El Litoral / Enrique Cruz (h)
Spahn y su gente tuvieron dos momentos en los que tenían DT y base sólida, pero la dejaron caer. Unión tiene otra chance para dar ese salto de calidad.
El Litoral / Enrique Cruz (h)
“Unión sigue siendo un club importante en el fútbol argentino, así que no dudé en venir. Creo que hay que aumentar la autoestima de todos y voy a necesitar que me ayuden todos. No es tiempo de mirar para atrás y buscar culpables. Vamos a elegir bien, tanto la salida como los ingresos. Lo vamos a manejar con mucha inteligencia. Lo de los jugadores lo vamos a trabajar en silencio. Se trata de compromiso, de buenas personas que quieran venir, no tanto de figuras”, dijo Leo Madelón en aquella mañana —casi mediodía— fría del 10 de julio de 2017.
Ha pasado prácticamente un año de aquel día. Pero había pasado menos tiempo cuando el 1º de noviembre de 2016, después de una victoria ante Sarmiento de Junín en Santa Fe, resolvió ponerle punto final a su ciclo en el club. La historia posterior fue conocida: la apuesta por Juan Pablo Pumpido que funcionó al principio y se empezó a desbarrancar después; la contratación de Pablo Marini y la necesidad de volver a las fuentes para pedirle a Madelón que trate de recuperar lo que se había caído.
Volviendo a aquella mañana en la sede del club, cuando Madelón inició su tercer ciclo como entrenador rojiblanco, jamás se habló de objetivos que por ese momento parecían inalcanzables. Por aquello, por la manera en que se habían suscitado los acontecimientos, no se podía mencionar la palabra fracaso si es que el equipo no clasificaba. Había quedado claro en las palabras iniciales del entrenador, que llegaba a levantar el ánimo opacado de un equipo golpeado, derrotado y con muchos jugadores disminuidos por la adversidad.
El camino transitado fue exitoso y todo cambió para bien. Unión fue un equipo que no penó en la tabla del descenso, que peleó arriba y que llegó al último partido con la misión de destronar, nada más ni nada menos, que al Rey de Copas (Independiente) para darle aquella alegría histórica de una clasificación internacional.
Ya Spahn ha tenido suficientes ejemplos de procesos que se interrumpieron y que no llevaron a ningún puerto. Unión había encontrado una brújula futbolística con Kudelka, pero al cabo de dos años de trabajo se dejó caer aquello, se fueron jugadores importantísimos en el funcionamiento aceitado de ese equipo y lo que vino fue muy flojo, con el descenso como resultado final.
Llegó la hora de levantarse otra vez y el elegido para comandar el proceso fue Madelón. Unión ascendió con un equipo que otra vez funcionaba muy bien, pero de a poco se fue produciendo un desgaste que hizo eclosión otra vez con la interrupción del proceso. Madelón se fue y nuevamente, como había pasado con Kudelka, el equipo se cayó.
Dos veces tropezó Spahn con la misma piedra. No hay razones para que haya una tercera y por ello, el presidente y su gente —llámese dirigentes, subcomisión de fútbol y manager— deben abocarse a mantener esta muy buena base que se armó —y muy bien— desde el acierto en la elección generalizada de los responsables.
Aquella mañana fría de julio del año pasado, Madelón admitió que se había equivocado en asumir la conducción técnica de Belgrano de Córdoba a pocas semanas de haberse ido de Unión. Él sabe que Unión es su lugar en el mundo y que se potencia en Santa Fe, trabajando en un club que conoce a la perfección. Se supone que Unión debe ser prioridad para él, más allá de eventuales ofrecimientos que le puedan llegar.
Madelón, Gómez Andrade, Gamba, Martínez, Acevedo, son los nombres propios que, como objetivos inmediatos, Unión debe tener bien arriba para que la base del equipo se pueda mantener. Es posible que las orejas estén bien dispuestas para escuchar ofrecimientos por Soldano —porque el dinero se necesita— y, en ese caso, se apuntarán nombres de delanteros para reemplazarlo y para reforzar un puesto en el que Unión no incorporó bien en la apertura anterior del mercado de pases. Pero si Spahn, esta vez, no quiere volver a cometer un error y aprovechar esta buena campaña para concretar lo que supieron hacer otros clubes (Atlético Tucumán y Defensa y Justicia por mencionar algún ejemplo), hay que tener ambiciones deportivas superadoras. Esas que faltaron en otras ocasiones.