante los sanjuaninos y frente a Argentinos, que pudieron torcer la historia del partido. Fallos que perjudicaron a Unión y que motivaron una acumulación de “onda negativa” hacia la llegada de un Beligoy que no tuvo incidencia en el resultado del partido ante Tigre.
“En esta ocasión, no podemos buscar la responsabilidad en el árbitro, sería una equivocación”, señalan los allegados a la dirigencia.
Cuesta convencer al hincha —y por lo visto, a Madelón también— que no hay “fantasmas” ni cosas extrañas. “Al final de cuentas, en el balance que se hace al término del torneo, te pitan a favor y en contra en la misma medida. Las equivocaciones no son siempre a favor o siempre en contra. Todo se equipara”, es el razonamiento que se pretende imponer, con el sentido de calmar un poco las ánimos, de cara a lo que se viene.
Después de ganarle a Banfield, el panorama tatengue parecía allanado. Se venían tres partidos para sumar, de los cuáles los dos de Santa Fe se presentaban como “ganables”. Sin embargo, de los 9 puntos se obtuvieron 2. Y el Unión tan eficaz y aún invicto de local, terminó perdiendo cuatro puntos que tenía ganados en su casa. En el final le empató San Martín de San Juan cuando Gallegos había puesto el 1 a 0 a 7 minutos de la conclusión del partido; y el domingo, Tigre hizo lo propio de una manera más “absurda” todavía: le empató 2 a 2 (Unión ganaba 2 a 0), cuando se cumplía el tiempo reglamentario, Unión consiguió en el descuento el tercero y en el cuarto minuto, Tigre se lo volvió a empatar con errores individuales y colectivos muy claros.
Para colmo, se viene un partido en Tucumán tremendamente difícil y ante un rival directo en la lucha por entrar a las copas. Gamba lesionado, Acevedo también, De Iriondo expulsado y sin saber aún la sanción definitiva para Gómez Andrade, más las dudas que se generan a partir de lo ocurrido el domingo, son otros obstáculos que Unión tendrá que superar con rapidez. O la situación se agravará.