Continúa la preocupación por el desbarrancamiento en Diamante
Ya se desprendieron más de 60 metros de los 130 de grieta en la barranca. Los especialistas no pueden precisar el momento en el que se desmoronará. Hay más de 60 familias afectadas y 180 personas evacuadas. Desde el gobierno entrerriano aseguraron que agilizarán las obras de estabilización.
Sergio Ruíz La mayor preocupación de los que trabajan para mantener al resguardo a las familias, que no quieren irse de sus casas, es cómo se desplazará el talud desprendido que está a 40 metros de altura y cada vez desciende más.
La ciudad entrerriana de Diamante vive horas de temor e incertidumbre por el riesgo de desprendimiento de 130 metros de barranca, de los cuales ya se desplazaron más de 60 metros. La zona afectada es el barrio Urquiza, donde se ubica el centro asistencial San Roque y el Cristo Pescador, y viven 62 familias, de las cuales 13 permanecen en sus viviendas y en uno de los lugares de mayor peligro.
“Lo que sucedió fue una circunstancia muy común que se da en todo el margen con barrancas de Entre Ríos, no fue algo de otra escala de lo que normalmente se observa. La diferencia grande es que ocurre sobre un lugar que está habitable”, explicó a El Litoral, el geólogo José Antonio Sanguinetti, uno de los coordinadores del anteproyecto del drenaje que se realizó para la estabilización de las barrancas ubicadas en un sector de la costa de Diamante, que terminó su primera etapa proyectada en el 2002.
Y catalogó a este desprendimiento de 130 metros como “un proceso superficial de la dinámica actual que se produce por los efectos hídricos del río Paraná”, y describió que los desbarrancamientos ya tuvieron sus efectos en Diamante a principios del siglo XX, que obligaron a un cambio estructural del puerto.
“La causa de los deslizamientos se da por el nivel arcilloso que está por debajo de la barranca, que a su vez crea un plano de deslizamiento muy fuerte por el manto acuífero, que hace que el talud de barranca se deslizara sobre ese plano”, agregó a su explicación técnica Sanguinetti.
Pero la falta de terminación de aquellos trabajos de estabilización fueron determinantes en el desprendimiento actual, sumados a otros posibles factores como: las bajantes del río, las crecientes, la dinámica del tránsito vehicular sobre la barranca, las aguas subterráneas, la descarga de agua de las zonas urbanas no controladas sobre las barrancas.
“Lo que se hizo a principios del 2000 fue el primer tramo, que se complementó con el proyecto de parquización por encima de la obra de drenaje. Pero para la segunda etapa, para la cual estaba el financiamiento no se hizo porque un cambio de gestión”, indicó la viceintendente Leila Recalde.
Sergio Ruíz Lo que sucedió fue una circunstancia muy común que se da en todo el margen con barrancas de Entre Ríos, no fue algo de otra escala de lo que normalmente se observa. La diferencia grande es que ocurre sobre un lugar que está habitable , explicó el geólogo José Antonio Sanguinetti.
“Lo que sucedió fue una circunstancia muy común que se da en todo el margen con barrancas de Entre Ríos, no fue algo de otra escala de lo que normalmente se observa. La diferencia grande es que ocurre sobre un lugar que está habitable”, explicó el geólogo José Antonio Sanguinetti. Foto: Sergio Ruíz
El desprendimiento
De los 130 metros de grieta, en riesgo de desprendimiento, para este miércoles ya se habían desprendido entre 60 y 70 metros. La mayor preocupación de los que trabajan para mantener al resguardo a las familias, que no quieren irse de sus casas, es cómo se desplazará el talud desprendido que está a 40 metros de altura y cada vez desciende más. “En algunas partes ya cayó unos cuatro metros”, según indicó uno de los bomberos a cargo del operativo de control, pero que aún la estructura de los hogares y del centro San Roque no se desmoronaron.
“En la zona del Cristo Pescador el talud de barranca es muy pronunciado por lo que el desprendimiento es más abrupto y donde el talud no es tan vertical se desliza más lentamente”, señaló al respecto el geólogo.
Respecto al tiempo que tardará en desprenderse por completo y deslizarse o caer, Sanguinetti comentó que “puede quedar bastante tiempo quieto, pueden ser semanas, meses o años. Es algo muy difícil de precisar”.
Las 180 personas que decidieron abandonar sus casas fueron evacuadas en la Escuela Hogar y la Nº52. Mientras que el resto de las familias que se resisten al pedido de evacuación, permanecen en sus casas a pesar del peligro que ello conlleva.
“En mi casa no hay grietas ni nada, vivo hace 45 años en la misma casa. Uno está asustado porque luchamos mucho con mi marido para tener lo nuestro y que ahora se vaya para abajo”, contó angustiada Liliana, quien vive al lado del centro San Roque, uno de los lugares más comprometidos. “Me vino a buscar mi mamá y mis hermanos, pero les dije que hasta que no vea partidas las paredes o el patio no me voy a ir”, aseguró. Al mismo tiempo, su marido dijo: “Nos recomiendan que nos vayamos para ir a un colegio todos amontonados, pero no nos dan otro lugar para vivir. Todos pensamos lo mismo”.
Horacio, otro de los vecinos que no quiere abandonar su vivienda mencionó: “Duele mucho la situación y hay que encontrarle una solución urgente. Estaba pronosticado que esto podía pasar pero nunca tuvimos temor”.
Sergio Ruíz Nos recomiendan que nos vayamos para ir a un colegio todos amontonados, pero no nos dan otro lugar para vivir. Todos pensamos lo mismo , dijo uno de los vecinos que se rehúsa a abandonar su hogar.
“Nos recomiendan que nos vayamos para ir a un colegio todos amontonados, pero no nos dan otro lugar para vivir. Todos pensamos lo mismo”, dijo uno de los vecinos que se rehúsa a abandonar su hogar. Foto: Sergio Ruíz
Posibles soluciones
Una de las soluciones a estos desprendimientos, si bien hacen falta los estudios de batimetría y de suelos correspondientes, sería drenar esa agua con pozos verticales por una tunelería dirigida y que se ejecute la segunda parte nunca llevada adelante. “Son máquinas que hacen perforaciones horizontales que tienen la capacidad de bajar el sentido de la perforación y poder derivarlo hacia ambos costados. Mediante esos drenes se saca el agua del manto acuífero que hace daño para salir en superficie y salir a través de un caño polietileno de alta densidad. El destino final de esa agua es el río y así no hacer daño”, sostuvo el geólogo y amplió: “Los resultados son evidentes porque no ha habido movimientos en el sector donde se hizo el drenaje”.
De igual manera, Sanguinetti destacó que “lo más conveniente es que a la gente le faciliten otro lugar para vivir”.
Ante la situación, el gobierno provincial mantuvo reuniones con referentes de Hidráulica de Entre Ríos para darle curso a las obras sin concluir, para lo cual se hará un llamado a concurso de presentación de proyectos de estabilización de las barrancas, con financiamiento del Consejo Federal de Inversiones (CFI).
Antecedentes
“Los movimientos de las barrancas son constantes y han sucedido históricamente. sobre todo desde la zona de Paraná hasta la altura de La Paz”, aseguró Sanguinetti. Ahora con familias comprometidas y en peligro de perder sus hogares la situación se agrava y pone en alerta a toda la ciudad.
En junio de este año, el desbarrancamiento provocó destrozos en cinco casas de Puerto General Alvear, una localidad costera ubicada a poco más de 20 kilómetros al norte de Diamante. Al tratarse de casas de fin de semana no hubo víctimas.
Sergio Ruíz La ayuda llega a las familias que no quieren ser evacuadas.
La ayuda llega a las familias que no quieren ser evacuadas. Foto: Sergio Ruíz
Comité de crisis
Para trabajar en forma mancomunada se conformó un comité de crisis con personal de Defensa Civil, bomberos voluntarios, geólogos del Conicet y demás referentes de los organismos estatales. “La idea de conformar este equipo es trabajar entre todos y no perder la comunicación”, destacó uno de los bomberos durante la reunión que mantuvo el comité este miércoles al mediodía.
"No hay falla geológica"
El geólogo Sanguinetti descartó cualquier tipo de falla geológica, ya que “eso es un proceso que se origina a centenares de kilómetros de profundidad de la corteza terrestre que se manifiesta en superficie con dislocaciones o traslaciones de terrenos, las cuales tienen un efecto muy fuerte. Eso no sucedió porque si no habría temblores que serían detectados por la red sismológica que tenemos en nuestro país, los cuales generarían terremotos y ahí sí sería una catástrofe”.