Juan Ignacio Novak
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Junto a Rubén Porta y Graciela Griffa el sábado 10 de noviembre presentará “Humor surtido” en el Centro Cultural Provincial. Dice que los temas que expone en el escenario surgen de la vida cotidiana en “un mundo que cambia tan rápido que nos vuelve fóbicos”. Que el proceso creativo se basa en “escribir, escribir y escribir para después pulir, pulir y pulir”, con la premisa de convertir al público en cómplice.
Juan Ignacio Novak
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Hasta 2013, Tati Pérez era una pacífica ama de casa. Pero ese año decidió hacer un taller de dramaturgia y guión que provocó un cambio en su estructura vital. “Empecé a ver obras de teatro y noté que el humor no era la temática más común”. En 2014, con 48 años, escuchó por primera vez, durante un taller de rutinas de humor, dos palabras que marcarían su nuevo rumbo: stand up. “Después pude hacer un seminario intensivo de dos días con el comediante de Buenos Aires Leo Camiser y me enamoré del género”, cuenta Tati.
Hoy el stand up, entre talleres y presentaciones, consume gran parte de su tiempo. “Para poder aprender más viajé varias veces a Rosario y a Buenos Aires para hacer todos los talleres y seminarios que pude. Así empecé a hacer shows y eventos, convirtiéndome en mi propia productora. En 2016, decidí compartir mis conocimientos para poder expandir el género empezando a dictar talleres en el Centro Cultural Provincial y este año en la Sede Santa Fe de la Escuela Argentina de Stand Up”.
Actualmente escribe, dirige y produce sus unipersonales (en los cuales actúa) y también los shows que realiza con sus alumnos. “Adoro el humor, siempre me ayudó a superar momentos difíciles. Me volqué al stand up porque es un género maravilloso que me permite desarrollar mi creatividad, mi histrionismo, mi visión sobre la vida. Y creo que los resultados están a la vista: estoy muy cerca de llegar a las 200 presentaciones”, dice.
Tati integra el grupo de stand up Sarasa Company, del cual es fundadora, y tiene previsto presentar “Humor surtido” el sábado 10 de noviembre a las 22 en el Foyer del Centro Cultural Provincial (Junín 2457). Junto a Rubén Porta y Graciela Griffa (en calidad de invitada especial) describirán sus puntos de vista sobre distintos temas de la vida cotidiana. “Graciela va a hablar de las ventajas y desventajas de hacer dietas, de los defectos y virtudes de su marido y sobre los pros y los contras de las nuevas tecnologías. Rubén hablará de los problemas del hombre al que no le gusta el fútbol, del aburrimiento y de lo fantástico de llevar 25 años de casados. También contará cómo las mascotas manejan nuestra vida y qué pasa cuando cumplís los 40 y querés mantener el ritmo. Y yo voy a hablar de las propagandas que inundan la televisión, de cuáles son los requisitos para poder ser un superhéroe y de las fobias. Además voy a aprovechar para hacer un poco de catarsis contándole al público algunas cosas que me molestan como por ejemplo estar envejeciendo y darme cuenta de que todo cambia demasiado rápido para mi gusto”, enumeró la comediante.
—¿Por qué eligieron cada uno de esos temas?
—Dice Graciela que eligió esos temas por una obviedad: porque la vida es bella, pero hay que remarla. En cambio Rubén los eligió porque son parte de su vida diaria y prefirió analizarlos con humor en vez de que lo analice un psicólogo. Y yo porque vivimos en un mundo que cambia tan rápido que nos vuelve fóbicos, porque nos engañan todo el tiempo para vendernos cosas que no necesitamos y porque reírnos de nosotros mismos es un gran ejercicio para mantenernos jóvenes, al menos de espíritu.
Buscar la identificación
—¿Cómo es el proceso de creación de los guiones que se muestran en los espectáculos?
—Voy a tratar de explicarlo de una manera simple: hay que escribir, escribir y escribir para después pulir, pulir y pulir. El primer proceso es el de creación donde anotamos todo lo que nos pasa por la cabeza: ideas, recuerdos, palabras y temas sueltos. Mientras más escribimos, mejor. Después viene el segundo proceso que es el de la crítica donde al leer lo escrito lo vamos corrigiendo y retocando, agregando o quitando cosas. Entonces empezamos a delinear algunas ideas y la rutina empieza a tomar forma. Podemos hablar de muchos temas o de uno solo pero deben ser universales; lo ideal es evitar el uso de tecnicismos o palabras complejas y aplicar la economía de texto: menos es más, cuanto menos palabras usemos para llegar al remate, al chiste en sí, más efectivo será lo que digamos. No siempre escribimos cosas brillantes ni geniales de manera espontánea, por lo que debemos recurrir a la técnica para poder contar las cosas de tal modo que provoquen la risa del público. Para que se entienda, es necesario explicar que el stand up es básicamente humor autorreferencial y de observación, por eso cuando nos pasa o se nos ocurre algo gracioso o recordamos alguna situación cómica que vivimos, nos apoyamos en ese momento para desarrollar nuestra creatividad. Hacer stand up no es contar o improvisar chistes sueltos ni mucho menos hacerse el gracioso: si bien en algún momento se puede recurrir a la improvisación, para lograr una rutina efectiva hay que pensar, escribir, trabajar mucho siguiendo las reglas y utilizando las herramientas propias del género. Se podría decir que hacer stand up es pensar en voz alta y dar, de manera graciosa, un punto de vista totalmente personal sobre cualquier tema. Para mí, las dos cosas más importantes son tener en cuenta que la gracia no es lo que se dice, sino cómo se dice y que hay que tratar al público con mucho respeto para que sea nuestro cómplice y en lo posible, al menos en algún punto, se sienta identificado con lo que estamos diciendo.
Seguir creciendo
—En los últimos años se observó un crecimiento en la movida del stand up en Santa Fe y la región. ¿A qué atribuís este fenómeno?
—Creo que en parte se debe a que la televisión empezó a mostrar más programas del género y además empezaron a venir muchos comediantes de Buenos Aires. El comienzo fue muy duro, allá por 2014, porque prácticamente no había lugares para actuar y la gente no tenía ni idea de en qué consistía. Pero gracias al apoyo de un montón de personas, hoy son muchos los que conocen y van a ver shows de stand up. Hay una movida importante que espero siga creciendo, ya que casi todos los comediantes santafesinos que hoy actúan en el circuito fueron parte de Sarasa Company o alumnos de mis talleres. Lo mejor del stand up es que no se necesita mucho espacio ni tiene muchas necesidades técnicas, salvo un micrófono y un par de parlantes para que cada comediante pueda desplegar su humor, por lo que afortunadamente ahora hay lugares que nos permiten presentarnos o incluso nos convocan para hacer un show o participar en algún evento. Esto recién empieza. El viaje es largo, es muchísimo lo que falta por recorrer. Por eso espero que este camino que empecé a transitar hace 4 años sea cada vez más ancho y que cada vez seamos más los que llenemos de risa el lugar donde actuamos. La gente necesita divertirse, pasarla bien, reírse al menos por un rato para olvidar sus problemas y para eso estamos nosotros, los comediantes. Mientras pueda, voy a seguir subiendo a un escenario para hacer humor y dar lo mejor de mí. Por eso puedo asegurar que Sarasa Company sigue avanzando y que hay Tati Pérez para rato.