Ignacio Andrés Amarillo
Llega a Santa Fe la comedia dramática protagonizada por Diego Peretti, Agustina Cerviño y Paula Staffolani, con dirección de Sebastián Suñé: un hombre en la encrucijada entre formar una familia con su esposa y un nuevo amor. En exclusiva, el actor repasa este proyecto, junto a otros aspectos de su carrera.
Ignacio Andrés Amarillo
El próximo lunes desde las 21, en ATE Casa España (Rivadavia 2871) se presentará la comedia dramática “Por H o por B”, estelarizada por Diego Peretti (coautor junto al director Sebastián Suñé), acompañado por Agustina Cerviño y Paula Staffolani. Aborda los vínculos, los secretos, el amor y sobre todo, la culpa. Es una sesión de terapia donde se desnuda la naturaleza humana y con mucho humor vemos aquello que siempre queremos tapar.
Las anticipadas están a la venta en boletería del Teatro, Casa Rizzi (Santa Fe y Santo Tomé), Credifé y online a través de sistema Ticketway y sus puntos de venta en Santa Fe, Paraná, Rafaela y Esperanza.
Antes de aterrizar en Santa Fe, El Litoral dialogó con el actor para conocer más sobre esta propuesta, su presente artístico y sus formas de trabajo.
Camino propio
—A esta obra la escribiste junto a Sebastián Suñé, que es el director. ¿Cómo surgió la idea y la colaboración?
—Fue una iniciativa que partió de una de las actrices, Agustina Cerviño, a partir de haber hecho “El placard” con ella, una obra comercial que hicimos hace tres años en el Lola Membrives. Me dijo: “¿Por qué además del teatro comercial que hacés no nos mandamos a hacer una obra de teatro independiente de nuestra autoría?”. Así fue, empezamos a trabajar hace tres años. Le dijo: “Vos conseguí el director y el elenco y me prendo”. Y ella trajo a Paula Staffolani como actriz y como director y dramaturgo a Sebastián Suñé. Ahí empezamos a trabajar, me metí en la escritura, y terminamos de hacerla milagrosamente: Sebastián había escrito pero yo nunca; había colaborado, acá fue 50 y 50.
Estoy muy contento, la obra funciona muy bien hace dos años: la estrenamos en mayo del año pasado en Timbre 4, un teatro muy emblemático de Buenos Aires. Tuvimos que hacer dos funciones los lunes: lo hacemos ese día porque de miércoles a domingo estoy haciendo “Los vecinos de arriba”, esa sí una obra muy comercial.
—El lunes es un día muy del teatro independiente.
—Empezamos con una función, después dos, a fin del año pasado empezamos a girar por el país y nos fue muy bien. Y este año decidimos estar de gira todos los lunes, porque “Los vecinos de arriba” está funcionando muy bien.
—Son raras las giras los lunes. En Buenos Aires es más común, incluso los actores pueden ver a los colegas.
—Ya lo hicimos el año pasado y éste. Somos una cooperativa, así que nos conviene más económicamente, nos divertimos más, queríamos salir de Timbre 4 (no porque no viniera gente), queríamos llevarla al interior del país. Vengo de hacer la segunda presentación en Córdoba, al Quality: la primera vez hicimos 1.300 personas en una sola función, y en ésta hicimos 1.100 y pico. En Rosario hicimos mucha gente, en Bahía Blanca, también; vamos a Santa Fe el lunes que viene. Nos está yendo bárbaro; yo estoy subjetivizado porque estoy muy adentro, pero por lo que nos dicen la obra funciona y a la gente le gusta mucho.
Sesión grupal
—En la promoción, hablan de “desnudar la naturaleza humana”; acá hay mentiras y silencios. ¿Son parte de la naturaleza humana?
—En realidad, la obra cuenta las peripecias de tres personajes. El mío es un arquitecto de mi edad que tiene una mujer desde hace 15 años, y el mismo día que la mujer le ofrece tener un hijo por primera vez conoce a una chica que le parece encantadora desde todo punto de vista. Entonces, durante un año mantiene una relación clandestina con esa chica, a la vez que intenta tener un hijo con su mujer, con mucho amor e insistencia.
Esa doble vida le produce un stress muy grande, tiene un infarto y decide para solucionar ese tema (no lo puede hacer solo) citar a las dos (sin que se conozcan previamente) a una sesión con su analista para que intermedie en alguna posible solución. En ese contexto, se cuenta la historia.
—Venís signado por la formación psicoanalítica, y te vuelve a signar en tu trabajo la situación de terapia.
—Aprendí mucho de la narración de sesiones de terapia no por mi pasado profesional como psicoanalista o psiquiatra, sino por los tres años que hice “En terapia”, en Canal 7: un programa extranjero extraordinario, muy bien escrito. De tantas sesiones que tuve que estudiar me parece que saqué la valentía de narrar esta sesión entre tres personajes y su analista.
—Hay algo de la comedia de conflictos que no se agota nunca.
—Sí, pero no es una comedia de enredos, ni una comedia pícara. Es comedia dramática: al personaje le agarra un infarto. No se toma graciosamente, no se abren y cierran puertas. Está contando la historia de un hombre (podría ser una mujer) que conoce a alguien que le encanta, tiene una mujer a la que ama con la que quiere tener un hijo. Esta situación produce gracia porque no hay una tragedia, porque no se muere nadie ni nadie está enfermo; pero que produce un gran sufrimiento también.
Dinámica actoral
—Tuviste una época de teatro “serio” o dramático (Bertolt Brecht, Arthur Miller, Tennessee Williams). Pero venís ahora en una serie de comedias como “El placard”, “La chica del adiós”... ¿Es menos agotadora una comedia a la hora de llevar una temporada o una gira?
—Lo hago con mucha alegría: me encanta ir de gira, no es un trabajo muy estresante. Sobre todo si te va bien, si la gente viene y responde, y el equipo con el que estás es buena gente es todo positivo. No lo lleva como una carga.
—Hablamos de “En terapia”, que fueron tres años de éxito en televisión abierta, y después no enganchaste otra ficción. ¿Faltan propuestas o lo que hay no te interesa?
—Hay algunas cosas, pero el tiempo físico no me alcanza para hacer teatro (estoy haciendo dos obras de miércoles a domingo, y los lunes de gira) y después hacer otra cosa...
—¿Eso también te complica el trabajo en cine?
—Sí, lo que pasa es que el cine es más acotado, entonces puedo arreglar mi agenda un mes y medio o dos, que se pongan de acuerdo las producciones para poder ir a los dos lados. La televisión es más difícil.
—¿Cómo es poder meter ese personaje en un mes y medio, cuando uno viene con los personajes pegados del teatro o la televisión?
—Ya los años de experiencia hacen que vos te concentres nada más previamente a salir a escena. El personaje que se te queda pegado es un mito: si aprendiste bien la obra, la ensayaste y la tenés en la cabeza alcanza concentrarte media horita antes y se acabó.
Los personajes no son como si fuera “me tengo que lavar el pelo para sacármelo”: lo hacés en el teatro y después sos una persona normal. Si tenés que encarar un personaje en cine estudiás la letra, hablás con el director, vas a set y lo hacés.
En carpeta
—¿Sabés ya qué se viene para el año que viene?
—Hay algunas películas, y una miniserie en televisión, pero no hay nada confirmado, está todo por cerrarse. Sí, está confirmada la tercera temporada de “Los vecinos de arriba” en el Metropolitan con Florencia Peña, que terminamos en noviembre y volvemos en enero. Con “Por H o por B” seguiremos de gira mientras “Los vecinos...” estén en el teatro; y cuando “Los vecinos...” salgan de gira nos iremos a un teatro para hacer “Por H o por B” los lunes en Buenos Aires.