Sergio Ferrer | [email protected]
En lo que va de 2018 ya hay la misma cantidad de participaciones que en todo 2016 y hay tres pedidos más que esperan confirmación de fecha para exponer en el cuerpo legislativo.
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En los últimos años, el uso de la denominada “Banca N° 10” (o banca del vecino), ha evidenciado un marcado crecimiento en la ciudad de Santo Tomé. En lo que va del 2018, por ejemplo, las presentaciones de vecinos en el Concejo Municipal, a través de la modalidad “Todos tenemos la palabra”, suman ocho, la misma cantidad lograda en todo 2016.
Este último, justamente, había sido el año de mayor actividad desde 2009, cuando la alternativa de participación ciudadana directa quedó inaugurada formalmente. Por eso, teniendo en cuenta que ya se recepcionaron otros tres pedidos (a nombre de Laura Arumburu, María Dolores Roberto y Ana Klema), que esperan confirmación de fecha para sus respectiva presentaciones, llegamos a la referida conclusión.
Este año asistieron al recinto Marcos Welschen (propuso la creación de una plazoleta), Gabriela Velocci (se refirió al cupo trans), Gustavo Camussi (en representación de la firma Gigared y el tema del cableado aéreo), Sergio Ripoll (sobre el nuevo sistema del acueducto y la tarifa del agua para la ciudad), Juan Antonio Priano (titular de la empresa Cablevideo Digital, se refirió a la ordenanza N° 2.014, de 1998), Gabriela Cherubini (nueva vecinal en el barrio Monseñor Vicente Zazpe), Gabriel Piedrabuena (propuso la creación del Centro Municipal de Prevención, Asistencia y Protección de Animales y Zoonosis) y Jorge Bessone (también por el tema del tendido de cables aéreos).
Consultada sobre el incremento de la utilización de “Todos tenemos la palabra”, María Alejandra Chena, presidenta del Concejo Municipal, destacó tanto el aumento del número de expositores, como la ampliación de las temáticas elegidas, porque los dos aspectos, juntos, “redundan en una verdadera participación ciudadana”.
En primera persona
Para la edil, más allá de asistir a una sesión para ver cómo funciona el órgano deliberante y observar la labor de los ediles, “lo que hace la diferencia para el vecino es la posibilidad de tener la palabra y ser escuchado”. Por eso mismo, Chena considera que allí está uno de los motivos del crecimiento de la banca abierta. “Que se tenga en cuenta sus inquietudes y propuestas, es algo muy importante para ellos”, señaló la legisladora, sin dejar de definir a esta modalidad como “una herramienta de participación popular directa, porque el vecino puede, en primera persona, exponer sus proyectos a los concejales”.
“Es importante permitir que el vecino se exprese y comprometa en la detección de un problema, así como en la gestión de la solución”, amplió Chena, para quien, más allá del trabajo territorial que realiza un concejal, el hecho de recibir a un vecino, o a una entidad intermedia, formalmente y en una sesión (como parte del orden del día), colabora en el fortalecimiento del sistema democrático y en la calidad institucional.
Sentirse partícipe de la búsqueda de la solución de un problema de la comunidad, o poder exponer un proyecto para que sea considerado posteriormente, dijo la concejala, “fortalece los vínculos y mejora la condición de ciudadano, dando cuenta de una gestión inclusiva y cercana al vecino”. A la vez, recordó que durante su mandato al frente del Cuerpo, ha considerado todas las propuestas y su viabilidad, “trabajando las respuestas con responsabilidad, sabiendo que existen ocasiones en las que éstas no son lo que el vecino hubiera querido escuchar”. “Saben que se tiene en cuenta su opinión, porque ellos son quienes conviven con la realidad desde lo cotidiano”, completó.
Año por año
Durante 2009 hubo tres exposiciones mediante el recurso de la banca del vecino (Juan Tiburzi, Carlos Isas y Silvia Lahoud), en 2010 tres (Rodolfo Castro, María Gabriela Petrocino y Juan Tiburzi), en 2011 ninguna y en 2012 una (Daniel Sardo). En 2013 no hubo presentaciones, mientras que en 2014 lo hizo un vecino (Marcos Welschen), en 2015 cinco (Marcial Pedraza, Juan Tiburzi, Carlos Davis, Rita Bonfanti y Roberto Baretta), en 2016 ocho (Silvia Lahoud, Leonor Pérez Grienger, Marcos Welschen, Carlos Núñez, Priscila Scarell, Juan Vega, Juan Sutter y Carlos Beggio) y en 2017 cuatro (Hebe Peralta, Gabriela Musuruana, Carlos Lorenzutti y Ana Laura Silva).
Precursor y “reincidente”
El vecino Eduardo Juan Tiburzi, con una exposición sobre la problemática de la inseguridad, fue el primer ciudadano santotomesino que hizo uso de la modalidad de banca abierta instituida por el Concejo Municipal de Santo Tomé y en un principio conocida como “Banca N° 9” (los concejales fueron ocho hasta 2017). El hecho ocurrió el 30 de junio de 2009 y marcó el inicio de la alternativa de participación ciudadana “Todos tenemos la palabra”. A título personal, y en su carácter de residente de la zona céntrica de la ciudad, Juan brindó una exposición de veinte minutos en el órgano deliberante.
El cuerpo legislativo local había instituido dicha modalidad el 12 de mayo de aquel año, al aprobar la ordenanza propuesta por el bloque de la UCR, por medio del cual cualquier persona, sea física o jurídica, pero vecina de Santo Tomé, pueda exponer durante el tiempo referido y en el transcurso de una sesión ordinaria un tema de interés general. Así, la aparición del “noveno” edil (ahora “décimo”) o “concejal flotante”, por definirlo de alguna manera, reflejaba una innovación en el marco de la búsqueda de la tan mentada participación popular, convirtiéndose en una experiencia inédita en el marco del desarrollo de nuestras instituciones democráticas.
“Yo siempre reivindiqué la Banca N° 9, como una apertura de muchísima importancia para la democracia y la participación ciudadana”, comentó Tiburzi, quien después de su paso inicial por el Concejo, recurriría a la banca del vecino en otras dos ocasiones. En 2010 abordó el tema de la obra pública y la austeridad de gestión, mientras que en 2015, en el marco de las políticas públicas del Estado municipal, desarrolló un plan de gobierno para el municipio.