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El narco rafaelino se encuentra detenido desde marzo de 2016, cuando tras protagonizar un altercado con la policía, le secuestraron armas y drogas. Un complejo de cabañas en la costa era la pantalla del negocio ilegal.
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El Tribunal Oral Federal de Santa Fe condenó este viernes a Cristian Javier Rivadeneyra, un hombre de 40 años, acusado de encabezar una red de vendedores de droga con asiento en la ciudad de Rafaela, con ramificaciones en la costa del río San Javier. El “Gordo Maradona” recibió siete años de cárcel y multa de $ 14.000, al ser considerado autor del delito de “comercio de estupefacientes y tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”, en concurso ideal con “guarda de precursores químicos para producir estupefacientes”.
El fallo que dictaron los jueces Luciano Lauría -presidente-, María Ivón Vella y José María Escobar Cello alcanzó además a dos mujeres y un hombre que formaban parte del círculo más cercano de “Maradona”.
La pena más baja fue para Rocío Natalí Núñez, de 28 años y pareja del principal investigado. La joven recibió 3 años de prisión y multa de $ 6.000 por “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”. En tanto, Valeria Marisol Ramondelli (39) -excarcelada- fue condenada a 4 años y multa de $ 8.000; y Eduardo Nicolás Mazzón (45) -preso en Coronda- recibió 4 años y 6 meses, más multa de $ 9.000. Ambos como autores de “comercio de estupefacientes”.
Confesión
El juicio oral y público al que fueron sometidos comenzó el miércoles 1º de agosto y se extendió durante las jornadas del jueves 2 y viernes 3 del mismo mes. En la apertura del debate, el tribunal repasó el requerimiento de elevación a juicio formulado el año pasado por el fiscal federal de Rafaela, Federico Grimm, a instancias del juez federal de la misma ciudad, Miguel Abásolo.
Alrededor de 40 testigos pasaron por la sala de audiencias, los cuales confirmaron las sospechas en cuanto a la responsabilidad de Rivadeneyra y sus amigos en el negocio ilícito; tanto que el propio “Maradona” reconoció las acusaciones en la jornada previa a los alegatos finales.
El fiscal general, Martín Suárez Faisal, había pedido 9 años de encierro para el principal imputado; 8 para Mazzón; 6 para Ramondelli y 3 para Núñez. Además, le atribuyó a la pareja -Rivadeneyra y Núñez- la supuesta privación de la libertad de un menor de edad, en el complejo de cabañas “El Gordo”, de Saladero Cabal, donde incluso le habrían dado drogas y alcohol para su consumo. Por estos hechos el tribunal absolvió a ambos, lo mismo que por el delito de “guarda de semillas para producir estupefacientes”.
Los alegatos defensivos fueron el viernes por la mañana y estuvieron a cargo de los abogados Claudio Torres del Sel y Federico Scarinci -por Rivadeneyra y Núñez-; Germán Verna -por Ramondelli-; y Raúl Sánchez Lecumberri y Alfonso Rodríguez -por Mazzón-. Los fundamentos del fallo estarán disponibles el próximo viernes 10 de agosto.
La pantalla
En cuanto al complejo de cabañas “El Gordo”, propiedad de Rivadeneyra y su familia, los investigadores sostienen que era una pantalla para esconder el verdadero negocio ilícito con el que lucraba. El emprendimiento turístico cuenta con 8 cabañas ubicadas en Saladero Cabal, la villa turística que se emplaza sobre la Ruta Provincial Nº 1, a la vera del río San Javier, unos 135 km al norte de la capital provincial.
Además, era titular de un auto Audi A4, una camioneta Honda CRV y tenía dos propiedades en la Perla del Oeste, una casa en calle J.J. Paso al 1700 y una casaquinta en la esquina de Los Tilos y Los Robles, del barrio Villa Los Álamos. En estas dos propiedades, los investigadores sostuvieron que funcionaban dos cocinas para el estiramiento de la cocaína, de allí el secuestro de precursores químicos, máscaras y un modus operandi que confirmaría las sospechas.
Asimismo, una denuncia anónima apuntó a su domicilio, su auto, y dijo que “andaba en algo raro”, para luego referirse lisa y llanamente al comercio de drogas. La investigación se inició el 15 de julio de 2015 y estuvo a cargo de la Unidad Especial de Procedimientos Judiciales de Gendarmería Nacional, regional Rafaela, bajo la dirección del juzgado federal de la misma jurisdicción.
Fuera de la ley
Mientras estuvo libre, Cristian Rivadeneyra no dejó tropelía por cometer. Abusaba del consumo de estupefacientes y bebidas alcohólicas, al tiempo que comercializaba con la primera de ellas y allí estuvo su pecado.
Uno de los testigos que pasó frente al tribunal, un policía que el 3 de marzo de 2016 se encontraba a cargo de la Comisaría de Rafaela, relató cómo fue y qué motivó la detención del “Gordo Maradona”.
Ricardo Anselmo Cabrera lo apresó esa madrugada en el bar-comedor Sal y Pimienta y luego allanó la vivienda del pendenciero, donde se secuestró una buena parte de la cocaína incautada en la causa.
Cabrera acudió con su personal a dicho local entre las 5 y las 6 de la mañana, ya que estando cerradas sus puertas, Rivadeneyra no quería abandonar el lugar. Fuera de sus cabales, había orinado sobre la barra el mostrador, y se negaba a abandonar la botella de whisky que estaba tomando.
Fue trasladado hasta la comisaría, donde intentó golpear al policía y destrozó todo a su paso dentro del pabellón donde lo encerraron. Al día siguiente, cuando estaban por darle la libertad, amenazó al jefe policial en medio de la guardia y delante de los empleados. “Dijo que me conocía, que me iba a matar a mí y a mi familia” y la promesa siguió anunciando: “Voy hasta el auto a buscar mi pistola, y cuando tengas la punta del láser vas a estar muerto”.
Ante semejante atropello a la autoridad fue nuevamente encarcelado; el fiscal ordenó requisar el Audi A4 blanco, donde le secuestraron un cargador de una pistola y dos cuchillos y luego se realizó el allanamiento de su casa, donde hallaron una pistola calibre 9 mm en su dormitorio y sobre un freezer una bolsa con cocaína.