Ivana Fux | [email protected]
Cornejo agitó las aguas en el radicalismo frentista y en el socialismo. Y la foto en el Cemupro disparó múltiples lecturas.
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Turbulencias económicas a nivel nacional; tsunami político en Santa Fe. Mientras todas las miradas apuntaban a la evolución del dólar, el vencimiento de las Lebacs y a las negociaciones de Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional, en la provincia, la dirigencia política multipartidaria generaba varios episodios resonantes.
Precipitando los capítulos de un escenario electoral que recién se montará en 2019, cada fuerza fue aportando indicios de los movimientos que se vendrán, y de la tensa puja que terminará derivando en la definición de las candidaturas por la gobernación de Santa Fe, el año que viene.
La sentencia ratificada a El Litoral por el titular de la UCR nacional, Alfredo Cornejo, avisando que en la próxima contienda los radicales santafesinos deberán estar en Cambiemos, exaltó los ánimos en el Frente Progresista. El mendocino dijo también que José Corral y Mario Barletta son “los mejor rankeados” en ese espacio político. Los socialistas le reprocharon, entonces, que no debía inmiscuirse en las decisiones de una fuerza provincial; los radicales frentistas le dijeron que “no tenía autoridad moral” para hacer esas sugerencias, y el vicegobernador Carlos Fascendini lo insultó. Lo trató de “travesti de la política”, “saltimbanqui” y “oportunista”.
Ante la ofensiva, el Frente Progresista intentó cerrar filas. Miguel Lifschitz invitó a cenar a legisladores, intendentes y dirigentes. Austera gastronomía; escasos discursos. Habló el gobernador, promoviendo una vez más que se trabaje por el éxito de la reforma de la Constitución, entendiendo que allí radica la “garantía” de continuidad del Frente. Parte de razón tiene. Los radicales frentistas encuentran mayor comodidad en una campaña con Lifschitz como candidato peleando por su reelección que con Antonio Bonfatti, a quien esta semana el socialista Eduardo Di Pollina volvió a definir como un “excelente candidato”. Tras su exposición, hubo otras tratando de repeler los ataques externos con las consabidas expresiones del tipo “el Frente está más firme que nunca”. Lo cierto es que ese proceso de reforma que parecería ser “garantía” de integración frentista no registró demasiados avances en la Legislatura. Es más, sumó un “ni” del Partido Justicialista, que si bien no rechazó de plano el proceso, advirtió que no comparte ni los plazos ni el mensaje que se intenta promover desde el Poder Ejecutivo.
Mientras Lifschitz convidaba empanadas en el Club El Quillá, en el Comité provincial de la UCR, Corral oficiaba de anfitrión de un encuentro que terminó con la formalización del Foro de Intendentes radicales de la provincia. ¿Seguirán los correligionarios estando en dos lugares a la vez, o acatarán la directiva de Cornejo?
En medio del torbellino local, una foto en Buenos Aires disparó múltiples lecturas. Líderes socialistas, radicales y peronistas confluyeron en la inauguración de una nueva sede del Centro de Estudios Municipales y Provinciales de Santa Fe. Y el registro dejó especulaciones para toda la semana. En el socialismo, con matices, se entusiasmaron; hablaron de “acuerdo común”, de “apuesta al futuro” de “proyecto y propuesta para 2019”. En el peronismo, varios se envalentonaron. “No hay otra posibilidad de que modifiquemos el rumbo de la política a nivel nacional, si no es a través de un gran frente”, sinceró el senador peronista Armando Traferri. “Es el único camino si no queremos que Cambiemos gane en primera vuelta”, concluyó.
Precipitando los capítulos de un escenario electoral que recién se montará en 2019, cada fuerza fue aportando indicios de los movimientos que se vendrán.