Ignacio Andrés Amarillo
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El músico, conductor y humorista vuelve a Santa Fe de la mano de “The Magic and Misery Tour”, su más reciente propuesta unipersonal. En diálogo con el Litoral, el artista narra las particularidades de su mundo personal.
Ignacio Andrés Amarillo
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Después de seis años de girar por la Argentina y Uruguay, con sus shows “Me quiero portar Bien” y “Pettinato Café Concert”, Roberto Pettinato realiza su tercera gira con el espectáculo que estrenó en avenida Corrientes: “Pettinato: The Magic and Misery Tour”. La presentación en Santa Fe será el viernes a las 22, en la Sala Mayor del Teatro Municipal 1º de Mayo. Entradas en venta en la boletería de San Martín 2020.
En la previa, el Litoral dialogó con el polémico y polifacético entertainer para saber más sobre esta propuesta.
—En “La hormiga imperial” el monólogo era un momento extenso y clave del programa. ¿Cómo es sostener un show integral de monólogos?
—Se sostiene con talento, concentración y ganas de hacerlo. Hay gente que nació para disfrutar de un espectáculo y otros para hacerlo. Bueno yo soy de los que todos los dolores o lo que fuere desaparecen apenas subo al escenario.
La gente aún sigue saliendo sorprendida de haber visto algo tan distinto y envidiable para muchos. ¡Ojo! No estoy diciendo que soy el mejor ni el que elige el país entero. ¡Los públicos siempre han elegido más a los Bee Gees que a los Stones! Pero ambos han tenido su público por siempre.
Mi estilo es como actuar más conversar. La gente entra en un circuito cerrado de familia, amistad y secta. y siempre lo quise así: si repasás mi carrera toda la vida fui un hombre del rock, un Sumo, un “para pocos”, y nunca conocí la fama eterna que debe sentir (Guido) Kaczka con sus perros amaestrados o (Santiago) del Moro con sus... panelistas amaestrados... también (risas).
Estilos
—¿Con qué se van a encontrar los que vayan a ver “The Magic and Misery Tour”?
—En estos últimos meses que estuvimos recorriendo el Gran Buenos Aires a mi pedido, diciendo quiero ir a todos los lugares a los que en seis años no fuimos, no me importa si es una pizzería o un teatro... he conseguido un nivel de actuación de las palabras que me sorprende a mí mismo. Porque hablar recitando no es gracioso... pero actuarlo tampoco te sale siempre.
La gente sospecho que dirá lo de siempre: “Me cagué de risa con el Petti durante una hora y media” “¿y de que habla?”. “¡No sé!” (risas).
—Fuiste un pionero del estilo de los late shows a la americana y los recursos del stand up, que ahora viven un momento de auge. ¿Cómo ves la escena actual de comediantes?
—Estuve 10 años en la radio La 100 diciendo: “Libera tu mente que tu culo te va a seguir”; esto lo sostengo. Para el stand up no hay sexos... y hay mediocres en todos los bandos. y también están los buenos y más aún los que serán enormes y aún no lo saben.
Todo tiene que ver con los temas que toques. Lo mío es impredecible realmente. La noche anterior dije: “No hay que discriminar. y estoy de acuerdo. Ahora bien: el no hacerlo, el tener que caerle bien a todos y que todos te caigan bien a vos... ¡no te genera en algún punto una violencia e irritación extremas?” (risas) ¡La gente aplaudió!
—El título tiene una referencia beatle.
—Es “Misery” en lugar de “Mistery” porque no hay dinero. La gente está sufriendo los embates de un gobierno que aún sigue en jaque y que aún sigue hablando de que los anteriores le dejaron el techo roto pero ellos no pueden arreglarlo. es muy valorable que la gente en tiempos de sequía, por así decir, venga igual.
¿Por qué? ¡Porque la piensan 20 veces al elegir lo que van a ir a ver, porque, tal vez sea el único show que vean en el mes! Amo a mi público y ellos me aman a mí, por eso digo que somos una secta del bien.
Creación
—¿Cómo es tu escritura y cómo se van renovando los monólogos con el tiempo?
—Imposible. Impredecible. A veces vuelvo a temas que toqué en su tiempo porque hay gente que no los escuchó y me habían salido bárbaros, como el de las drogas en la música. y a veces pienso en los que ya lo escucharon, entonces lo reprimo; diseñé un arte o un pequeño ir y volver en el texto todo el tiempo; entonces eso hace reír, que digas: “No puedo creer, creí que estaba improvisando... y el turro tiene una línea!”.
—Te justa jugar en la cornisa de la corrección política al hacer humor. ¿Cómo es el animarse, incluso, a ganarse enemigos?
—No existe el espectáculo para toda la familia. y de hecho vivo en la Argentina y sabés lo que pienso: que no tengo enemigos. ¿Por qué? Porque nadie los tiene de verdad. Porque somos sólo gente confundida que cambiamos de opinión cada viernes y por otro lado no tenemos voluntad ni siquiera para luchar como enemigos durante demasiado tiempo. Eso es bueno. ¡En otros países condenan a un escritor y lo persiguen hasta que no queda nadie de su familia en pie! (risas).
—¿Alguna vez te pasó que se te ocurra algo y decir “no, esto es muy zarpado”?
—Sí y siempre digo: “Tengo tres shows, ¿cuál quieren o quieren el cuarto? que se llama...”, y ahí digo un título completamente zarpado pero que no dice nada en verdad. es sólo el título sin reflexión ni dirección. Pero por la palabra que uso....la gente se imagina eso y dice: “¡no no nooo, queremos el tercero!”.
Cambios
—¿Cuánto cambia un monólogo entre lo que podés hacer en Capital y uno en el interior?
—Considero que el capitalino está agobiado siempre. En especial en Capital Federal. Fui a Glew, vengo de Burzaco y no se puede creer la onda del público. ¡Están completamente desnudos y liberados!
Amo el interior, no es una frase hecha en mi caso porque hace seis años que hacemos esto y apenas pisamos Capital. Sinceramente necesito que la gente me escuche y ría, es como lo dije alguna vez: ¡una obra social! La risa es eso y encima no tiene planes caros ni cuotas.
—¿Qué cambia en la disposición anímica o espiritual entre subirse al escenario a tocar con una banda y hacerlo como monologuista?
—Monologuista es una cosa y música otra, ¡por eso no mezclo eso de hacer monólogos con música!
La música es absolutamente sagrada. No permito que se metan las cámaras ni preguntas que no tienen nada que ver con el acontecimiento, como “Jazz para Coltrane” o algo así. Son momentos sagrados, no de mi vida únicamente sino de la humanidad. ¿Nunca pensaron lo bien que le hace la música a los humanos? No hay que contaminarla.
—¿Qué proyectos tenés para el resto de 2018?
—Tengo varios proyectos que no contaré. Salvo que te anuncio que me convertiré en un periodista político... con humor.