Juan Ignacio Novak
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Llegó a los cines argentinos “Slender Man”, un film de horror basado en una leyenda urbana. Un estreno que sirve de excusa para evocar las cintas de horror que, en distintas épocas, marcaron los parámetros del género.
Juan Ignacio Novak
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“Slender Man” llegó hace pocos días a los cines de la Argentina. Se trata de un film dirigido por Sylvain White (“The Losers”, “Stomp the Yard”) que generó repercusión al convertirse en la traslación a la pantalla grande del primer personaje creado en Internet que que dio lugar a otros “mitos digitales”.
“El hombre más pálido. El traje más oscuro. Más grande que el gigante más alto. Ten miedo de este hombre: Slender Man ya que puede hacer lo que nadie puede”. Así describieron los internautas al personaje ficticio de terror que da nombre al film. El origen: una recopilación de imágenes en el foro Something Awful que hoy pertenecen a la cultura “creepypasta”, es decir, historias cortas de horror recogidas y compartidas en Internet.
Con la mirada puesta en este estreno, la propuesta para las líneas que siguen es un repaso por las películas de terror que, desde los años ‘20, marcaron las pautas para un género que congrega a millones de seguidores en todo el planeta.
“Nosferatu” (1922): Es una obra cumbre del expresionismo alemán, pero también fue pionera entre las películas de terror y del subgénero de vampiros. Casi una década antes de que Bela Lugosi popularice desde Hollywood al conde transilvano. El director F.W. Murnau eligió para el personaje del monstruo a Max Schreck, quien con su figura esquelética, orejas puntiagudas y ojos penetrantes provocó (y provoca) auténtico pavor.
“Frankenstein” (1931): En los ‘30 la productora Universal Pictures se caracterizó por sus películas sobre monstruos. Así desfilaron Drácula, el Hombre Lobo, La Momia y otros. Sin embargo, la mejor de todas las cintas realizadas bajo este sello fue la de James Whale, basado en la novela de Mary Shelley. Por dos motivos: marcó un vocabulario para las películas de terror y la criatura que compone Boris Karloff pasó a ser un ícono.
“Drácula” (1958): Si en los ‘30 y ‘40 el terror cinematográfico fue monopolizado por la Universal, desde fines de los ‘50 la Hammer abrió su propio camino desde Inglaterra, con el director Terence Fisher y los actores Christopher Lee y Peter Cushing como estandartes. Quienes forjaron en 1958 una terrorífica versión de la historia del conde transilvano que incluyó colmillos y sangre, ausentes hasta entonces.
“Psicosis” (1960): además de convertirse en referencia cinematográfica, este film dirigido por Alfred Hitchcock implicó un cambio de rumbo para el cine de terror: ya no hizo falta buscar en los monstruos decimonónicos motivos para temblar. Como escribió el crítico Roger Ebert, “lo que hace inmortal al film, es que conecta directamente con nuestros miedos”.
“El bebé de Rosemary” (1968): escrita y dirigida por Roman Polanski en base a la novela de Ira Levin, Mia Farrow interpreta a una mujer que decide tener un hijo tras mudarse a un edificio en Central Park. Hasta ahí todo bien, pero cuando comienza a descubrir el costado siniestro de sus vecinos y a sospechar que forman un culto diabólico, todo se complica. La atmósfera opresiva y el trabajo de Farrow hacen del film una obra maestra.
“El Exorcista” (1973): Todas las películas que se hicieron durante los últimos 45 años sobre posesiones diabólicas están subordinadas a este trabajo de William Friedkin, inspirado en un exorcismo real ocurrido en Washington en 1949. A la distancia, si se toma en cuenta lo visceral que se tornó el cine de horror, puede parecer anticuada. Pero en su tiempo, generó ostensible horror en las masas.
“La profecía” (1976): entre las películas sobre el mayor villano de la Historia (el Diablo) esta es una de las más terroríficas. Gregory Peck y Lee Remick forman una pareja madura. Cuando ella da luz a un bebé muerto, el lo cambia por un huérfano para no herirla. Pero cuando en torno al niño comienzan a producirse hechos trágicos, él descubre que es el Anticristo y debe eliminarlo para que no se cumpla una profecía catastrófica.
“Halloween” (1978): Absolutamente todo, desde los parámetros de rodaje hasta las características de las películas de terror, cambió a partir de esta estimulante obra de John Carpenter. Pasaron cuarenta años y todavía se observan con frecuencia films dirigidos a adolescentes que evocan a “Halloween”, la historia de un psicópata que inicia una serie de asesinatos tras permanecer varios años recluido.
“Pesadilla” (1984): “Hagas lo que hagas, nunca te duermas”. Al promediar los ‘80 Wes Craven creó uno de los personajes icónicos del género: Freddy Krueger, psicópata que atormenta adolescentes en sus pesadillas. Provocó tal impacto que se convirtió en film de culto y originó numerosas secuelas que nunca estuvieron a la altura de las circunstancias. Doce años después, Craven marcaría nuevamente un hito con “Scream” (1996).
“Ringu” (1998): Hoy es un clásico de culto, pero en su momento originó un estampido que aceleró la producción de películas orientales consagradas al horror. Todo eso por una historia algo alocada sobre videos malditos que provocan la muerte. A tal punto resultó un triunfo de taquilla que en Hollywood filmaron en 2002 una remake (titulada “The Ring”) con el protagonismo de Naomi Watts.
“El proyecto Blair Witch” (1999): una película pionera dentro de un subgénero que hoy es muy popular: el del falso documental con metraje encontrado (que luego explotaría, por ejemplo, Matt Reeves en “Cloverfield”). Un grupo de jóvenes se interna en 1994 en un bosque de Maryland para hacer un documental sobre la leyenda de una bruja. Pasan cosas raras y desaparecen. Se hizo con muy poca plata y asustó a millones por todo el mundo, con una cámara inquieta e inteligente.
“Destino final” (2000): Sorprendió por su originalidad y cierta audacia narrativa. Cuando se sube junto a sus amigos a un avión, un estudiante presiente que va a explotar y que todos van a morir. Los alerta, bajan, y su premonoción se cumple. Sin embargo el “Destino” (expresado en el film como una presencia que posee autonomía) los buscará uno por uno para cumplir su designio. La Muerte nunca fue más creativa que en este film.
“El juego del miedo” (2004): Más que al miedo, James Wan apostó al gore con un asesino serial diferente en esta película que inauguró numerosas secuelas (y pseudo plagios en general de baja calidad). Dos hombres de distinta extracción social se despiertan encadenados en una habitación donde también hay un cadáver. En un cassete les han dejado instrucciones para que se maten mutuamente. Allí se dan cuenta de que están en manos de un psicópata que los introdujo en un juego siniestro.
“Sexto sentido” (1999): M. Night Shyamalan mezcló elementos de diferentes tradiciones del cine de terror y logró una obra de arte intemporal y llena de poesía en su vocación de asustar al espectador. Un niño que ve gente muerta, un psicólogo traumatizado que quiere ayudarlo y una madre que no sabe como lidiar con el problema forman el trío protagónico, pero todos los que la vieron quedaron impactados por la forma sorprendente en que aparecen los fantasmas.
“El conjuro” (2013): con sus credenciales bien ganadas tras “El juego del miedo” James Wan se basó en los documentos que dejaron los demonólogos Ed y Lorraine Warren para mostrar, golpes bajos incluidos, los encuentros paranormales que debieron afrontar los miembros de una familia de Rhode Island en los ‘70. Al público le gustó mucho y la segunda parte, filmada en 2016 también por Wan, resultó todavía más terrorífica.