Juan Ignacio Novak
Este sábado a las 21 se presentará en el Centro Cultural Provincial (Junín 2457) “Doña Jovita, entre la peperina y el clonazepam”. Allí, la habitante de Traslasierra asiste a una sesión de psicoanálisis y se encuentra amenazada por los males de la vida moderna. “La obra pone en evidencia la situación caótica en la que se encuentra una anciana que solamente buscaba un cura para confesarse”, cuenta José Luis Serrano, el creador de Jovita. En escena, y desde la preparación del espectáculo, lo acompaña el santafesino José Ignacio Serralunga.
Juan Ignacio Novak
Hacer reír muchas veces equivale a hacer pensar. Y José Luis Serrano, a través de su entrañable creación, la anciana Jovita de Traslasierra, lo viene haciendo con éxito desde hace muchos años. En su obra “Doña Jovita, entre la peperina y el clonazepam”, que se presentará ese sábado a las 21 en la Sala Mayor del Centro Cultural Provincial (Junín 2457), el actor propone reflexionar sobre los males que acechan a la gente en estos tiempos vertiginosos. Jovita, que en esta obra asiste a una sesión de psicoanálisis a pesar de que sólo quería confesarse, era reacia a que las nuevas tecnologías avancen sobre su plácida existencia, pero termina por sucumbir ante el avance arrollador de las las redes sociales. “Está amenazada, a través de los medios, por un pensamiento citadino”, admitió Serrano a El Litoral.
—¿Por qué llega un personaje tan identificado con la naturaleza como Doña Jovita al clonazepam?
—En esta obra el término “clonazepam” es sólo un símbolo de la vulnerabilidad de los ciudadanos urbanos. La cultura pastoril que encarna Doña Jovita está amenazada, a través de los medios, por un pensamiento citadino. Clonazepam figura sólo en el título de la obra. Aunque pulula su impronta “solucionadora” durante toda la trama.
—¿Cómo se lleva Jovita con los celulares y las pantallas en general?
—Doña Jovita era esquiva a todas las nuevas tecnologías, pero termina doblegada por las redes sociales. Y en esta puesta, el atractivo es su confusión.
—El título y la sinopsis de este espectáculo parecen indicar que hasta el rinconcito más apacible de la sierra está amenazado por los males de la vida moderna.
—Así es. Y el desafío de los lugareños que tienen conciencia de esto es incluir estos medios a la identidad ancestral de la región. Los males principales de la vida moderna son el desencuentro, la indiferencia y la falta de diálogo.
—¿Cómo es el choque entre la sabiduría silvestre y ancestral de Jovita con el psicoanálisis y la medicina en general?
—Justamente, la obra pone en evidencia situación caótica en la que se encuentra una anciana que solamente buscaba un cura para confesarse.
Privilegio e identidad
—¿Cómo fue el trabajo con José Ignacio Serralunga? ¿Qué le aportó al espectáculo?
—Trabajar con José Ignacio Serralunga es como participar de un taller de alta dramaturgia de manera permanente. Maneja brillantemente y con fluidez la interacción teatral. Me siento un privilegiado por todo lo que puedo aprender en ese aspecto, y a su vez con el plus del escenario compartido en gira.
—En todos estos años en que Doña Jovita recorrió todo el país e incluso otras naciones, ¿qué aprendió para incorporar luego en su vida serrana?
—Haber viajado por el mundo ha incrementado mi vínculo con el terruño. Los pueblos con fuerte identidad son comunidades saludables que tienen un profundo amor por sus raíces. Y ahí te das cuenta de que hay mucho que contar del mundo que te rodea y que el tiempo no te alcanza.
Entradas
Las localidades para este espectáculo se pueden adquirir en la boletería del teatro, de lunes a viernes de 14 a 21, con un valor de plateas a 350 pesos, mientras que estudiantes, jubilados y amigos del Centro Cultural Provincial abonarán 300 pesos.