Juan Ignacio Novak
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Los días 7 y 14 de julio se presentarán en la sala de Estanislao Zeballos 3074 funciones de esta comedia escrita por Mariela Cerruto y dirigida por Gustavo Lauto. “En un momento donde creemos que la gente está ávida de momentos agradables, elegimos aportar una hora y piquito de permanente humor”, aseguró Cerruto.
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Enfocar la vida desde la óptica del humor supone un desafío, pero permite abordar las cosas desde otra perspectiva. Hasta aquello que, a primera vista, no parece tener nada positivo adquiere otra apariencia. Así lo entienden los integrantes del grupo teatral independiente El Equipaje, que pondrán en escena la obra teatral “Somos tres, no molestar” en el Teatro de la Abadía (Estanislao Zeballos 3074). Las funciones serán los sábados 7 y 14 de julio, a partir de las 21. Se trata de una comedia escrita por Mariela Cerruto e interpretada por ella junto a Claudio “Chicho” Casco y Daniel Quiñonez, bajo la dirección de Gustavo Lauto.
La creadora de la pieza contó, al brindar detalles sobre la propuesta, que la idea surgió hacia 2007. “Empezó dando vueltas en la cabeza a raíz de una charla entre amigas y me senté a escribir. El humor siempre es un tema recurrente en mi vida. Me ha acompañado desde que tengo uso de razón. Me gusta escribir humor. Me gusta trabajar desde el humor. En el 2009 estrenamos ‘Somos tres, no molestar’ en una versión muy distinta a la actual ya que el ámbito y la sociedad han cambiado. Hoy hay escenas que, como estaban planteadas en aquel momento, serían imposibles repetirlas hoy en día”, manifestó Mariela Cerruto.
—¿Por qué eligieron el formato de comedia?
—El humor fue característico, en todas las etapas. Pero puntualmente esta comedia llega en un momento donde creemos que la gente está ávida de momentos agradables. Donde la realidad supera, a veces, cualquier intento de sobrellevar los problemas. Por lo tanto elegimos aportarle al público una hora y piquito de permanente humor. Un humor simple. Común y corriente. Nada complicado. Idas y venidas, enredos y muchas carcajadas.
Ejercicio cotidiano
—En la obra se alude a una pareja en crisis, a la necesidad del cambio, al dolor ¿Cómo se hace para encontrar el humor en todas estas cosas?
—El humor es un ejercicio. Un trabajo diario. Un estilo de vida. Por supuesto que es muy difícil trabajar en el humor en un ámbito de adversidad. Pero si uno o una hace del humor un estilo de vida seguramente la adversidad será vista tal vez desde otro punto. En “Somos tres...” se apunta a la exageración de ciertas características de los personajes y los conflictos que vive el matrimonio seguramente se verán reflejados en muchas parejas que estarán sentadas como espectadores. Entonces ahí es cuando comenzamos también a reírnos de nosotros mismos, de nuestros errores y conflictos cotidianos.
—¿Cómo se plantea, en escena, esta idea de que el espacio tiene memoria y que de “uno sigue estando aunque ya no esté”?
—Aseguramos que el espacio tiene memoria cuando nuestra energía y personalidad se adueña de un lugar, apropiándose. Donde cada detalle tiene un sello personal, único. Es el caso de Coqui, que se encuentra en estado de coma pero sin embargo su energía está permanente presente es su hogar a pesar de no estar físicamente.
Metáforas y procesos
—En la sinopsis se hace referencia a una metáfora, donde las escenas de la obra se plantean como “un boxeo doméstico y cotidiano” ¿Cómo se trabajó esto desde la dramaturgia?
—La metáfora del ring es muy gráfica en el permanente tire y afloje de un matrimonio con intereses absolutamente dispares. Con concepciones y valores muy distintos uno del otro. Y ahí es donde vuelvo a apuntar al hecho de que el espectador pueda sentirse muy identificado. En un matrimonio se unen dos personas distintas, con crianzas absolutamente diferentes y las diferencias son inevitables. Algunas parejas lo sobrellevan más pacíficamente y otras hacen de sus días permanentes cuadriláteros de boxeo
—¿Cómo fue el trabajo con los actores y con el director, Gustavo Lauto?
—El proceso fue algo vertiginoso porque hubo muchos desencuentros en cuanto a tiempos y actividades que cada uno de nosotros tenía ya programadas pero la realidad es que la tentación de trabajar en un proyecto tan divertido fue más grande y no pudimos resistimos. Nuestro director ha interpretado perfectamente nuestra necesidad de trabajar desde y para el humor y ha aportado excelentemente sus conocimientos. No es casualidad que El Equipaje Teatro Independiente lleva más de 18 años trabajando en el quehacer teatral y nuestro director nos acompaña desde hace varios años Y, por lo tanto, la química y el entendimiento se dan por sí solos y no forzados.