Lisandro Plank
La obra teatral se presentará nuevamente el próximo sábado, a las 21.30, en la Sala Mayor del Centro Cultural Provincial (Junín 2457).
Lisandro Plank
Luego del exitoso estreno del pasado 11 de agosto, volverá a presentarse el próximo fin de semana la obra “Locos de contento”, escrita por Jacobo Langsner y dirigida por el santafesino Alberto Clementín.
En un tono muy similar al que tiene “Esperando la carroza”, obra que también escribió el propio Langsner, “Locos de contento” plantea la historia de un matrimonio argentino; Román es un pobre hombre, víctima de la época económica. Él no tiene ganas de nada, prácticamente no le quedan esperanzas de un futuro mejor, es un ingenuo que tiene que lidiar con el optimismo un tanto insoportable de su mujer Claudia. Ella tiene una fe ciega y él ve todo negativo. En líneas generales, es la pareja perfecta para crear este humor ácido que destila el texto de Langsner. De la mano de esta historia, combinada con las impecables actuaciones de Sergio Cangiano y Marta Defeis, la obra invita a ver cómo el argentino medio trata de salir de la crisis: las cábalas, la fe, engancharse con alguien con poder para conseguir un puesto de trabajo estable, el sahumerio; esos pequeños signos cotidianos de este matrimonio se conjugan con un tono casi grotesco para poder salvarse hasta que la tormenta pase.
En la previa de estas nueva presentación, El Litoral dialogó con Alberto Clementín; quien a pesar de estar radicado hace mucho tiempo en Buenos Aires, supo sortear las dificultades que conllevan las distancias para consolidar y coordinar un equipo de trabajo a la altura de una obra que se presenta como un pequeño paréntesis de comedia para los santafesinos que quieran pasar un buen momento en medio de un contexto de incertidumbre.
—¿Cómo fue el balance del estreno de la obra?
—El balance fue muy bueno, y particularmente me sorprendió la recepción del público. Sabía que era una obra que iba a gustar, porque sabía que se puede contar la realidad de nosotros, los argentinos, a través del humor; pero quizás todavía no me imaginaba la reacción del público. Si bien esta obra se estrenó en 1989, de la mano de Oscar Martínez y Mercedes Morán en ese entonces; en este proceso trabajé para adaptarla un poco a la actualidad, de todas formas en ese momento la realidad del país era muy similar a ésta; por eso a mí me sorprendió gratamente el estreno y más me alegró que el público la haya disfrutado de igual manera que nosotros y desde su lugar. Creo que hay méritos de la historia, de las actuaciones y de la puesta en general.
—¿Cuánto de cierto hay en la idea de que luego del estreno, las obras suelen salir mejor en las funciones siguientes?
—Bueno, eso es relativo. Uno se prepara para el estreno y se topa con todos los nervios típicos de encontrarse con algo totalmente nuevo y que no sabe cómo va a reaccionar el público. Pero nosotros hemos ensayado muchísimo tiempo con esta obra y por eso llegamos muy bien al estreno. Sin embargo, en las funciones que se vienen se van a ir asentando los personajes y se van a ir amoldando, con lo cual los actores van a disfrutarlos mucho más. Seguramente los personajes van a crecer, porque van a tender a jugar más. Pero la primera función fue fantástica, y creemos que todas serán de la misma calidad porque tanto Sergio Cangiano como Marta Defeis son actores de una gran calidad, con los cuales hemos trabajado mucho para lograr el resultado que ya pudimos mostrar y que llevaremos de nuevo de igual manera a escena el próximo fin de semana.
—¿Cómo viven el hecho de hacer una comedia de esta índole en el actual contexto social?
—En lo personal, me gusta siempre contar a través del teatro lo que nos pasa a los argentinos. Yo hace mucho tiempo que me dedico fundamentalmente a hacer obras de autores nacionales, que además de ser muy buenos dramatúrgicamente saben reflejar la realidad nuestra. El año pasado estuve dirigiendo una obra que se llama “El servidor” del santafesino Lauro Ocampos, donde trataba la relación entre Enrique VIII de Inglaterra y Tomás Moro, haciendo foco en la relación entre el poder y la fe, y a pesar de que ese hecho sucedió hace 500 años, la obra tenía una actualidad y una vigencia enorme; y con respecto a “Locos de Contento”, pasa exactamente lo mismo; Jacobo Langsner es uno de los autores rioplatenses que mejor sabe contar la realidad de la clase media argentina, y en esta pieza lo demuestra claramente. La historia habla de un matrimonio de muchos años de convivencia; del desamor, de la costumbre, de esa idea de poder salvarse económicamente y de muchos aspectos que pasan en la realidad de gran parte de nuestra sociedad, de buscar siempre cómo llegar a fin de mes y cómo hacemos para salvarnos. En ese plano muestra cómo transcurre la vida de estos dos seres; por eso me gusta siempre en el teatro contar una historia que tenga que ver con nosotros y esta obra particularmente refleja parte de nuestra sociedad de una manera que es fantástica y que el autor logró plasmarla en tono de comedia. No nos olvidemos que Jacobo es el autor de “Esperando la carroza” que es una película emblemática para nosotros y en “Locos de contento” logró también ensamblar una historia con la cuál es muy difícil no sentirse identificados.
—Además de la propia historia, en la obra se destacan las actuaciones... ¿Cómo trabajaron para poder llevar adelante ese vertiginoso ritmo?
—Sinceramente soy un director muy exigente a la hora de trabajar en una obra, y yo sabía que tanto Cangiano como Marta Defeis podían darme lo que yo pedía. Por eso les exigí al máximo todo su esfuerzo y ellos respondieron a la altura de las circunstancias. Particularmente yo iba a Santa Fe cuatro días por mes, en los cuales trabajábamos entre seis y ocho horas en cada encuentro, quedábamos exhaustos (risas). Hicimos un proceso de lectura primero, trabajamos en la búsqueda y construcción de los personajes y realmente el trabajo fue durísimo, pero también muy gratificante para todos. También fue importante el aporte de Fernando Belletti, que como asistente de dirección se encargó de supervisar las lecturas y los ensayos en los cuales yo no estaba, acoplando la forma que queríamos darle a la obra. Hay que mencionar también el trabajo de Osvaldo Pettinari que se encargó de la ambientación y los vestuarios. Pero en líneas generales, el gran esfuerzo que hicimos para encarar la obra, posibilitó que la misma esté lista un mes antes del estreno, con lo cual pudimos hacer varios ensayos generales que ya anticipaban que estábamos bien parados para llevarla a cabo. Con respecto a lo puntual de la pregunta, hay que saber que toda obra de teatro tiene un ritmo determinado, no es lo mismo el ritmo de una comedia que el de un drama. “Locos de contento” es una comedia que se acerca a lo grotesco, y que tiene un ritmo particular que yo quise inculcar a los actores desde el principio. Afortunadamente la respuesta de ellos fue impecable y la realidad es que cuando la obra termina ellos quedan agotados (risas) pero también muy gratificados.
—¿Tienen pensadas algunas modificaciones para estas nuevas funciones?
—Afortunadamente no. El balance del estreno fue tan bueno que pudimos ver que la obra está presentada tal cual como la imaginamos. Estoy muy feliz con el trabajo de los actores y también con los detalles de la ambientación y la iluminación. Así que sólo me queda invitar a todas las personas que no vieron la obra para que se acerquen el fin de semana al teatro y puedo asegurarles que van a pasar un muy buen momento disfrutando de una hermosa obra y de dos actuaciones fantásticas.