Mauro L. Muñoz | [email protected]
Alberto Rojo, físico y músico, explicó el rol que asumen en el encuentro entre el arte y la investigación. La divulgación científica para motivar mentes jóvenes y como articulador de disciplinas para la docencia.
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Al final de cada mes, en conjunto entre los ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y de Innovación y Cultura, se realiza un ciclo que invita a los curiosos a introducirse en el fascinante mundo de ciencia y arte. La intersección se presenta al público como un tipo diferente de conversación, poniendo en escena diferentes piezas artísticas como obras de teatro, música, cine y danza.
El último jueves es el día indicado. En esta oportunidad se presentó el físico y músico Alberto Rojo, con la propuesta: “De la ciencia a la música, un concierto conversado”. En formato charla-concierto recorrió, durante una hora y media, las conexiones de conceptos entre la física y la melodía . Las intervenciones fueron alusivas al recorrido de descubrimientos científicos en acompañamiento de canciones, algunas alegóricas y otras compuestas especialmente, como por ejemplo la “Chacarera decafónica”.
Pese a la intensa neblina que lo obligó a retrasar su vuelo, la actividad se desarrolló con perfecta precisión frente a la atenta y curiosa mirada de los presentes en el multiespacio de La Mirage. “Es una modalidad que estoy trabajando hace un tiempo para salir del clóset en mis actividades duales entre el arte y la ciencia. Son cosas que viven en mí, constantemente, como músico y físico”, sinceró.
Previo a la exposición, Rojo conversó con El Litoral sobre algunos aspectos de esta particular mixtura que otorga la divulgación de lo científico en formato musical.
“Creo que no son dos esferas diferentes, sino dos departamentos de universidad distintos. Pero al concebir las dos actividades como una cosa única, implica mucha intensidad en el trabajo el poder establecer mi presencia en las dos disciplinas”, comenzó.
— Seguramente, cuando eras estudiante no te imaginabas haciendo lo que haces hoy ¿Cómo te fuiste haciendo en este camino?
—Es cierto, no me lo imaginaba. Tampoco creo que nadie se plantee cosas muy reales en esa etapa.
La imaginación tiene planes por un lado y sueños por el otro. Un premio Nobel en un año y un Grammy al siguiente. Son delirios.
Pero sí, de adolescente, me encantaban las dos cosas. En determinado momento elegí estudiar física haciendo grado, posgrado y doctorado después. En cuanto a la música la seguí por mi cuenta, de manera personal y a través de cursos o clases magistrales. Ahí me encontré con gente que me alentó a continuar ese camino por lo que consideré profesionalizar la intersección entre las dos actividades.
Es verdad que no es fácil. Me costó mucho tiempo que me reconocieran dentro de los dos ámbitos por la actividad contraria: como artista en el departamento de física y como físico en el mundo del arte. Al fin y al cabo, creo que lo importante es lo que uno siente íntimamente que se vuelven convicciones y propósitos.
— ¿Se podría decir que hay cierta racionalidad en el arte y cierta imaginación en la ciencia?, consultó un colega.
— Imaginación hay en las dos porque son creaciones de la mente. Lo interesante es que hay mucha racionalidad en la ciencia, pero también muchísimo de lo subjetivo en conceptos que construyen muchas teorías. Criterios de simplicidad, sencillez, simetría, belleza, son conceptos subjetivos. La pregunta es: ¿Qué es lo elegante? Lo que puede resultarme elegante a mí, puede no serlo para otro. La naturaleza no es encapsulable en marcos conceptuales propios de la mente humana.
— ¿Y cuál es tu búsqueda en esta intención de transmitir, en otros ámbitos, lo científico?
— Mi propósito es causar impacto en los más jóvenes, porque es lo que me pasó a mí con las voces de grandes divulgadores. La transición se me presentó cuando pude ver a otros científicos que enseñaban la disciplina desde otro punto de vista. Son muchos quienes están en cosas como estas, que escriben sobre la belleza que está presente en la ciencia. Pero si no estás interesado los pasas por alto.
El objetivo principal siempre es inspirar. Hay que demostrar que hay algo interesante que no se puede desconocer y que invite a profundizar. La divulgación no enseña todo, no es una clase, sino una especie de invitación a saber más con una dosis de entretenimiento.
Es un poco de mezcla entre el cómo y el qué, uno más que otro. Un hecho artístico, inspirador y que invite a entender la naturaleza de otra manera. Por ejemplo, todo el mundo recuerda cómo decía las cosas Carl Sagan. Toda esa cosa pasional con su famoso ‘billons and billons‘. No sabes muy bien por qué, pero el tipo impacta.
— Ante tantos cambios tecnológicos en el mundo que ponen en crisis el rol docente ¿Hace falta mayor aproximación a la divulgación?
— Creo que no vendría mal, al contrario. Me parece que sería una elemento articulador importante. Sobre todo hacer hincapié en la integración de las disciplinas.
El sistema educativo debería enfocarse menos en la enseñanza sobre el error, que indican cuando las cosas están mal o están bien, y sí poner más energías en el método de la creatividad. Es un trabajo complejo porque los padres exigen ver resultados, que se ven cuando los chicos aprenden a multiplicar por ejemplo.
Pero generar estímulos para la resolución de problemas por cuenta propia, potenciar el enfrentamiento ante alternativas inesperadas, son modelos de transiciones importantes que se pierden en los niños cuando les muestran que hay errores, que algo está mal.
— El error es parte de la vida...
— Sí, pero la vida está llena de alternativas. Quizás hay muchas variantes que no merecerían llamarse errores. Es una calificación de valor hacia ciertas cosas que no nos ponemos a analizar.
— Hace algunos meses se dieron a conocer los resultados del operativo Aprender 2017, donde se reflejan rendimientos bajos sobre Matemáticas en las secundarias del país ¿Por qué cree que se da este fenómeno y cómo afecta a las chicos?
— Justamente, los países que tienen mejores puntajes en matemáticas generalmente son quienes enseñan muy poco a partir del error. Creo que nuestro sistema es muy estructurado, al igual que la mentalidad argentina. Sería bueno liberarse un poco de eso.
No es tan sencillo implementar estas cuestiones en un país como el nuestro, con otra cultura, otro sistema educativo, mayor población, etc. Pero es un camino arduo porque involucra cuestiones muy específicas.
Tendemos a valorar poco a los grandes innovadores y le damos más valor al que hace el cambio incremental. De todas maneras, el estímulo a la creatividad y la libertad de pensamiento me parece que son fundamentales. El amor por la matemática y el sentido lúdico del aprendizaje puede llegar a producir una mayor adaptación a los problemas en los jóvenes.
Perfil
Alberto Rojo es nacido en 1960. Tucumano, músico, escritor y físico argentino. Estudió en el Instituto Balseiro, donde obtuvo una licenciatura y un doctorado en física.
Ha sido becario del CONICET, profesor visitante en la Universidad de Buenos Aires y del Oak Ridge National Laboratory. Actualmente es profesor del Departamento de Física1 de la Universidad de Oakland, en Rochester (Estado de Míchigan).
Como músico grabó cuatro discos: “De visita”, “Para mi sombra” , “Amaicha” y “Tangentes”. Además, contó con la participación de Charly García, Pedro Aznar y Mercedes Sosa.
Entre los libros que publicó se destacan “Borges y la física cuántica”, “La física en la vida cotidiana” y “The Principle of Least Action”.
Actualmente se encuentra en proceso de grabación de su nuevo disco con canciones en inglés, como búsqueda de ampliar su público.