Lilia Bachini
Lilia Bachini
Con un concierto Sinfónico Coral, integrado por La Orquesta Provincial y El Coro Polifónico de Santa Fe, se interpretó la obra de Brahms: “Un réquiem alemán”. La actuación fue dirigida por el maestro, de origen alemán, Walter Hilgers; los solistas invitados fueron la santafesina Daniela Tabernig (soprano) y el oriundo de Esperanza, Alejandro Spies (barítono).
En relación con la interpretación podemos afirmar que estuvo muy bien lograda, destacándose los movimientos claros y suaves que tuvo el director en sus manos. Acorde perfectamente con el sentir de la obra. Lo destaco porque, justamente, no es común observar que un director sea tan, pero tan claro y tan expresivo con la “batuta” en sus manos.
La obra tenía un cariz entre melódico y místico; de una pasividad que el Coro Polifónico supo interpretar en su justo punto y en los momentos exactos. La orquesta, al igual que el coro tuvo también una lúcida interpretación. Podríamos afirmar que el Coro Polifónico y la Orquesta Provincial de Santa Fe cuando se fusionan son casi, organismos gemelos. Cuando el cariz de la obra requería levantar su volumen, ambos organismos lo hacían in crescendo y pareciendo llegar a la cúspide.
El “Réquiem” de Brahms nos demuestra que por las venas del autor corría sangre, vida, emoción y demás adjetivos calificativos que pudiéramos imaginarnos; es allí en donde debemos destacar la actuación de la soprano Daniela Tabernig, que con su voz cálida, bien manejada y sus pianísimos que, con una tesitura “agudísima” fueron realmente una delicia, en ningún momento demostró inseguridad, por el contrario, su voz emergió con gran naturalidad y, sobre todo, buen gusto. El barítono Alejandro Spies, que no tuvo la actuación destacada de la soprano, aunque hizo su desempeño correctamente, también tuvo su momento de lucimiento personal, en tanto la obra se lo permitiera.
En fin, creo que fue un concierto completo y magnífico. El público salió lleno de espiritualidad, y por parte de los intérpretes, imagino que salieron con la sensación de la tarea cumplida. Vale decir que en el año del centenario de la Basílica de Guadalupe, la misma tuvo en sus gradas un espectáculo acorde a la pasión de los feligreses: sentir, pasión y amor por Dios y por Jesucristo. Por eso y a modo de licencia quisiera terminar este escrito de la siguiente manera: en el nombre del Coro Polifónico y de la Orquesta Sinfónica, para nuestra Basílica tan adorada, amén.