José Prinsich | [email protected]
A través de AFS Programas Interculturales, un grupo de estudiantes provenientes de Francia, Estados Unidos, Alemania, Italia, Suiza y Tailandia realizaron un intercambio cultural en General Ramírez y Crespo. Los jóvenes tuvieron la posibilidad de conocer el idioma y las costumbres típicas de Argentina como el dulce de leche, el asado y el mate.
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Con las maletas cargadas, no solo de ropa sino también con muchísimas ilusiones, hace poco más de 10 meses un grupo de estudiantes llegó a General Ramírez y Crespo con el objetivo de realizar un intercambio cultural. Ese tiempo fue suficiente para que las costumbres argentinas comenzaran a correr por sus venas, desde el primer momento en que cruzaron la frontera y pisaron la tierra de Diego Maradona, René Favoloro, José de San Martin y Juan Manuel Fangio.
El dulce de leche, los alfajores, el asado y el mate se incorporaron rápidamente al vocablo de estos jóvenes, quienes arribaron desde diversos países en el marco del programa de voluntariado de AFS: Nichakorn Chumpol y Phraewa Phrueksawan de Tailandia; Ombline Fabre Aubrespy (Francia), Benjamin Niklas Maisenbacher (Alemania), Jonas Manuel Winklemann (Suiza), Aima Sofie Heilmann (Groenlandia), Josephine Metcalf (Estados Unidos) y los italianos Samuele Della Pietra, Arianna Cont y Katia Fancello.
En la Capital Provincial de la Juventud residieron Katia, Josephine y Arianna, siendo las dos últimas integrantes de los programas intensivos de un mes y medio. El resto de los extranjeros estuvo alojado en la Capital Provincial de la Avicultura, a tan solo 20 kilómetros de distancia.
Experiencias compartidas
El viajar es un placer cantaba Pipo Pescador, pero un viaje es mucho más que una sensación. Es la oportunidad para aprender y conocer nuevas culturas, tradiciones, idiomas y puntos de vistas. Así lo entendieron los jóvenes ni bien tocaron suelo argentino y luego de hacer miles de kilómetros para concretar un sueño.
Con un fluido español, que a simple vista parecían entrerrianos de cuna, Benjamin y Jonas coincidieron en varias cosas, pero sobre todo en la calidez de los latinos. “Las personas son más abiertas y más cariñosas con personas que no conocen. Por eso, entramos muy bien en la comunidad”, sostuvo el alemán. El suizo, amante de los alfajores, también remarcó que “la gente es más amorosa acá. No era tan difícil para nosotros encontrar amigos o hacer relaciones”.
El idioma no fue un impedimento para convivir aunque haya sido un desafío durante los primeros meses de estadía. La mayoría de los chicos desconocía totalmente la lengua y desembarcaron en estas tierras sin poder pronunciar una sola palabra. “Cuando llegué no sabía ni decir ‘hola'. Aprendí todo acá, todo de cero. Fue un cambio que ni me di cuenta, despacito aprendí más palabras y cómo conectar los verbos”, recordó el tano Samuele a Mirador Entre Ríos.
El mate y el dulce de leche se convirtieron en los objetos más apreciados por los extranjeros, al punto tal que querían colapsar sus bolsos con estas costumbres argentinas. “Pensé que era como una droga porque decían que cuando lo tomabas te ponías enérgico, activo. Parecía algo medio raro y no quería saber nada. Después, cuando me explicaron mejor, ya empezó a gustarme”, continuó el fanático de la Juventus, quien consume tres termos de agua por día.
“La escuela es totalmente diferente a la escuela de Italia, especialmente en la relación entre docentes y alumnos. Acá los alumnos llaman a los profesores por sus nombres y en Italia no se puede hacer. Allá cuando el profesor ingresa al aula, todos tenemos que levantarnos para saludarlo porque es considerado una forma de respeto”, explicó Arianna.
La pasión por el fútbol no pasó desapercibida en los hogares donde se alojaron los estudiantes de secundaria. “Vos sos de Boca Juniors sino no tenes comida y cama”, le dijeron en broma a Benjamin. Todo lo contrario sucedió con su amigo, Jonas, a quien le obsequiaron la camiseta de River Plate, una señal más que clara sobre el club al que debía alentar.
“Me llevo un montón de experiencias. Hicimos amigos y la familia que adoro y que la voy a extrañar un montón”, comentó Katia, quien en sus días por Ramírez aprendió a bailar folclore. “Fueron muchos meses en los que pude descubrir muchas cosas. Es una cultura totalmente diferente. Acá son muy simples. No necesitan tener muchísima plata para ser feliz”, finalizó la oriunda de Lyon, Obline. Y agregó: “Me llevo una nueva yo, cambie totalmente”.
Además de conocer el lenguaje y las costumbres típicas de la región, los residentes tuvieron la posibilidad de visitar la geografía albiceleste. El norte argentino, Misiones, Córdoba y Buenos Aires fueron algunos de los lugares preferidos.
Encuentro
Con el fin de promover la diversidad cultural y conocer diversos testimonios de vida, se llevó adelante una charla debate denominada “La construcción de la identidad nacional en un contexto intercultural”. La cual tuvo lugar en las instalaciones de la Biblioteca Popular Luis Etchevehere y contó con la participación de alumnos del Instituto D-176 “Madre de Jesús” y de la Escuela Nº 4 “Francisco Ramírez”. Mientras que la organización del evento estuvo a cargo de la estructura voluntaria AFS en conjunto con la Municipalidad de General Ramírez y el Núcleo de Innovación y Desarrollo de Oportunidades (NIDO).
“Hace seis años que estamos haciendo estas experiencias, pero cada vez estamos creciendo más”, expresó Betiana Grillone, quien junto a Analía Cepeda se desempeñan como voluntarias y consejeras de AFS.
En cuanto a la vinculación con los compañeros de curso, la docente dejó en claro que “ellos dejan una marca, amistades y valores nuevos. Debemos tomar las diferencias culturales como algo positivo y no negativo. Sin lugar a dudas, todo esto tiene un gran impacto tanto en la comunidad educativa como en la comunidad general”.
La AFS (en su sigla en inglés American Field Service) es una organización internacional, de base voluntaria, no gubernamental, sin fines de lucro que promueve oportunidades de aprendizaje intercultural para ayudar a las personas a que desarrollen los conocimientos, las destrezas y el entendimiento necesario para crear un mundo más justo y en paz. La primera experiencia de esta índole, en General Ramírez, fue en el 2014 con la australiana Nada Radjatjut.
“Tratamos de incentivar a los chicos a que abran sus mentes y puedan hacer intercambios culturales en otros países. Además, instamos a las familias locales a que se animen a alojar. No es tan complicado. Es abrir el corazón y, como dice el slogan de la entidad, tener cariño, comida y casa. Esos son los requisitos para tener esta experiencia tan rica”, remarcó la profesora de inglés.