Leonardo Pez
[email protected]
La cantante oriunda de Curuzú Cuatiá visitó, después de nueve años, Santa Fe (ciudad donde nació su madre). Autodefinida como “multi-acción”, la ex Man Ray habló de su carrera solista, su proyecto más reciente, la fotografía y el lugar ganado por la mujer en los tiempos que corren.
Leonardo Pez
[email protected]
“Uno es responsable de lo que ve”. Y de lo que hace, se podría agregar. Iniciada en el arte por el camino de la fotografía, Hilda Lizarazu llegó al Litoral por su faceta más popular: la música. “Hacía nueve años que no tocaba en Santa Fe y pude llegar por primera vez a otras ciudades, como Concordia”.
La mujer que “desarrolló la música como un escape del pupilaje”, como dijera su madre Hilda Rodrigáñez Riccheri, le debe a ella no sólo su nombre, sino también su pasión por el arte. Es que Hilda madre, nacida en Santa Fe, es poetisa y docente retirada, y puede decir con orgullo que su libro “Lugar de poesía” contó con el prólogo de Jorge Luis Borges. A esta ciudad regresó un viernes 13 de abril su hija, la cantante reconocida por forjar clásicos del rock-pop de los ochenta y noventa (Los Twist, Man Ray), como “Caribe Sur”, “Todo cambia” y “Sola en los bares”. la acompañó su cómplice artístico, Federico Melioli, junto a quien enlazó un repertorio de composiciones propias con un par de reversiones de gemas del cancionero popular argentino.
El tiempo presente la encuentra grabando uno de sus más ambiciosos proyectos llamado “la Génesis”, un “homenaje a los inicios del rock”: de finales de los 60 a comienzos de los 70. “Es un disco de intérprete donde todas las versiones están abordadas desde lo experimental: en la orquestación, en los timbres, en las formas en que están tratados los temas. No es una típica orquestación del rock, sino que tiene hasta algunas cosas más clásicas (hay cuerdas, violoncello, bandoneón). Tengo que ver cómo lo orquesto en vivo”.
—Hay una conexión con “Las vueltas de la vida”, donde versionás “La balsa” y, además, trabajás en una orquestación más compleja.
—Pareciera que sí. Me gustan mucho los instrumentos de viento, como hay en “Los hermanos” (Yupanqui) y en “Lucía, la equilibrista”; de hecho, en algunas versiones en vivo estuve sumando trombones. También hay cuerdas. Estoy dándome el lujo de tocar con instrumentos que vienen de otros géneros, salir del pop-rock (lugar de donde vengo). Pero las vestimentas de las canciones, en especial en “Las vueltas de la vida”, tienen instrumentos mucho más concretos. Por ejemplo, en “Iguazú” apareció un arpa tocado por Sonia Álvarez, una artista que viene de otro género... ¡y eso me gusta! Es parte de mi crecimiento y de mi curiosidad, de mi deseo y mi posibilidad de hacerlo. Tal vez, en otro momento se me hacía más cuesta arriba conseguir un cuarteto de cuerdas o arreglar con vientos reales, algo que dentro del pop rock se suplanta con teclados. Me encanta que toquemos con los instrumentos reales.
Voz propia
—A pesar de la ornamentación, se te sigue asociando a la simpleza en la canción.
—El imaginario tiene muchas facetas; yo no puedo meterme dentro de esa nube imaginaria porque soy concreta. Pero hay una particularidad que se transmite en mis canciones y en mi voz que tiene que ver con la frescura, la liviandad, la simpleza. Todas esas características me encantan porque creo que se expresa en mi espíritu. Es el reflejo de quien soy. la simpleza me emociona.
Como también puedo llegar a tener algunos costados nostálgicos y un poco más intrincados, pero no se transmiten tanto en la música. Tal vez en “la Génesis” logre transmitir, con esos arreglos, un costado propio más oscuro. Como el lado oscuro de Hilda.
—¿Cómo te llevás con Hilda intérprete?
—Me está gustando cada vez más. de todas maneras, siempre fui intérprete, desde que comencé con Los Twist. Ser intérprete es pasar una melodía y una palabra por tu propio filtro. Me parece que lo estoy logrando en todos estos años de hacer música propia y de otros, tengo mi propia voz y eso es importante para el rock de intérprete. Creo que si se me escucha se me puede reconocer, especialmente con los arreglos de voces. Hay músicos y compañeros que por ahí me dicen “ese tipo de voces que hacés vos” (risas). Evidentemente, debe haber algo que hago que ya es un sello. Es el tránsito del artista, vas bordando cosas, sumando vidas, experiencias, años, y eso se ve reflejado en las canciones.
Vivir del arte
—Después de experimentar en bandas, ¿qué te dio la carrera solista?
—Principalmente, una libertad para hacer y deshacer a mi piacere. Hay otra responsabilidad, el proyecto sale con el nombre que tenés en la cédula. Lo que sale es lo que vos querés que salga, más allá de que siempre hay músicos que te acompañan. con Federico (Melioli) venimos trabajando juntos hace más de una década y somos colegas musicales, aparte de amigos, pero el nombre sigue siendo el de mi laburo solista. Todo eso me lo dio la experiencia de laburar en otros momentos de mi vida con diferentes agrupaciones, y a partir de ahí, fui creando mi propio oficio. Soy una agradecida de poder vivir del arte, de transitar tres décadas por el camino de la música popular porque sigo entusiasmada con lo que hago.
—Además, el arte se manifiesta en la fotografía. ¿Cómo tuviste la lucidez de registrar momentos claves del rock argentino de los 80?
—Siento gratitud por haber sido testigo de todo lo que fui testigo en términos musicales. en ese presente, simplemente estaba fotografiando porque a mí me gustaba hacerlo, y siempre busco la belleza en las cosas. Todos los días pasan cosas importantes. la lucidez es una meta: todos queremos ser lúcidos hasta el fin de nuestros días. Es una palabra que me encanta, siempre la pienso... está relacionada con la luz y con estar despierto y atento. Quiero poner en un tema a la lucidez. Es una palabra que me resuena. Estar lúcido. Aparte es esdrújula (risas).
La muestra “Ángeles de Charly” (junto a Nora Lezano y Andy Cherniavsky) es hermosa, está colgada en Santa Fe y en Rosario, simultáneamente. Son imágenes que van a quedar ahí, en ese conciente colectivo. No es inconsciente, es real; en ese momento fue real y ahora están corpóreamente colgadas. Esa acción de fijar la mira siempre está, ahora la hago con mis ojos. “Uno es responsable de lo que ve”. Lo tomé de un filósofo callejero que tira frases hermosas en un puente sobre la avenida Córdoba y cada vez que leo sus frases, sonrío y agradezco su gentileza. También dijo: “estás a un pensamiento del cielo”. Eso pasa en la calle, uno lo ve o no.
—¿Cómo definirías a Charly?
—Ángel y demonio. Me parece un tipo muy luminoso y muy oscuro a la vez, con decisiones acertadas y otras que no le hicieron bien. Pero eso es parte de su combo, de su cajita feliz/infeliz. Yo lo veo como una usina de canciones populares hermosas y emocionantes de cuatro décadas, que siempre estuvo en proyectos donde intervino con una gran musicalidad, con una búsqueda de melodías y de poesía muy directa. Es un artista muy importante, uno de los indispensables del rock argentino. Le tengo mucho respeto y admiración. El último disco (“Random”), me gusta, me hizo sonreír, especialmente con “la máquina de ser feliz” y “Lluvia”. Creo que lo representa como está Charly actualmente.
Multi-acción
—¿Vos cómo te definirías?
—Soy una mujer que necesita expresarse. Me entusiasma mucho hacer. También, una persona que le gusta mucho reír y sonreír. una incansable laburante. Estoy todo el tiempo pensando en lo que estoy haciendo y en qué voy a hacer. Hay un ramal del pensamiento que está encendido siempre. Soy una trabajadora de las canciones. Soy bastante integral, me ocupo de varias cosas a la vez, algo que está ocurriendo ahora con esta nueva forma de conectarse con el mundo donde el artista se puede hacer cargo de un montón de otras cosas en las que antes había otras personas. Como yo soy mi propia manager, tengo mi propio sello, soy multi-acción... y me la banco. Toda la parte ejecutiva la hago yo también. Me siento empoderada por mí misma. Este lugar implica una cierta soledad, pero buscada. No necesito mucha gente a mi alrededor que me diga lo que tengo que hacer. Cuanto menos gente haya, mejor. Me encanta la autogestión... y, si no me encantara, estaría en problemas, porque no podría hacerlo de otra forma. Me siento mucho más real haciéndome cargo de mis cosas.
Feminismo
“Me parece necesaria la visualización de las diferencias genéricas. Creo que hay muchas mujeres haciendo muy buena música; eso no ocurría hace 20 años. Las mujeres estamos poniéndonos al frente de nuestras propias creaciones”.