Juan Ignacio Novak [email protected]
La obra cordobesa escrita y dirigida por Rodrigo Cuesta se presentará en Santa Fe en una única función, prevista para el viernes a las 21 en el Teatro Municipal. La obra, ambientada en 2002, narra un hecho extraordinario que involucra a tres personajes. “Está relacionada directamente con el lenguaje del cine”, explicaron los realizadores.
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El director Rodrigo Cuesta y los integrantes de su equipo asumieron un reto al encarar el proyecto de llevar a escena “Volver a Madryn”. Es que la obra, escrita por el propio Cuesta, invita a un juego cuyas reglas no son simples: incorporar en la escena teatral elementos del lenguaje cinematográfico, sin apelar a grandes dispositivos escenográficos, sino más bien, desde una estética minimalista, a la gimnasia de los actores, la iluminación y el sonido. La cosa funcionó y la puesta se estrenó en junio de 2016 y lleva casi 150 funciones. Originada en Córdoba, rodó por distintos puntos del país y este viernes se presentará en Santa Fe, en una única función prevista para el viernes a las 21 en la Sala Mayor del Teatro Municipal (San Martín 2020). La dirige Cuesta con actuaciones de Ignacio Tamagno, Ale Orlando y Hernán Sevilla.
Mezcla de thriller y comedia (otra vez la impronta cinematográfica) “Volver a Madryn” está ambientada en el invierno de 2002 en la localidad costera del título. Narra cómo “tres personajes parecen señalados para evocar, jugar, reconstruir una y otra vez ese suceso que representa un cambio en sus vidas y las de su entorno. sus historias se entrecruzan con las de otros personajes, aunque son ellos, sus voces, la única fuente con que cuenta el espectador para conocer los sucesos en torno a los cuales gira ahora la vida de este trío que emprende un retorno sin alternativa a Madryn”. Para su director, la obra fue para todos “un proceso de aprendizaje y desafío”.
—Posee numerosas influencias del cine. ¿Cómo lograron adaptar ese lenguaje al teatro? ¿Cuáles son sus referentes, en el cine, que les sirvieron de inspiración?
—“Volver a Madryn” está relacionada directamente con el lenguaje del cine. No hay referentes particulares en esto, sino una búsqueda personal para utilizar recursos cinematográficos dentro del teatro. Existe un interés en este acercamiento y apunta a crear un canal en donde recursos de ambas disciplinas se enriquezcan la una a la otra, engorden y discutan, creando así una estética particular a partir de la conjugación de ambas, un nuevo factor en donde el origen se desdibuja: el flashback, la superposición de escenas, los diferentes planos, la profundidad, los registros actorales naturalistas, los volúmenes cotidianos, cierto tratamiento particular en la luz y en el sonido, son puestos en juego en la composición.
—¿Por qué eligieron Madryn como espacio para ambientar la trama de la obra?
—El espectáculo nace a partir de la propuesta de dos de los actores al director, un texto de un autor irlandés. al comenzar el trabajo, que luego se desvió hacia una dramaturgia propia y diferente de lo que contaba aquella primera obra, quedaron resonando algunos puntos. Una ciudad en la costa, la universidad, el invierno. al trasladar esto a nuestra Argentina, Madryn surgió como la mejor posibilidad de adaptación, y un lugar fácilmente reconocible para el espectador.
—Decidieron que transcurra en 2002, una época compleja en que la Argentina salía de una crisis terminal y empezaba de a poco a resurgir de las cenizas ¿Qué los motivó a seleccionar ese momento histórico? ¿Es que las crisis tienen más para decir que las épocas de bienestar?
—Respecto de la época donde transcurre nuestra historia, que es el año 2002, pasó lo mismo: una Argentina en crisis, que venía muy bien para lo que necesitábamos contar. No sé si las crisis tienen más para decir que las épocas de bienestar, lo que sí sabemos es que esta historia, la nuestra, necesitaba de ese tiempo en particular donde transcurriera, necesitábamos demostrar que los vínculos humanos y familiares en situaciones extremas se vuelven más fuertes, más unidos, y una historia de venganza por mano propia, de extorsiones y dinero, necesitaba un ambiente histórico que lo acompañe.
Entrega completa
—Eligieron un corte minimalista, aún estando influenciados por el cine, que en general, suele estar más asociado a una parafernalia de efectos y posibilidades. ¿Cómo fue ese proceso?
—Crear “Volver a Madryn” fue para todos un proceso de aprendizaje y desafío, ya que preparar un espectáculo en tres meses de ensayos muy intensos, conocernos como equipo, trabajar casi desde el día cero con la técnica que necesitaría la obra, la luz y el sonido parecen de pronto el cuarto actor, exigía en todos una entrega completa al trabajo y un remar para el mismo lado indiscutible. Entrega que de hecho se sigue manteniendo hasta el día de hoy.
—Obtuvieron numerosos premios en festivales ¿Qué se valoró de la obra? Y en el caso del público, ¿qué recepción tuvieron hasta el momento?
—La obra fue estrenada en junio de 2016, y a la fecha lleva casi 150 funciones, que para los que hacemos teatro independiente, es una cantidad a veces imposible, y más en tan poco tiempo desde su estreno. Hemos participado en numerosos festivales y la montamos en diferentes localidades del país, tratando de que la mayor cantidad de espectadores la vea. La obra representó a Córdoba en la Fiesta Nacional del Teatro organizada por el INT en el año 2017, y ganó el Premio Provincial de Teatro ese mismo año a Mejor Obra, Mejor Director y Mejor Dramaturgia.
Itinerario
"Estamos volviendo de Bahía Blanca, ahora llegamos a Santa Fe, luego nos quedan funciones en Rafaela, Córdoba y otras en el interior cordobés. La obra no para y eso siempre nos mantiene entusiasmados. Queda ‘Volver a Madryn’ para rato todavía”, aseguró el director de la obra, Rodrigo Cuesta.
Créditos
A la escritura y dirección de Rodrigo Cuesta y las actuaciones de Ignacio Tamagno, Ale Orlando y Hernán Sevilla, se suman en la obra la realización escenográfica de Rodo Ramos y Rodrigo Cuesta; la edición de sonido, de Horacio Fierro; el diseño de iluminación, de Samuel Silva y Rodrigo Cuesta, y la fotografía y diseño gráfico, de Marcos Rostagno.