El hambre sigue aumentando, algo absurdo sabiendo que se producen alimentos suficientes para alimentar a todas las personas y que la alimentación está reconocida como derecho humano básico y fundamental desde hace casi 70 años, desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Según el último informe conjunto de FAO, OMS, UNICEF, FIDA y PMA sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, en Argentina, actualmente son 6 millones de personas las que a diario no pueden acceder al derecho vital de alimentarse adecuadamente.
Paradójicamente, se pierden o se desperdician un tercio de la producción de alimentos en el mundo: 1.300 millones de toneladas en el mundo, 127 millones en América Latina y el Caribe y 16 millones en Argentina. Esto es inaceptable para alcanzar una sociedad más justa, inclusiva y sostenible; y requiere de la atención urgente, de cambio de hábitos y medidas de impacto.
El Hambre Cero es el elemento central del mandato de la Organización de las Naciones Unidas, ya que se trabaja para garantizar que las personas tengan acceso a suficientes alimentos de alta calidad para llevar una vida activa y saludable.
En este sentido, Argentina no está exenta a estas tendencias y desafíos. La "nueva" Ley Donal, recientemente aprobada en el Senado de la Nación, recupera el Artículo 9 de forma que los donantes quedan liberados por los daños y perjuicios que pudieran producirse, siempre y cuando la donación se efectúe de buena fe y de acuerdo a la normativa y a los controles exigidos por el Código Alimentario Argentino.
Contar con un instrumento legal que posibilite y estimule la donación de alimentos; y en particular atendiendo a la necesidad social, es una clara señal que habilita, no solo la solidaridad o contar con programas de Responsabilidad Social Empresarial que se lleven adelante con un ejercicio mucho más pleno, sino que además en muchos casos, esas donaciones son la única posibilidad para que muchas personas se alimenten.
Pero este nuevo marco legal no es suficiente para abordar integralmente políticas alimentarias que deben visualizar el desarrollo humano en todo su potencial. Si no se complementa con otras medidas, seguirá siendo una solución parcial que responde a la "emergencia" o situaciones agudas de pobreza y riesgo alimentario. Por eso, resulta interesante que entre las diversas acciones contempladas se haga alusión a incluir la temática de seguridad alimentaria y nutricional y la forma de evitar el derroche de alimentos en todos los niveles educativos.
Un aspecto importante es la sensibilización de mensajes que convoquen a todos los actores del sistema alimentario, incluidas las empresas. Unilever y Carrefour, junto a la Secretaría de Agroindustria, con el apoyo técnico de la FAO, impulsaron la campaña #NoTiresComida. También están promoviendo la sanción de un proyecto de ley para crear en Argentina el primer Día Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, que con la colaboración del Frente Parlamentario contra el Hambre de Argentina, sería el primer país del mundo en contar con un día específico sobre la problemática.
La nueva ley Donal debe servir como un llamado a la acción que ayude a sumar aliados para aumentar las donaciones y reducir el desperdicio de alimentos. Sin embargo, lograr el Hambre Cero en Argentina requerirá un mayor compromiso político y apoyo financiero de todos los sectores de la sociedad.
Fuente: Seguridad Alimentaria y Nutrición, representación FAO Argentina (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).