Enrique Cruz (h)
El arquero de Unión que sufrió una seria lesión en el ojo que lo obligó a abandonar el clásico en el primer tiempo, atajó en el equipo de reserva y se sintió muy bien. Estuvo en Café con Fútbol y habló con El Litoral.
Enrique Cruz (h)
“Jugué en el partido de reserva, estoy feliz. Me sentí bien. El mal momento ya pasó”. A Joaquín Papaleo se le iluminan los ojos, contando que fue el arquero titular en el empate entre Unión y Gimnasia en reserva. Y esto tiene una explicación: aquello que le sucedió en el clásico y que lo obligó a salir de la cancha prematuramente por el peligroso golpe recibido en uno de sus ojos, quedó ya en el olvido y formará parte de su anecdotario. Y se le vuelven a iluminar cuando recuerda los tiempos en que llegó a Unión, siendo muy chico. “A mí me gustaba Cavallero. Yo nací en el 94 y Cavallero llegó al club en el 98, así que tenía cuatro años. Me ponía a patear la pelota contra la pared y la atajaba gritando que era Cavallero. Y para colmo me regalaron una camiseta anaranjada, como la que él usaba, pero con mi nombre... Imagináte... Estaba loco de contento. Igualmente, siendo chiquito y jugando en el equipo del barrio, atajaba un rato y jugaba otro rato en el medio. Pero como era alto, me gustaba atajar. Y en ese equipo, el que lo armaba estaba en la escuelita de Unión o en las categorías de los más chiquitos. El fue el que me llevó al club”, cuenta este muchacho de 24 años, que en un momento de su carrera eligió irse a Tandil.
—¿Te vino bien el hecho de irte a jugar a Santamarina?
—Mucho, porque tuve la posibilidad de atajar. Al principio, cuando llegué, estaba otro arquero de experiencia (N. de R: Carlos Dobler) y él me ayudó mucho. Y me fue bien. Era la chance que tenía de poder atajar y allí estuve dos años.
—Vamos a lo ese domingo en el clásico. ¿Cuándo te enteraste que jugabas?
—Había un rumor, pero Nereo probó el domingo a la mañana y allí se decidió. Quizás lo concentraron y no quisieron decir nada para que no haya ninguna especulación.
—¿Volviste a ver la jugada?
—Estuve varios días sin querer verla. Después me la mostraron...
—¿Y?
—Yo salí a retenerla, pero adelante mío saltaron dos jugadores (uno de ellos fue Yeimar) y la pelota cae a espaldas de ellos y se me escapa. La otra alternativa que ternía era la de pegarle el puñetazo a la pelota, pero no me arrepiento de lo que hice.
—Está claro que querías continuar...
—¡Por supuesto!... Lo que pasa es que el médico me mostraba su mano y me preguntaba: “¿cuántos dedos estás viendo?”, y la verdad es que yo sólo veía la silueta de la mano... No podía reconocer cuántos dedos me estaba mostrando. Ahí fue que me advirtieron del riesgo que corría si seguía atajando... En realidad, el riesgo lo corrí igual pero gracias a Dios la recuperación fue total. Yo quería seguir y me dolió mucho que se dijeran tantas cosas que sólo sirven para dañar.
—Tenés 24 años y siempre se dice que la maduración del arquero es la que llega más tarde...
—Sí, claro. Ahora estoy muy contento porque pude volver a atajar en la reserva y seguiré esperando mi oportunidad. Yo sé que esto es largo y que no me tengo que desesperar.
—¿Cómo es tu relación con Nereo?
—Estupenda. Permanentemente me está enseñando y corrigiendo cosas. Nereo es un ejemplo a seguir porque su vigencia y su nivel, a la edad que tiene, sólo se consigue con trabajo, responsabilidad y profesionalismo. En ese aspecto, tanto yo como Marcos Peano lo miramos mucho y escuchamos a los demás muchachos que nos marcan cosas.
—¿Cuál es la jugada más difícil para el arquero?
—....
—Te ayudo mientras pensás: Sanfilippo decía que en el mano a mano, al arquero hay que patearle la pelota para que pase al lado de su pie de apoyo...
—Esa es una gran verdad, porque la tendencia que tenemos nosotros es a atajar con las manos. Nosotros, generalmente, no jugamos con los pies, no atajamos con los pies, atajamos con las manos. Entonces, si te tiran la pelota bien pegada al pie de apoyo, tenés que hacer una barrida con la otra y ahí podés perder un tiempo y la pelota te pasa por debajo del cuerpo.
—¿Y si el delantero que está mano a mano, te amaga?
—Ahí, la cuestión es quedarte parado el mayor tiempo posible. Es decir, no darle al delantero la posibilidad de que adivine lo que vas a hacer.
—Eso exige estar físicamente muy preparado, porque es cuestión de reflejos y rapidez, ¿no?
—Sí, claro. Por eso, nuestros entrenamientos son cada vez más específicos. El arquero no corre como el jugador de campo, claramente, pero la preparación que debe tener es excelente. A veces te llegan una o dos veces y hay que responder con eficacia. No podés fallar.
—¿Episodio resuelto?
—Sí, resuelto... No fue la mejor manera para mí, por la jerarquía del partido, pero lo bueno es que del ojo estoy bien y mi carrera sigue por los carriles normales. Eso me pone muy bien.
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Reserva
Papaleo; Vera, Gómez, Godoy, Schvindt; Ríos, Britos, Caballo, Machuca; Andereggen y González, fueron los que empataron ante Gimnasia con gol de Andereggen, que lleva 6 conquistas.