Nancy Balza | [email protected]
Ícono o argumento. Necesidad o deseo. Especulación o fabulación. ¿De qué se nutre la política? ¿Qué vemos en una foto, qué ponemos en lo que falta y hasta qué punto podemos elegir?. Un abordaje de fondo, que parte de las “sillas vacías” de la política vernácula y desemboca en los pilares de la Semiótica, pasando por el cine de Hitchcock y la publicidad de perfumes.
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Primero fue la foto que se hicieron tomar Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Juan Schiaretti y Miguel Pichetto con el objetivo de lanzar el espacio Alternativa Nacional dentro del justicialismo y distanciarse de Cristina Fernández de Kirchner. Una escena con cuatro referentes reunidos, en un clima distendido, alrededor de una mesa con la cabecera vacía y -si se amplía un poco más el cuadro-, con varias sillas sin ocupar. Luego fueron ocho gobernadores y tres vicegobernadores que buscaron diferenciarse del sector anterior y publicaron su propia foto. Hubo otras antes y después, y habrá más: el año no terminó y estos últimos meses son apenas un anticipo de un 2019 que estará atravesado casi de punta a punta por elecciones en casi todos los distritos del país y que tendrá otras imágenes para compartir, para retratar un momento, circular por los medios y las redes y “decir” algo.
Pero, ¿cuánto dice una imagen? ¿Es cierto que dice más que mil palabras? “La imagen vale igual que mil palabras, pero dice otras cosas”, aclara Daniel Gastaldello, profesor de Semiótica en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL. Invitado por este diario, para reflexionar y alfabetizar -ya se verá que el uso del término no es ocioso- sobre la importancia de la imagen en la política, retoma conceptos de Barthes,
Peirce y Sarlo, y apela al cine de Hitchcock y a la publicidad para graficar sus argumentos.
“Para la Semiótica, la imagen es un texto más. Así como los objetos son un texto, lo que tenés puesto, la disposición de los objetos y los cuerpos en el espacio, los tránsitos, los comportamientos, todos son textos‘. Gastaldello se remonta a los años ‘60 y ‘70, “cuando Roland Barthes decía que todo lo que podemos simbolizar lo tenemos que pasar, necesariamente, por el filtro de la lengua. Si lo podemos pensar es
porque está en el lenguaje. Sin embargo hay cosas que la lengua no puede decir y para eso están los otros lenguajes. Y sobre esos otros lenguajes nacen disciplinas específicas. Nos guste o no, en el uso cotidiano tenemos que traducir y la traducción es lingüística. Hablamos, comentamos y especulamos sobre lo que vemos”.
- En política, esa palabra, especular, es clave.
- “Especular” tiene la misma raíz etimológica que “espejo”. Es decir que ponemos lo que nosotros somos, lo que queremos, podemos y a veces lo que debemos ver. La imagen está minada de operaciones que podemos rescatar para luego poner en palabras y hablar sobre eso. Otro término clave es la accesibilidad: cuando el dispositivo para tomar fotografías se hizo accesible, un lenguaje también lo fue. No es lo mismo ver la pintura de un rey que fotografiar vos mismo a un sujeto público. En el caso de la política es fundamental la imagen porque a veces es lo único que se dice. La Semiótica estudia cómo una imagen puede desencadenar ciertas interpretaciones y no otras. ¿Qué hay en la imagen para que se desencadenen determinadas interpretaciones? Lo que se disputan los políticos cuando se candidatean, antes que una imagen pública, es poder.
- ¿Están marcando territorio?
- Están haciendo el intento de marcar el territorio porque el poder está disuelto en muchas áreas y es fluido. Lo que hace un político -o cualquier sujeto que hace una acción que tenga efectos públicos- cuando aparece en una foto, aunque sea de fondo, es decir: “estoy aquí”, como si dijeran “estoy haciendo esto”. Y el “estoy aquí” es leído por un grupo social como “estoy haciendo algo acá” que no es lo mismo. Esa diferencia entre el estar y el hacer la repone el lector. Lo que intenta hacer ese sujeto en una serie de imágenes es construir la acción, como si fuera una novela en capítulos. Está construyendo un relato y con una sola foto no alcanza, necesita un bombardeo de imágenes que tienen que tener una coherencia. La construcción de la narrativa es fundamental en un político. No es la imagen aislada, es la serie de imágenes y, sobre todo, por qué esas imágenes y no otras se incluyen en la narrativa, por qué se puede hacer visible esa acción y no otra.
- ¿Qué pasa cuando esa imagen no está acompañada de un discurso, como con los dos gobernadores más Massa, Pichetto y las sillas vacías? ¿Nos quedamos con la imagen y la llenamos con lo que queremos?
- Hay que pensar a qué lector nos estamos refiriendo. Cambio de campo para entender este ejemplo: si ves publicidades de cualquier producto -autos, aceite, zapatos- de principios de siglo XX, son puro texto y alguna imagen. El texto lingüístico para la Semiótica de Charles Peirce se llama argumento: dice qué es el objeto, para qué sirve, cómo debe entendérselo. Son las razones por las cuales ese objeto conviene a tu vida. Y para ese autor, la imagen que acompaña ese texto es el ícono (que en esos casos era accesoria). A medida que pasa el tiempo, el texto publicitario se va reduciendo y la imagen gana protagonismo: el ícono, que no tenía ningún sentido en sí mismo sino que acompaña al texto, va tomando protagonismo y el argumento va disminuyendo. Eso quiere decir que los argumentos no importan y lo que interesa es la imagen de lo que se va a consumir. Nos transformamos en una cultura que consume imágenes en lugar de argumentos.
- Como las publicidades de perfumes que no ofrecen información y son pura imagen.
- La publicidad de perfume tiene el gran problema que es el del sentido (el olfato). ¿Cómo hacés para reponer un sentido olfativo en una imagen que es visual y audiovisual? Es imposible. Pero si una persona cree que tiene un “problema” como la falta de juventud, de belleza y popularidad, creerá que lo resuelve este perfume. En función de este problema que no es real, se instala la construcción de la necesidad y se desarrolla una narrativa que generalmente es épica, de una figura heroica que se sobrepone a un problema gracias al perfume. Y acá podríamos cambiar la palabra perfume por político. ¿Cuál es la función del político? Resolver un problema y argumentar que para resolver ese problema necesita de la aprobación de un grupo social. Beatriz Sarlo es muy clara cuando dice que los últimos políticos, los neopolíticos, no se refieren a cuáles son los problemas y cómo los van a resolver sino a los deseos de la sociedad. Entonces, todas las imágenes están en torno a la realización de esos deseos, igual que los deseos que instala un perfume. Volviendo a la publicidad, tomás cualquier revista y te encontrás con el ícono, a veces fotografiado o dibujado. Tiene algunos rasgos que remiten al objeto. Un cierto grupo social muy familiarizado con este producto se ha hecho experto en leer íconos y en darles sentido y en ese proceso pone mucho de sí mismo. Es un invento de los últimos tiempos: te doy algo para que vos lo completes y, cuando lo completás, le das el sentido y obviamente lo vas a comprar porque vos mismo lo fabricaste sin saberlo.
Es como hacía Alfred Hitchcock, que en sus películas no mostraba al asesino o a la amenaza, sino que daba algunos indicios de que estaba y el espectador reponía lo que faltaba con lo más aterrador de sí mismo. ¿Por qué asusta la escena paradigmática de Psicosis? Porque no muestra nada. ¿Por qué intriga tanto la silla vacía? Porque el espacio vacío es una interrogación; y en la imagen, no mostrar es decirle al otro que ponga lo que quiera, lo que pueda o lo que deba.
- ¿Es posible que en política el ícono se devore al argumento y que todo sea imagen?
- Actualmente todo es imagen. El ícono se devora el argumento y además tiene otras posibilidades y una apertura que lo lingüístico no tiene. Lo lingüístico dice un nombre y un apellido; la imagen, para reponer un nombre y un apellido, tiene que mostrar al sujeto o a los que acompañan simbólicamente a ese sujeto. Pero cuando no dice nada, queda abierto el juego (de la especulación, y es especulación es fundamental para cada político).
- Estamos en un momento de exacerbación de la imagen.
- Y sobre todo de mucha ignorancia, porque no estamos alfabetizados en lo visual.
- Y sin embargo usamos todo el tiempo el recurso visual.
- En lo que somos expertos es en escuchar historias y en fabular. Por eso, en los programas de chimentos tenés historias que no tienen sentido, salvo la discusión en sí misma y por eso, con tanta facilidad, un programa de chismes se puede convertir en un programa político, porque lo único que cambia es el objeto de discusión. No somos expertos en analizar lo icónico pero si en construir historias y en especular. Después están las urnas y en eso se juega lo que imaginamos porque lo volvemos real.
- ¿Cómo se alfabetiza en lo visual y audiovisual?
- Ahí entramos en el plano de lo educativo que también tiene que ver con lo político. Pienso que los primeros damnificados en la vida política eran los que no podían votar o no sabían a quién habían votado. Esos ciudadanos eran analfabetos, y esa era una condición básica para poder manipularlos. Seguimos teniendo cierto grado de analfabetismo y sobre todo visual, sólo que ahora tenemos el derecho de votar. Pero las transformaciones en lo educativo llevan mucho tiempo y requieren de la conciencia de quienes estén en ese momento a cargo de esas políticas educativas para identificar esto como un problema. Y todavía las redes sociales son vistas como un medio, no como un lenguaje, y la imagen como el acompañamiento de un texto lingüístico. Tenemos una cultura logocéntrica, como si solamente habláramos con las palabras, cuando fuera de la “camara gesell” de la escuela, la vida pasa por lo icónico y los simbólico. La alfabetización visual y audiovisual debería empezar en las escuelas. ¿Por qué alfabetizar en lo visual? Hay que darle un sentido a eso.
- ¿Por qué se debería dar Semiótica?
- Sería esa materia que viene a ayudar a estudiar los lenguajes y que actualmente sólo se enseña en las carreras de Comunicación, de Letras y en Arquitectura. En los medios no hay una lectura semiótica, hay una lectura desde las ciencias de la comunicación donde el lenguaje es transparente y que utiliza la Semiótica como una herramienta accesoria. Pero para la Semiótica, la comunicación no existe como tal, siempre hay algo que la está mediando y que altera y manipula el objeto al que nos referimos. Si eso se enseñara desde temprano en las escuelas tendríamos, creo, otro tipo de lectores. Después, están los medios que también podrían formar en semiótica pero sería contraproducente que digan cómo ser leídos ellos mismos. Imaginate un lector que, ante la foto de una silla vacía, en lugar de preguntarse ¿quién falta?, se preguntara ¿por qué este medio me muestra esta foto y no otra?, ¿qué quieren que piense y por qué?